Y ahí estaba, la cláusula de los amantes, si él podía tener a Rebeca y a alguien más, Fluke también podía. Sonrió molesto, él era Ohm Thitiwat, y Rebeca era Rebeca, mientras Fluke, solo era Fluke, ¿Cómo podían igualarse?, pero mientras el pequeño fuera discreto al igual que él, no se inmiscuiría. Aunque no imaginaba a él joven Natouch en un amorío mientras estuvieran casados, pero obvio que no lo conocía, además Fluke Natouch era homosexual, no sabía por qué tenía altas expectativas en él, dio un largo trago a su bebida, el estrés y preocupación por su vuela lo estaba afectando.
Siguió leyendo, y esto si le sorprendiendo, Fluke pedía dinero, su dinero, no lo esperaba. No era la mitad de su fortuna, pero sí bastante considerable, sin importar el tiempo que durara la farsa, él quería su recompensa. Se levantó son las hojas en la mano, sin poder creerlo.
Su celular volvió a sonar.
-Kao, acabo de leer el contrato.
-La abogada de Natouch acaba de llamarme, quiere que nos reunamos.- anuncio.
-Obvio que tenemos que hacerlo- rugió su amigo.
-En tres horas en el restaurante Mezzaluna, y quiero que te tranquilices, Fluke no está pidiendo nada fuera del otro mundo.
-Eso ya lo veremos- termino la llamada, la cuestión no era el dinero ni los amantes, sino que se suponía que Fluke aceptaría todo sin rechistar.
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Fluke salía de clases, no quería separarse de su hermana y su novia, pero tenía que aparentar que todo estaba bien. La visita de Piper había distraído a sus padres obsesionados con la boda. Ella era bastante genial, y sus progenitores estaban encantados con ella, el también, lo admitía, estaba más que feliz por su hermana. Piper era una mujer madura, le llevaba como diez o más años a Samantha, era raro ver a su melliza tan complaciente, y no en el mal sentido, ya que su novia la miraba y trataba como lo más preciado.
No sabía cuándo Samantha les confesaría la naturaleza de su relación, pero todo marchaba de maravilla. Hacia un día que Piper había llegado, y todos habían ido a recibirla al aeropuerto, esto por la insistencia de sus progenitores, era raro que su hermana llevara amigos a la casa y más si viajaban doce horas. Al principio la situación había sido algo incomoda, pero Piper era tan risueña y parlanchina, que eso había alivianado el ambiente.
Los había saludado en un tailandés muy fluido con tanta confianza y tan feliz, no estaban acostumbrados por su cultura a esa familiaridad, pero conforme las horas pasaron, ya los tenía comiendo de su mano.
Sonrió frente al espejo, no esperaba menos para su amada hermana. Era cierto que estaba más que nervioso por la cita que tendrían en una hora, pero era algo que tenía que ser. Cuando leyó la modificación del contrato matrimonial había protestado, no quería el dinero de ese hombre, pero como le había explicado su cuñada, no era el dinero en sí, era el hecho de que Thitiwat se veía celoso de compartirlo con el. Y lo de los amantes, era por su orgullo, no podían obligar a esa persona a dejar su promiscuo estilo de vida, y era obvio que lo había estipulado en el contrato pata tratar de humillar de nuevo a Fluke. Trataban de que él, no perdiera tanto. Era lo mejor que podían hacer ya que no estaba dispuesto a cancelar el matrimonio.
El castaño se sentía culpable, por arrastrarlos a todos ellos en esa maldita mentira. Pero no podía pedirle ayuda económica a nadie, ni a sus padres ni hermana. Era estúpido de su parte, pero no podía ceder. El mundo se regía por dinero y apariencia, y el, un gay hijo de un servidor de su país, no podía hacer menos que eso.
Se levantó lentamente y fue a tomar su celular. Como ya esperaba, tenía llamadas y mensajes de Ohm, los paso de largo y fue hacia el Whatsapp, los mensajes que le había enviado a Dean estaban en visto. Lo entendía, ¿Como su mejor amigo le había ocultado que se iba a casar en unos días?. Suspiro cansado.
-¿Por qué tardas tanto?- cuestiono Samantha entrando en su recamara.
-¿Cuántas veces te he dicho que debes tocar antes de entrar?- pregunto Piper detrás de ella.
-Es mi hermano, está acostumbrado.
-Sam- dijo sonriendo con indilgencia la mayor.
Fluke empezó a reír muy a su pesar, ellas eran tan tiernas.
-¿De qué te ríes?- cuestiono su hermana.
-Son tan tiernas- confeso el castaño mirándolas muy sonriente.
-¿Tiernas?- pregunto la pelinegra subiendo sus cejas.
-Desvarías hermanito- dijo avergonzada Samantha.
-Lo que tú digas- dijo guiñándole un ojo a su cuñada, quien le regalo una sonrisa.
-Debemos irnos- les dijo Fluke.
-Al mal paso darle prisa- susurro Piper tomando la mano de Samantha.
-Papá fue al trabajo y mamá también salió temprano donde su amiga Kulap, a asesorarse sobre bodas y despedida de solteros griegas.- anuncio la rubia bajando los escalones.
Tomaron uno de los muebles de la familia, prescindiendo del servicio del chofer.
-¿Estas segura de que sabes llegar?- cuestiono Samantha abrochándose el cinturón de seguridad.
-Google maps lo sabe cariño- respondió encendiendo el motor del coche.
-Amo la tecnología- dijo Fluke desde el asiento de atrás.
-Mi cuñado confía en mí, ¿Por qué tu no?- cuestiono la mayor, arrancando.
-No es que no confié en ti, pero nunca has manejado en Bangkok.
-Nada de lo que me tenga que asustar.- sonrió tomando más velocidad.
Después de veinte minutos de camino, llegaron al lugar acordado. Piper se estaciono en uno de los lugares vacíos.
-Ya saben que hacer- los miro apagando el motor- tranquilos y como si todo fuera de lo mas normal.- ordeno la mayor.
-Si señora- contesto Samantha.
-Excelente- salió del auto y cerró la puerta y fue a abrrile la puerta a su cuñado y su novia.
-Eres más caballeroso que muchos hombres que conozco- alago el castaño.
-Suele pasar- le respondió la mayor.
Tomaron el elevador hacia la planta indicada.
-Hemos llegado- anuncio la rubia que había tomado la mano de su novia y su hermano.
Con pasos lentos se dirigieron hacia la mesa que habían apartado. Tomaron su lugar y pidieron agua mientras esperaban.
-Esperamos a alguien- dijo Piper al ver que la mesera no se iba.
-Regreso más tarde- anuncio la chica y se alejó de la mesa.
-¿Llegamos muy temprano?- les pregunto Fluke.
-Estamos justo a buena hora, diez minutos antes- respondió su cuñada.
-Quiero ver su cara- confeso Samantha- quiero ver cómo ve sus planes caerse.
-Su plan no se cae, solo se modifica, y no creo que eso le afecte- respondió muy serio el castaño.
-Ahí vienen- les advirtió Piper reconociendo al magnate que se acercaba a ellos.- Un placer soy Piper Oliver- se presentó levantándose de su silla. Sabía que Thitiwat no se presentaría sin su abogado.
-Kao Nine, abogado del señor Thitiwat- respondió un hombre un poco más bajo que el mencionado.
-Por favor, siéntense- invito la mujer.
-Buenas tardes- saludo Ohm, su presencia imponía.
-Todavía no pedimos- Dijo la melliza.
-Justo a tiempo- sonrió el abogado.
La mesera de antes llego y les dejo el menú.
-Me sorprendiste- confeso Ohm mirando a Fluke y después el menú.
-Quisiera decir lo mismo- contesto este tomando la carta.
-¿Eso es un alago?- miro al pequeño bajando el menú.
-Ya quisieras- se obligó a leer la carta con el menú.
-Sugiero que comamos y después tratemos el asunto- interrumpió Kao la riña entre su amigo y su prometido.
-Estoy de acuerdo-concordó Samantha.- quiero el Fish and chips- pidió un platillo sencillo en Londres, no sabía que más hacer, estaba nerviosa.
El resto pidió su comida, no podían hacer más.
Cenaron en total silencio, todos estaban a punto de brincar.
-Nos trae Macallan por favor- pidió Ohm al ver que nadie hablaba.
-Buen gusto- opino la abogada- pero a mí me gustaría cerveza de barril.
-Yo el mejor champan- dijo Kao.
-Yo cerveza normal- dijeron al unísono los mellizos, lo que causo su risa involuntaria.
-Recibí el contrato, algo diferente a lo que se había estipulado- comenzó Kao.
-Si usted ha leído bien, no estamos incumpliendo las normas- le dijo Piper mirándolo muy seria.
-Pero es notable el cambio de lo que mi cliente pide a lo que ustedes ponen.
-Es obvio ya que su cliente no está considerando la garantía de mi cliente.-la mujer los miro intensamente, sabiendo que estos no podrían refutar.
-La garantía de la ayuda a esos niños en México es más que suficiente- dijo el magnate.
-Lo que usted hizo señor Thitiwat, fue chantaje- puntualizo Piper, después de unos segundos en los que nadie más dijo nada ella siguió- y eso es contra la ley. Me sorprende que dos hombres inteligentes tuvieran tal descuido, ya que si ese contrato llegaba a manos de la policía, ambos estarían en un aprieto.- termino satisfecha.
-La verdad se ha dicho- dijo sin poderse contener la rubia.
-Mi cliente accede a los términos que ustedes presentan- se levantó el abogado siendo imitado por su amigo.
-Te llamare- miro duramente a su prometido y salió del lugar.
Miraron que el señor Nine, se dirigía a la barra de la entrada, probablemente a pagar la cuenta.
-¿Realmente fue tal fácil?- le pregunto el castaño a la mayor.
-Les dije que el chantaje, aunque disfrazado de contrato, no deja de ser chantaje- le sonrió tomando la cerveza que acaba de llevarle la mesera, y se la tomo toda de golpe.
-Eso es saber beber cerveza- dijo sorprendido.
-Uno de mis tantos talentos presumió la pelinegra- dejando el tarro sobre la mesa.
-No es talento beber como leñador- la regaño Samantha.
Fluke y su cuñada se soltaron riendo.
-Vámonos- ordeno el castaño levantándose de su asiento, no quería estar más en ese lugar.
Todo había salido conforme lo habían planeado, Ohm Thitiwat no había puesto resistencia, pero no se sentía feliz, solo había protegido parte de su orgullo.
-Fluke, ¿Estas bien?- cuestiono la mayor.
-Todo en orden- respondió.
-Vamos, los guio hacia el coche.
Fluke estaba sorprendió y decepcionado. No podía creer que había sido tan tonto, era obvio que el chantaje era un crimen, más si se disfrazaba como contrato, como les había dicho Piper el día anterior. ¿Cómo se dejó engañar por Ohm Thitiwat?, realmente era bastante ingenuo.
Regresaron a la mansión Natouch.
-¿Estas bien?- cuestiono su hermana bajándose de la camioneta.
-Lo estoy- le sonrió.
-Parece que sus padres no han regresado.- anuncio la pelinegra entrando a la casa y reverenciando a Martha.
-Bienvenidos- los saludo la canosa.
-¿Dónde están mis padres?- pregunto Fluke.
-Ellos no han vuelto- informo- su padre sigue en el trabajo y su madre no dijo a donde iba.
-Gracias Martha- respondió Smantha jalando a su hermano escaleras arriba.
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Ohm regreso a su mansión, estaba cabreado, más que nunca. Kao lo siguió, despachando a la servidumbre.
-Tenemos que calmarnos- le dijo a su amigo.
Ohm lo ignoro y fue directo al mini bar, se sirvió una bebida.
-Sé que no salió como lo esperamos, pero no fue tan mal.
-Se supone que me defiendes- le grito.
-Lo sé, pero seamos realistas, el contrato que me pediste no es lógico.- lo miro disgustado.
-Eso no importa, él tiene que hacer lo que le pido- exclamo furioso.
-Esto es lo que tienes- aventó el sobre- la vida no es como tú la pides Ohm. Creímos que al ser Fluke tan ingenuo todo saldría a pedir de boca, ya que vimos que no pidió ayuda a sus padres.
-Él no se merece ni un céntimo de la fortuna Thitiwat.
-Él no es tu padre- puntualizo sin querer sacar el tema- no todos son como Tul Thitiwat.
-No digas su nombre en mi presencia.- lo amenazo- todos ellos son iguales, no tienen nada bueno.
-Me voy.- le dijo sabiendo que hablar de esa tema con su amigo, era una batalla perdida.- Cualquier cosa me llamas.
Ohm se dejó caer en la alfombra. Sabía que el contrato que el había pedido, era ridículo, pero una parte de él, había tenido esperanzas de que todo fuera como la seda. Era obvio que Fluke no estaba solo, su familia lo amaba y lo aceptaba por lo que era, todavía no comprendía como algunas personas aceptaban la homosexualidad como si fuera algo normal, siendo que causaba dolor y muerte.
Maldecía su situación, pero no podía maldecir a su tita, aunque ella fue la que le puso en ese predicamento. La amaba demasiado, por eso estaba haciendo todo eso, aunque le hubiera gustado hacerlo totalmente a su manera. Se levantó y lamento haber terminado con Milla, necesitada distraerse. Subió a su recamara y se cambió de ropa, cambiaría el sexo por ejercicio. Salió y le ordeno al chofer llevarlo al club, ya que no se acostaba con cualquiera, tendría que conformase con cardio y pesas, mientras encontraba otra amante adecuada en esa ciudad.
