Bisexual » Styles |cancelada temporalmente|

Styles 6

-Mia-escucho un susurro en mi oído-. Despierta bella durmiente-vuelve a hablar. Pestañeo algunas veces y la luz del sol que entra por la ventana me encandila. Muevo mi cabeza varias veces antes de girar la cabeza para ver a Harry recostado en mi pecho-. ¿Sabes? En esta posición parecería que tú eres el hombre y yo la mujer-dice riendo. Mis brazos están alrededor de su cintura, y una de mis manos sobre su cabeza. Me muevo incómoda para darme cuenta que estamos en el sillón a un lado de la ventana de Harry. Ya ni recuerdo cuando me moví hacia allí.

- ¿Qué hora es?-pregunto con la voz ronca.

-Nueve y media-responde el rizado luego de verificar su teléfono. Me levanto para buscar el mío, que se encuentra a un lado del sillón. También noto la guitarra de Harry junto a un cuaderno, el mismo que había visto ayer cuando él lo escribía.

Busco el baño, y al encontrarlo entro para ordenar un poco mi pelo en una coleta alta. Al volver al cuarto puedo ver a Harry sentado en la cama, mirando al piso.

-Me encantó su canción. Canta muy bien-murmuro. Él levanta la cabeza y me regala una de sus sonrisas que pueden llegar a iluminar una sala oscura.

-Gracias.

- ¿Por qué estaba llorando? ¿Era por su ex novia? ¿Rosie?-pregunto suavemente.

-No estaba llorando por nada en particular. Son solo... Problemas-responde haciendo que nuestros ojos conecten. Se me seca la boca, por lo que tengo que esperar algunos segundos para poder volver a pronunciar alguna palabra.

-Si usted quiere, estoy aquí para escucharlo. Hace bien sacarse todas esas cosas feas de adentro, porque solo hace que duela mucho el corazón-digo intentando encontrar una forma para saber sus problemas.

-Son solo cosas feas que me han ocurrido en la vida, personas feas más bien-susurra-. Mi padre está en primer lugar de la lista.

- ¿Por qué?-me siento a su lado en la cama. Harry apoya su cabeza en mis piernas, lo que me sorprende al principio, aunque de todas formas mis dedos no demoran en viajar hacia sus rizos y acariciarlos con lentitud.

-Cuando él se enteró que yo tenía un novio, la primer pareja hombre que tuve, él enloqueció. Desde ahí mi casa era un calvario. Cada cosa que decía encontraba una forma de dar vuelta las cosas para hacerme quedar como un gay de mierda. Pero no paró allí, luego de una semana él... Se puso agresivo conmigo. -Por un momento parece que comienza a faltarme el aire, mas no permito que esto corte la narración de Harry, ansío mucho por saber sobre la historia-. Me insultaba y pegaba con el primer objeto que tenía. No parecía mi padre, no era aquel hombre que tomé como ejemplo.

- ¿Y su madre?

-Ella no pudo controlarlo. Entonces fue mi decisión escapar de la casa. Eso fue hace tres años. Por eso no terminé el último año de escuela, estaba con mi cabeza en otro lado-se da vuelta, haciendo que -todavía estando sobre mis piernas-, su cabeza quede hacia arriba. Acaricio sus mejillas con suavidad, totalmente herida por lo que escucho salir de sus labios.

-Yo, lo siento. Es terrible todo eso. No entiendo como hay personas que se ponen así con los homosexuales. Es cierto que no es la cosa más normal del mundo-alza una ceja-. Pero son personas con sentimientos y algunos son un amor. Como usted-digo presionando mi dedo en su nariz como se le hace a los niños pequeños mientras arrugo mi nariz. Ríe por mi acción, y no puedo hacer más que reírme junto a él-. ¿Por eso lloraba?

-Supongo. Hay veces en las que ni uno sabe porque llora. Solo quería desahogarme.

Su voz se repite una y otra vez al llegar a mis tímpanos, haciendo que disfrute la exquisita sensación que produce en mí la lenta forma en la que habla. O como sus labios rosáceos parecen haber sido delineados por el labial más hermoso que ha encontrado. La forma en la que su piel parece una porcelana cuando la miras, pero al tocarla puedes sentir que no es para nada firme, sino que la puedes acariciar sintiendo el calor de esta. Además de ese brillo en sus ojos que justo ahora transmite dolor, pero sigue siendo tan tierno como siempre; porque aunque su dueño sufra la más terrible de las desagracias no habría forma de apagarlos. Son como la luz del sol, en una versión mejorada.