-Tome en cuenta tus privilegios y los míos, no entiendo de que te quejas.
-¿Es que acaso te has vuelto loco?- pregunto casi gritando sin poder creer lo que leía.
-Cuidado con lo que dices.- respondió apretando los dientes.
-A mí no me amenazas, es obvio que te has vuelto loco- dijo Fluke enfurecido.
-No te sorprendas tanto.- le sonrió- muchos puntos te benefician- se sirvió una bebida.
-Si, ya veo la cantidad de dinero del que seré dueño al terminar esta farsa.
-No veo quejas en el asunto. - lo miro intensamente sentándose.
-Yo no tendría queja, siempre y cuando omita a tu amante. Además no necesito tu dinero- respondió con cara de asco.
-Rebeca forma parte de mi vida- se encogió de hombros.
- Entonces la infidelidad es aceptable- se sentó mirándolo.
-No es infidelidad, ya que nuestro matrimonio no será real.
-Tranquilo, que ya lo entendí- lo interrumpió Fluke- obviamente no puedes estar sin sexo, y como no puedes tenerlo conmigo- encogió sus delgados los hombros.- seguirás fornicando con esa tipa.
-No lo digas tan vulgarmente.
-Es lo que harás- lo miro-, gracias a eso, podre hacer lo mismo con alguien más- respondió tragándose la humillación que estrujaba su corazón.
-Eso es diferente- dejo su bebida con un golpe sobre la mesa que los separaba.
-No es diferente, es igualdad- lo enfrento.
Al no ver respuesta, Fluke se levantó y se alejó del mayor.
-Veamos que más dice- empezó a caminar por el lugar como si estuviera estudiando para un examen- si tu abuela sigue viva en siete meses yo obtendré dinero suficiente para poder vivir sin volver a trabajar- lo miro con una falsa sonrisa- si son cuatro meses, solo la mitad de la cantidad anterior mencionada, pero si es menos de eso, no obtengo nada. Vaya estas bastante protegido en todos los aspectos. Lo único positivo es que mis niños seguirán con mi ayuda económica y poder tener un amante- le sonrió sentándose de nuevo frente a él.
-Tu no tendrás un amante- puntualizo el mayor.
-Si tú puedes, yo también- lo desafío- aquí- agito las hojas, la única ganancia que obtengo en menos de cuatro meses es que no cancelaras la ayuda de mis niños- recalco con enojo- mientras tu abres de piernas a Rebeca.
-Eres tan vulgar para hablar, no lo esperaría de alguien de tu status.
-No me conoces para nada- puntualizo guardando las hojas de nuevo en el sobre.- Te llamare en cuanto mi abogado revise esto y haga unas pequeñas modificaciones.
-Está bien- respondió el mayor bastante sorprendido, por cómo se habían dado las cosas.
Sabía que el contrato no era nada justo para Fluke, ya que era posible que su tita no viviera tanto, pero no podía confiar en un homosexual. Lo estaba usando para su bien, y el único beneficio que obtendría de él, era salvar a los niños de México, mientras el hacía feliz a una de las mujeres más importantes de su vida. También sabía que el pequeño se molestaría por el contrato que había redactado Kao, bajo sus órdenes y condiciones, pero nunca espero que se expresara así de Rebeca Nikolaou, la mundialmente famosa modelo de Victoria Secret, con las palabras fornicar y abrir de piernas, eso sí que no lo esperaba.
-Entonces me marcho- el castaño interrumpió sus pensamientos, levantándose del sillón.
-Deja que te lleve mi chofer- también se levantó.
-No gracias.- contesto ya dirigiéndose a la puerta. Salió de ahí sin siquiera esperar respuesta y sin mirar atrás.
Se sentía tan humillado, sus ojos le escocían de las ganas de llorar que tenía. Escucho que la mujer que los había recibido le despedía de él, pero no le importo ser descortés y salir de la mansión como alma que lleva el diablo. Estaba muy lejos de la casa de sus padres, de su departamento, de todo, se sentía tan lejos de todo.
