Styles 9

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Apenas termino de perfeccionar el moño en mi cabello, lo suelto con furia por lo formal que se ve en el espejo. Suspiro antes de intentar hacer otro peinado sencillo pero bonito con tres horquillas que simulan el color rubio platinado de mi pelo. Con un algodón me ocupo de borrar un poco la pintura de mis ojos, ya que parezco haberme excedido en el maquillaje.

—Oye Mia, estaba pensando que no tengo idea que ropa usar para el concierto. ¿Te has dado cuenta que es este fin de semana?—dice Henrie apoyado en la puerta de mi baño.

—Supongo que jeans, y una camiseta bonita—replico con simpleza mientras con mi boca abro la horquilla para ubicarla en el lugar que mi otra mano indicaba.

—¿Tu qué usarás?—pregunta una vez más. Ruedo mis ojos pasando el peine una vez más por mis rizos.

—No sé, leggins y algo lindo arriba. Quiero estar cómoda para saltar de emoción sin problemas.

—¿Qué te parece si vamos al shopping a comprar ropa?

—Está bien, mañana después de la escuela—digo asintiendo. El timbre de la casa suena con fuerza, y el peine se me cae—. Ve a abrirle a Harry, dile que ya voy—pido. Mi hermano se da vuelta y sale casi corriendo. Él es algo insoportable, pero es buena persona.


Camino a mi dormitorio y me miro en el gran espejo de me deja ver mi cuerpo entero. El vestido blanco de mangas largas se extiende hasta un poco más abajo de la rodilla. Unos vuelos torcidos impactan mis pechos como chocandose entre sí con algunas decoraciones en plateado como fin del escote. Me pongo los tacones grises lo más rápido que puedo. Al terminar tomo mi teléfono y salgo de mi cuarto corriendo. Bajo las escaleras y mi boca se seca al ver a Harry parado en la puerta con un hermoso traje de gala negro, camisa blanca por debajo y corbata rosa.

Mi hermano y él se miran expectantes, y el lugar parece sumido en sus duras respiraciones. Hasta puedo contar con mis dedos sus parpadeos en los varios segundos que permanezco mirándolos nerviosa. Camino hacia ellos y mis tacos chocando contra el piso no llaman su atención, y logro entenderlo. Henrie lo odia, y a nadie le gusta percibir su odio.


—¿Nos vamos?—digo ahora sí logrando que los dos me miren. Pero es la mirada de Harry que me hace sentir un escalofrío, porque recorre mi cuerpo con sus ojos verde esmeralda y una sonrisa en su boca.

—Sí, claro—murmura. Henrie suelta un gruñido pero yo lo ignoro y sigo a Harry mientras éste camina hacia su auto. La noche ya ha caído en la ciudad, y recién en ese momento pienso que no debemos quedarnos hasta muy tarde porque tenemos clases mañana.

(...)





Cuando el vehículo del rizado se detiene giro mi cabeza para ver el lugar. Es un restaurante bastante lujoso, como él había indicado. Por esta razón he trabajado un poco más en mi vestuario formal, para no hacer el ridículo. Abro la puerta y bajo mientras él también lo hace. Una sensación de felicidad invade mi cuerpo y no entiendo porque me gusta tanto estar al lado de Harry.

Nuestra mesa está a un lado de la ventana, por lo que podemos ver las calles sin problemas.


—¿Te gusta el lugar?—pregunta mirando el menú.

—Me encanta—digo—. ¿Qué rayos son estas comidas raras?

—Ni idea, tu pide alguna al azar. Siempre hago eso—río ante sus palabras.

Su teléfono comienza a sonar y lo toma rápidamente. Permanezco mirándolo mientras sonríe feliz leyendo un mensaje. Siento curiosidad mas no soy capaz de preguntarle quien es, sería descarado hacerlo porque a mi no me gustaría que él lo haga.


Algunos minutos más tarde de que pidamos la comida, un camarero nos la trae. Lo que yo he pedido es una carne con queso, arroz primavera y otras cosas que no logro distinguir su nombre. Realmente ha sido al azar, porque nada de lo que leía en el menú era conocido para mis ojos.

Una agradable charla se forma entre Harry y yo. Poco a poco me cuenta sobre su vida, su endemoniado padre, la forma en la que lo trataba. Su madre Anne, que a pesar de no estar de acuerdo con las actitudes de su marido no podía encontrar la forma de detenerlo, porque le tenía miedo. Cada palabra que sale de su boca agrega un golpe más de los que tengo ganas de darle a ese hombre, porque ser bisexual no es excusa para la violencia, mucho menos si es su propio hijo. Tiene su sangre, sus rasgos, es su familia. Y Harry es tan amoroso que no lo odia, no puede hacerlo. Porque a diferencia de su padre no puede atentar contra el hombre que le dio la vida, y se la arruinó también.


—Iré al baño—dice parándose. Asiento y lo veo irse caminando. Me río de su forma de caminar, parece un gigante como el de las películas. Pero uno hermoso.


Los minutos pasan una vez más, pero esta vez me preocupo por la demora de Harry en el baño. Por lo tanto decido ir a buscarlo, nadie ocupa tanto tiempo.

—¿Harry?—digo en la puerta.

—Ya cállate Luke, no puedo hablarte ahora—escucho su divertida voz—. No importa que estoy haciendo, solo me debo ir—me apego a la pared y cierro los ojos—. Besos, te quiero. Sueña conmigo, ¿eh?—dice en un tono tierno.

Corro a la mesa una vez más, y al llegar suelto un suspiro. Siento una presión en el pecho. Me estaba mintiendo, está con Luke.


—Siento la demora, había mucha gente—subo la cabeza para mirarlo sonriente. Asiento levemente con un nudo en la garganta—. ¿Estas bien?

—Genial, mejor que nunca—sonrío falsamente.

—Hay algo que quería decirte—alcé una ceja con esperanzas de que me cuente la verdad—. ¿A ti te molesta que a me gusten los hombres también? Porque yo creo que...—lo interrumpo.

—No me molesta, solo somos amigos. No debería importarte tanto mi opinión—indico tomando la copa de vino entre mis dedos.

—Es que yo no quiero que seamos solo amigos—bajo la cabeza—. Pensé que tu tampoco lo querías, me dijiste que gustabas mío.

—Lo hacía—murmuré mirándolo a los ojos—. ¿A qué estas jugando Harry? ¿Por qué actúas tan infantil?—preguntó sintiendo un dolor en la barriga. Ese sentimiento de angustia se deposita en mi cuerpo con tan solo pensar lo horrible que es ser un juego para el hombre que te gusta.

—¿Qué juego Mia? Tu me gustas, eso no es un juego.

—¿También te gusta Luke? ¿Cuál de los dos te gusta más?—abre sus ojos en demasía—. No pensé que serías así, creía que eras decente. Odio a los hombres que juegan con las mujeres. Y como si fuera poco no compito con una mujer—me paro de la silla.

—¿Eso es lo que te molesta? ¿Qué sea hombre?—pregunta haciendo lo mismo que yo.

—¡Me molesta que me hagas creer que me quieres cuando estás con otro!—exclamo sin gritar tanto para no llamar la atención—. No quiero armar una escena aquí, así que evita intentar explicar cualquier cosa, tengo todo bastante claro—digo para caminar rumbo a la puerta de salida.

Dejando allí mis últimas esperanzas en creer en un hombre que miente. Y ese dolor en mi me acompaña haciéndome saber que es todo mi culpa, que nunca debería haberme fijado en un tipo así, quizás Henrie tenía razón.

Bisexual » Styles |cancelada temporalmente|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora