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Styles 5

Un chillido de parte de mi madre me hace abrir los ojos de golpe. Trato de hacer que mis pálpitos se calmen, ya que menudo susto me dio ese sonido fino y alto. Me siento sobre la cama y bostezo. Luego de unos segundos mirando a la nada, me dirijo a mi armario para cambiarme de ropa: jeans azules, camiseta rosa y vans negras. Ato mi cabello rubio en una coleta alta.

Abro mi cortina como todos los días, solo que esta vez con esperanza de ver a Harry en la suya. Así como si los dioses me hubieran escuchado, el rizado se encuentra sentado en un sillón al lado de le ventana. Alzo una ceja al ver que se mantiene ocupado tocando una guitarra.

En mis labios se curva una sonrisa torcida mientras observo como frunce el ceño y anota cosas en un cuaderno. Al parecer el chico compone música.

—Mia, voy a trabajar...—escucho a mi hermano hablar—. ¿Ya estás mirándolo?—pregunta ahora exasperado.

— ¡Eres tan insoportable!—exclamo dándome vuelta para mirarlo a él.

—Pasaba a decirte que me voy a trabajar y que dejé comida en la mesa. Mamá y papá acabaron de salir de compras y Leslie fue a buscar a Jonah a la escuela.

— ¿Qué hora es? Y, ¿por qué mamá gritó tan fuerte?

—Dos y media de la tarde. Papá le tocó el culo.

— ¡Qué asco!—grito.

—Lo sé. Me voy, deja de mirar al gay. Adiós.

Ruedo mis ojos para evitar contestarle. Comienzo a creer que no es tanto el odio que él les tiene a los homosexuales si no que su rabia se debe a que está celoso de mí. Nunca había visto a un Henrie tan indeseable, él siempre fue una persona amorosa conmigo. Esa es una de las razones por lo que estoy aguantando más de lo que debería: él se merece que lo haga, porque es la primera vez que se comporta de esta forma.

Él vendría a ser Justin y yo Alex si nos encontráramos en "Los hechiceros de Waverly Place". A pesar de que no soy problemática, Henrie siempre fue el que enorgulleció a la familia. Es brillante en los estudios, nunca en su vida ha sacado menos de diez en una prueba y las veces que ha visitado al director fue porque el profesor le mandó llevar algún papel o algo por el estilo. Nunca hizo algo fuera de las reglas. Hace varios meses -y sin el agrado de mis padres- decidió comenzar a trabajar en un local para de esta forma recaudar la mayor cantidad de dinero posible para pagar alguna universidad prestigiosa. Además de esto, con su trabajo ha pagado nuestras entradas para ver a Coldplay.

Por eso y varias razones más me siento la oveja negra de la familia. Mientras mi hermano menor trabaja para ir a la universidad, yo me encargo de no hacer nada. Bueno, ahora al parecer comenzaré la escuela pero mis días hasta comienzan a ser aburridos. No tengo verdaderos amigos porque mis tres mejores amigas viajaron a Estados Unidos ya hace años, mientras yo sigo aquí. Por tanto, hasta me hará mejor terminar la escuela y quién sabe, quizás termino estudiando alguna carrera.

Bajo las escaleras dando rápidos saltos. Al llegar a la mesa de la cocina puedo ver un plato con pollo y arroz. Arrugo la nariz. No me gusta el arroz.

No obstante y para mi propia sorpresa, decido sentarme y comer de todas formas. Es así como algunos minutos más tarde termino de almorzar. Entonces vuelvo a subir las escaleras de mi dormitorio, dirigiéndome directamente a mirar por la ventana. Pero lamentablemente no puedo ver al rizado allí, lo que me decepciona un poco.

El sonido del timbre de mi casa me hace dar un respingo. Ya sin ganas vuelvo a bajar los mismos escalones, ahora dirigiéndome a la puerta.

Cuando la abro sonrío ampliamente.