Las nubes que cubrían el cielo, imitaban como se sentía en ese momento. Ya sabía que Ohm era un maldito que lo había chantajeado para casarse con él, pero lo de esa tal Rebeca, era la guinda del pastel, no le había impresionado que no le diera nada a cambio de su sacrificio, ya que no lo esperaba, y no lo hubiera aceptado, era obvio que Del Thitiwat estaba grave no iba a durar los cuatro meses, menos los ocho que el había estipulado en el estúpido contrato. Simplemente Ohm lo creía tan estúpido, para haber puesto lo del dinero, para creer que él se lo tragara.
Pero faltarle al respeto con su amante, simplemente no lo hubiera puesto en papel, y él nunca se enteraría de que se estaba acostando con esa mujer, lo sospecharía, y no solo con ella, si no con varias, pero que se lo restregara en el contrato, eso había sido una bajeza, algo para humillarlo, por ser como era, porque Ohm era un homofóbico tras bambalinas.
No podía ir a la casa de sus padres en el estado en que se encontraba, así que tomo el bus que lo dejaría cerca de la universidad. Sabía que la gente lo miraba, ya que no podía dejar de llorar, quería consolarse sabiendo que el matrimonio no duraría más que unas semanas, pero estaba tan dolido, creía que había superado el rechazo de Ohm Thitiwat, pero era obvio que no, todos esos años se había auto engañado, haciéndose creer que no pasaba nada, que era una de las tantas malas experiencias que tenía que sortear.
Si era sincero consigo mismo, el hecho de no haber tenido ninguna pareja en todos esos años, debería de darle la obvia respuesta. Había tenido pretendientes, esos no le habían faltado, sabía que era atractivo, y en el mundo de modelaje, era muy común que se encontrará chicos con sus mismos gustos. Pero a todos ellos los había evitado, en el fondo de su corazón, siempre los había comparado con Ohm.
Suspiro y bajo del camión. Tenía un fuerte dolor de cabeza y los ojos los sentía calientes e hinchados, al igual que su rostro. Esperaba no toparse con nadie conocido, así que camino presuroso hasta su departamento.
En cuanto cerró la puerta, se sintió a salvo. No solo se sentía mal por Ohm, también por su amigo Dean, la forma en que había reaccionado, lo esperaba, pero aun así le dolía, sin contar las mentiras que les había dicho a sus padres. Y su pobre hermana, ella no lo decía, pero sabía que lo estaba pasando mal por toda la situación, y eso lo estaba matando también.
Antes de seguir llorando como Magdalena, se dirigió a tomar un baño, aunque hubiera preferido nadar hasta quedar agotado, tristemente lo más cercano que tenía a eso, era su regadera, así que se desvistió y se lavó todo lo sucio que se sentía. Por aceptar ese maldito matrimonio, por mentirle a sus padres y amigo, por arrastrar a Samantha en toda esa situación, pero más que nada, por dejarse humillar como lo hacía Ohm, el que lo había rechazado, y el que lo juzgaba por su orientación sexual, el que nunca lo amaría.
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En cuanto Fluke salió del lugar, por una extraña razón se sintió vacío. Qué tontería. Se levantó molesto, ya se había tomado tres vasos de Wiski, no entendía por que empezaba a sentirse culpable, él no estaba acostumbrado a ese tipo de sentimientos, rara vez lo hacía. Su familia siempre tenía un ambiente armonioso, pocas veces tenían desacuerdo, como cuando su abuela le había exigido hace dos años que cumpliera con la herencia de la familia y se casara con Fluke, él se había negado rotundamente. La Matriarca Thitiwat, había sido paciente con él por dos años, con la esperanza de que cambiara de parecer, pero eso nunca fue posible. Así que Del, había estallado en una reunión familiar, dejando a todos bastante impresionados. Fue el ochenta y seis cumpleaños de su tita, y había sacado el tema de la pareja destinada, el había tratado de ser paciente y cambiar de tema, pero tita había insistido, a tal punto de exigirle cumplir con la tradición.
La fiesta no había terminado nada bien, él no lo había presenciado pero su madre y hermana le habían contado todo, como su preciosa tita se había quedado devastada. Eso le había hecho sentir muy culpable, tan mal como cuando había descubierto el secreto de la familia Tithiwat.