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Estaban tomando el té de la tarde en la terraza.
-¿Ya les dijo Ohm la buena noticia?- cuestiono la matriarca desde su asiento. Era la primera vez que la dejaban salir de su habitación.
-¿Qué buena noticia Del?- pregunto su nuera Alejandra tomando un bizcocho.
-No puedo creer que no les haya dicho nada- sorbió de su taza.
-Ya empezamos con el suspenso- sonrió Yiwa cruzando las piernas.
-Tengo días que no hablo con el- confeso la madre de este.
-Yo semanas- dijo la más pequeña de las tres- soy su única hermana, y me abandona contantemente- se quejó dramáticamente, con esa vena que había sacado de su abuela.
-No quiero presumir- empezó la canosa- pero soy la consentida.
-No tienes que decirlo tita, siempre lo hemos sabido- contesto su nieta.
-Es bueno que lo sepan- miro el hermoso paisaje.
-¿No nos dirás lo que te dijo Ohm?- le sonrió su nuera.
-No sé si hacerlo- tomo de su taza.- me gustaría más una limonada, hace demasiado calor.- se hizo aire con su abanico.
Sus dos acompañantes se rieron, siempre les hacía lo mismo, le gustaba jugar con los pensamientos de las personas, dejarlos en ascuas, y después soltaba la bomba.
-Vamos a hacer algo- Yiwa se inclinó sobre la mesa desde su silla- yo te traigo esa deliciosa limonada y tú nos dices esa buena noticia que mi hermano te dijo y a nosotras no.
-No sé si una limonada valdrá la pena.- respondió sonriendo traviesamente.
-Oh, vamos Del- se quejó Alejandra divertida.
-Una limonada es muy poco por mi silencio- repitió la canosa sintiéndose importante.
-¿Sabes que le podemos llamar a Ohm y obtener la respuesta sin ningún chantaje?
-Lo se, pero no lo harán- las miro ensanchando más su sonrisa.
-Voy por esa limonada- se levantó la joven pelinegra muy feliz de seguirle el juego a su tita.
Hace unas semanas había creído que ya no la volvería a ver, y ahora la tenían ahí, bromeando como siempre.
-Si la limonada no es suficiente, ¿Qué desearía la matriarca Thitiwat?- le cuestiono la castaña a su suegra.
-No lo sé, dímelo tu- la reto.
-La buena noticia debe ser bastante grande- la evaluó- ya que estas muy renuente en decírnoslo.
-¿Qué te puedo decir?, ya me conoces.- se recargo cómodamente en el respaldo de su silla.
-¿Los aretes que me dio Tul en nuestro quinto aniversario?, recuerdo que no quitabas los ojos de ellos.
-Son hermoso, es cierto- concordó la anciana- pero ni me atrevería a quitarte algo de tanto valor sentimental.- Pero, para empezar- la miro- me gustaría tanto tener ese collar que compraste en Italia.
-¿El de plata, con una piedra color azul en forma de corazón?- cuestiono sorprendida.
Del le sonrió más abiertamente.
-Es tuya.
-Aquí tienes tu limonada- llego su nieta poniendo el vaso frente a su abuela.- ¿De qué me perdí?- cuestiono curiosa.
-Ya tiene el collar que me compre en Italia- dijo rendida su madre.
-Limonada y collar- se dejó caer en la silla- no pierdes el tiempo tita- la miro feliz.
-No creas que con la limonada te salvas- contesto Del.
-¿Qué joya me pedirás?
-Los aretes que trajiste de Marruecos- respondió.
-¿Cuál de todos?- subió una de sus negras cejas.
-Los de plata con piedra azul- tomo el vaso y dio un trago a la bebida fría.
-Ya casi hizo el juego, solo falta el anillo- concluyo divertida Alejandra.
-Del anillo me encargo yo- les dijo la canosa muy satisfecha.
-Ahora suéltalo- ordeno la joven pelinegra.
-Ohm se va a casar- tomo otro trago de su deliciosa limonada y espero a que la bomba explotara.
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Uña de Dios
RomanceINTRODUCCION Las familias Natouch y Thitiwat llevaban una extraña y prestigiosa carga a sus cuestas, desde hacía varios siglos, estas familias estaban unidas, era algo muy curioso e incrédulo. Algunos miembros recibían el destino de un lunar, pero n...