Styles 8

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Tres días parecen apoderarse de mi corazón para llevar mi cerebro al lugar que querían. Los ojos de Harry se ven plasmados en los de cada persona que me haga mirarlo, sus rizos no se encuentran en cualquier lugar, su sonrisa con hoyuelos es mirada por mí con anhelo de poder verla toda mi vida. Puedo admitir que en poco tiempo me he vuelto una tonta y amorosa rubia que le gusta un chico que de vez en cuando la mira, porque a pesar de vivir en tanta cercanía, nos vemos solo en la escuela.

Deseo volver el tiempo atrás para acariciar mis labios húmedos con los suyos, y ser castigados por el mismísimo director. Hasta me gustaría volver a pasar aquella vergüenza de ser los más grandes de la clase y que nos grite la autoridad máxima de la escuela para volver a besarlo, solo una vez más. Parece como si él no sintiera lo mismo, porque las horas pasan en la espera de alguna señal que nunca llega.


Entro al cuarto de baño para cambiar mi uniforme acalorado por shorts negros y musculosa rosa. Mis pies permanecen descalzos, haciendo que el frío del piso sea transmitido por ellos y que mi cuerpo deje de sentir tanto calor.

Miro la ventana cerrada y suspiro intentando ignorar las ganas que siento de abrirlas y ver a Harry allí. Siquiera yo puedo entender lo que me está pasando con él. No estoy enamorada, pero si no lo evito de alguna forma sé que voy a terminar a sus pies, más de lo caída que estoy ahora. La diferencia es que en estos momentos me podría levantar, y si no paro quedaré tirada por un largo tiempo. De tan solo pensarlo un escalofrío recorre mi espina dorsal.


Aunque realmente no me importaría mucho saber que sufriré si tengo la certeza de que estaré con él algún tiempo. Yo no lo conozco tan bien, pero todo en su ser me atrae y encanta. La forma en la que se ríe, habla, mueve es tan pura y exquisita.

Yo sólo quisiera entrar por algunos segundos en su cerebro para saber si él piensa en mí aunque sea algunos minutos de su vida. Porque siento que él no lo hace, y quisiera que lo haga.




Ato mi cabello en una alta coleta luego de suspirar por tercera vez. Tomo un cuaderno para comenzar a garabatear. Los dibujos se dibujan solos, como si mi cerebro estuviera en otro lado, y mis manos se mueven sin orden alguna. Y justo eso ocurre. Mi cerebro sigue en el mismo lugar que intenté evitar cuando decidí dibujar: Harry. Comienzo a pensar que necesito amigas para distraerme un rato.

Es ahí donde recuerdo que dos chicas me invitaron a salir juntas hoy, porque según ellas yo les agrado y como no conozco a nadie en la escuela ellas estarían gustosas de ser mis amigas. Al principio me ofendió que piensen que estoy sola, pero cuando me di cuenta que tienen razón se me pasó. Hoy saldría con ellas, porque debo despejar mi mente.

(...)






Termino de alisar mi cabello y desenchufo la plancha para guardarla en el lugar. La ropa que dejé en mi cama es vestida por mí en solo algunos minutos: falda verde agua, top blanco y tacones bajos del mismo color. Mi maquillaje es bastante simple, porque no me gusta sobre-pasarme con la pintura, prefiero estar un poco natural.


— ¿Saldrás?—me doy vuelta para ver a mi madre parada en la puerta.

—Unas chicas de la escuela me invitaron, y creo que está bueno hacer amigas—digo poniéndome uno de mis perfumes.

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