Salió de la mansión, lo hecho, hecho estaba, y no tenía por qué perder el tiempo. Lo más que podría hacer Fluke con el contrato, era pedir dinero, y tener un amante, aunque esto último le molestaba en gran manera lo ignoro, y fue directo a una joyería, tenía que comprar un conjunto de collar y aretes para Milla, en agradecimiento por su tiempo.
Los rumores de que era en mujeriego, en cierta manera eran mentira, ya que, si había tenido amantes, aunque en mucha menor proporción como los falsos rumores lo decían. Él era muy selectivo con las mujeres con las que se acostaba. Había tenido algunas bellas mujeres en su cama, siempre dispuestas, pero discretas y aceptando que solo eran eso, amantes, sin lugar en su vida. Milla era una de ellas, y él sabia ser agradecido, le gustaba recompensarlas en persona, eso de mandar a alguien a comprar o entregar sus regalos, le parecía frívolo.
Eligio un juego de oro de veinticuatro kilates, adornado con piedras negras, le encantaría a Milla. Le había llamado a la mujer en cuanto se había subido a la camioneta, y como siempre ella había aceptado verlo, aunque era obvio que ese era su adiós.
Milla lo recibió con un hermoso y ajustado vestido de lentejuelas negras, su color favorito. Comieron entre una amena charla, sobre sus vidas, sin entrar en detalles muy personales, como siempre lo hacían. Cuando Ohm le entrego el regalo de despedía y le dijo gracias por todo, ella le había sonreído con mirada compungida, pero aceptando que el final llegaría.
La bella mujer se levantó y lo beso apasionadamente, Ohm no sintió nada.
Salió del departamento que le había regalado a su amante de Bangkok, Milla Suwan, y se dirigió a su mansión, no tenía ánimos de regresar a la de su tita. Su teléfono móvil vibro.
-Thitiwat- respondió sin ver el número.
-¿Cómo te fue?- hablo su abogado desde el otro lado de la línea.
-¿Me hablaste solo por cotillear?- respondió molesto.
-En parte- respondió- pero como tu abogado, que solo sigue tus ordenes, quiero saber que tal te fue.
-Como habíamos predicho, el nombre de Rebeca fue lo que más lo molesto.
-No podíamos esperar menos. Así que el lado monetario, ¿no le afecto?- cuestiono curioso Kao.
-Lo tomo en cuenta, pero dijo que no necesitaba mi dinero.
-Es un hombre muy orgulloso, obviamente necesita el dinero, pero no quiere aceptarlo de ti.
-Realmente no se le ofreció. Él supo que mi dinero no estaría en sus manos, a menos que tita viviera varios meses, pero sabe que eso no va a pasar, no es tonto.
-Eso también lo sabíamos, lo que me sorprende, es que hubiera reaccionado como si no lo supiera.
-Todo ellos son buenos actores Kao, puede ser parte de su estratagema.
-Generalizar es errar- dijo pacíficamente su amigo, sabiendo el pasado de este.
-En este aspecto no lo creo- respondió agriamente y termino la llamada.
-Llévame al hotel Sofitel- le ordeno al chofer.
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Después de salir del baño, se cambió, y se arregló. Su estómago se quejaba de solo haber tomado un helado, así que fue hacia la cocina y se preparó un jugoso bistec, que acompaño con patatas con mantequilla. Hizo una salsa mexicana que había visto hacia unas semanas en internet, y todo le supo a gloria, lo acompaño con una cerveza, el rara vez bebía alcohol, pero el platillo lo merecía.
Comió despacio, disfrutando del momento. Sentía que hacia siglos que no lo hacía, siempre estaba tan ocupado en los estudios y el trabajo de modelo, que había descuidado a su familia, a la que ahora mentía, y la hacía sufrir. Lo había pasado bien esos últimos días con su ellos, pero la sombra del matrimonio se cernía sobre él, así que no contaba. En ese momento estaba solo, sin la culpa y remordimiento, al menos ahí, en la soledad de su departamento sin las miradas de tristeza de su familia.
Se terminó todo, incluso el seis de cerveza que tenía en la nevera. Tambaleándose fue y lavo todos los trastes que uso, ante todo el orden y limpieza, sonrió ya ebrio. Alguien llamo a su puerta, y con pasos vacilantes se fue a atender el llamado.
-Samantha- grito abrazándola.
-Te estaba esperando, ¿Por qué tardaste tanto?- le pregunto preocupada su melliza.
-Llegaste tarde, acabo de comer- le sonrió.
-¿Estas bien?- cuestiono mirando como este se balanceaba.
-Estoy excelente, todo bien- se rio.
-Estas ebrio- exclamo sorprendida- ¿Qué ha pasado?- lo miro sorprendida cerrando la puerta.
-Me alegra que me visites- la jalo de un brazo- tienes que disfrutar conmigo.- la guio hacia la cocina.
-Fluke.
-No digas nada- se giró y le dirigió una mirada triste- creo que por aquí tengo más alcohol.- empezó a buscar en el refrigerador- tengo más cerveza, unos vinos y algo más fuerte- anuncio el castaño sacando todo eso.
-Estaba preocupada, me dijiste que solo tenías un par de clases- le dijo sin dejar de mirarlo- por eso te espere, pero no llegaste.
-Ya sabes como es ese tipo, egoísta y maldito. - se encogió de hombros abriendo una lata de cerveza y dándole un largo trago.
-Ohm, ¿Viste a Ohm Thithiwat?, ¿Pero cómo? ¿Dónde? - se acercó a su mellizo.
-Me intercepto como siempre- se sentó en el banco más cercano.- ¿Sabías que él está un paso más adelante que todos?- se rio.- En el contrato matrimonial puso a su amenté, o una de ellas, la más importante.- rio amargamente.
-Creo que deberías de tranquilizarte y dejar de tomar- recomendó la rubia.
-También creyó que el dinero me interesaría.
Samantha solo lo siguió mirando, sintiéndose cada vez peor.
-Estipulo ocho meses a lo mucho- le dio otro trago a su bebida- si su abuela estuviera tan grave, ¿Viviría tanto tiempo?- cuestiono con lágrimas en los ojos.
-No entiendo de lo que me hablas- se acercó y lo abrazo.-pero sabes que siempre estoy para ti.
-Lo único con lo que pude defenderme, fue diciéndole que yo también tendría un amante- siguió este y dio otro trago.
-Pero Fluke, si no has tenido novio, mucho menos amante- exclamo sorprendida.
-Eso él no lo sabe- se terminó la cerveza y fue a abrir otra.
-Espera porfavor- le quito la lata que acaba de abrir- necesito que me cuentes bien todo lo que hablaron y Fluke entre hipidos y lamentos así lo hizo, le conto lo que había pasado en ese día.
-Llora todo lo que tengas que llorar- lo consoló Samantha- sabes que todo se arreglara tarde o temprano.
-No lo sé, realmente no lo sé- hipo su mellizo cabeceando sobro la barra de la cocina.
-Necesitas dormir, ven- le ayudo a levantarse y lo llevo hasta la cama, donde lo arropo. El castaño se sentía tan agotado emocionalmente que se dejó hacer, y se quedó dormido.
Samantha se levantó lentamente de la cama, no quería despertarlo. Necesitaba llamar a sus padres y decirles que estaban bien, no sabía que decirles para justificar su ausencia.
-No se preocupen, solo nos lo pasamos de relajados. – mintió esta – como era mi último día.
-Tenían que habernos avisado- exigió Phoebe al otro lado de la línea.
-Perdón mamá.
-Pero llegaran para la cena- grito Off dando a conocer que su hija estaba en altavoz.
-No lo dudes- respondo su hija rogando que no se despertara su hermano.
-Pero ya no podrás tomar el vuelo- puntualizo su madre.
-No pasara nada, los exámenes ya fueron- contesto como quitada de la pena.
Termino la llamada prometiendo que llegarían a la cena, eran las cuatro de la tarde, su hermano podría dormir unas horas más. Recogió las latas vacías, y se dispuso a guardar las bebidas en el refrigerador, aunque tomo una lata para ella, había visto un sobre grande en el sillón de la salita, y de inmediato supo que era.
Abrió la cerveza le dio un trago, y fue a leer ese maldito contrato. Saco las hojas con manos temblorosas, estada aterrada, aterrada a lo que se amarraría su hermano. Empezó a leer, y entre más avanzaba, más ceñía el ceño.
-Este maldito bastado- susurro con la vista desenfocada por la furia. El contrato era más que ridículo, todos los puntos beneficiaban a Thitiwat, excepto uno. Si tan solo Fluke no fuera tan terco y dejara que ellos, sus padres y ella misma le ayudaran económicamente, él no tendría por qué hacer nada de lo que ese hombre le pedía. Entendía todo lo que su mellizo había pasado, y que en parte era razón por la que él era como era, siempre querer salir adelante sin ayuda de nadie, quería demostrar que ser gay no le impedía nada.
Comprendía su punto, ella había estado con él en muchos de los malos momentos, pero esto era demasiado, no es solo si estuviera solo en el mundo. Se levantó y fue a la cocina por otra cerveza, diablos. Había reconocido el nombre de Rebeca Nikalaou, era una famosa modelo de ropa interior, esto era más de lo que Fluke podía manejar. Fue a la recamara para ver cómo estaba su hermano, el seguía profundamente dormido. Saco su celular de su bolsa, tenía que hacer algo, si no convencía a Fluke de dejar toda esa tontería de matrimonio, al menos lo ayudaría todo lo que pudiera.
-Samantha que milagro- respondió una voz femenina.
-Hola Piper, ¿Cómo estás?- saludo.
-Londres te extraña tanto como yo- dijo dramáticamente.
-Yo también te extraño- sonrió muy a su pesar.
-Pero esa no es la razón por la que me llamas- le dijo muy segura.
-Me conoces muy bien- se rio sabiendo que sus mejillas se habían teñido de rojo.
-Eso quedo más que claro cariño- ronroneo la otra.
-Sé que quede en llamarte antes, pero esto ha sido de locos.- trago saliva- tengo una emergencia familiar.- su voz se quebró.
La pelinegra intuyo que algo más grave que una emergencia familiar estaba pasando.
-¿Qué pasa cariño?- cuestiono preocupada.
Y antes de pensar en cómo empezar, Samantha le conto todo desde el principio a su novia, sin saltarse nada.
-Dios mío- jadeo la mayor- pero, ¿Cómo paso tanto en tan poco tiempo?, no me imagino como se siente tu hermano.
-Me has hecho tanta falta- susurro la rubia tratando de mantener las lágrimas.
-Tu a mí, mi pequeña, como me gustaría estar ahí para ustedes.
-Necesito que leas el contrato- siguió Samantha, tratando de enfocarse en lo importante, proteger a Fluke- te lo enviare escaneado por correo.
-Todo estará bien, modificare ese maldito contrato del demonio, y tu hermano estará bien, dentro de lo que cabe.
-Gracias- sollozo- quiero abrazarte- confeso.
-Lo se amor, yo también quiero abrazarte- respondió al otro lado de la línea y termino la llamada.
Samantha miro su teléfono fijamente, la llamada se había cortado, se dejó caer en el sillón, su teléfono empezó a sonar, era una video llamada, era Piper.
-Creías que te había colgado- le dijo una cara sonriente en la pantalla.
-Creí que se había cortado la llamada- confeso limpiándose las lágrimas del rostro.
-Siempre tan inocente- le regalo una tierna sonrisa llena de amor.
-Parte de mis encantos- trato de bromear sin lograrlo, ya que no paraba de llorar.
-Seca esa lagrimas mi pequeña Sami, y pongámonos a trabajar.
Y así lo hicieron, Samantha necesitaba ayudar a su hermano, y Piper a su cuñado, que no era nada más y nada menos que el noble Fluke Natouch.
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Uña de Dios
RomanceINTRODUCCION Las familias Natouch y Thitiwat llevaban una extraña y prestigiosa carga a sus cuestas, desde hacía varios siglos, estas familias estaban unidas, era algo muy curioso e incrédulo. Algunos miembros recibían el destino de un lunar, pero n...