четы́рнадцать

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El teléfono sonó en medio de la oscuridad. Era alrededor del mediodía pero decidió permanecer entre cortinas y persianas.

Draco se levantó rápidamente para contestar de manera estrepitada, hacia muchos días en que añoraba aquella llamada. Pasó día y noche pegado el teléfono y ahora que había conciliado al fin el sueño, lo tomó desprevenido.

— ¿Diga?

Habla el oficial D'amico. Hemos encontrado a Anthony Goldstein... y también a su esposo Le contestó inmediatamente después de que la llamada fue atendida. — Necesito que se presente de inmediato a nuestras instalaciones.

Su corazón se detuvo. Estaba alegre y al mismo tiempo preocupado. Había pasado alrededor de una semana sin tener noticias de su esposo, sus hijos o ese desgraciado que arruinó su vida. Había permanecido aislado, dejó su trabajo a cargo de su segundo al mando esperando que de esa forma pudiera atender al llamado de la policía, además de que no se podría concentrarse en lo suyo si no conocía el paradero de su esposo... ex esposo y sus hijos.

Cedric se encontraba igual que él llamándole de vez en cuando si tenía alguna noticia, pero siempre era lo mismo.

"Aún no han dado con ellos"

Era la respuesta del oficial D'amico cada que lo llamaba e incluso su investigador privado se había puesto a la tarea de buscarlo, pero era como si se los hubiera tragado la tierra.

Estaba desesperado y por ratos salía a la calle con la esperanza de topárselos por ahí pero siempre regresaba con la mente vacía y el corazón desgastado.

¿Cuánto tiempo más lo haría sufrir?

No pensaría más en ello ahora que al fin habían encontrado a su familia.

Tomó lo primero que tenía al alcance y salió disparado dentro de su auto marcándole a Cedric sobre la buena nueva. Extrañamente se habían vuelto cercanos en tan poco tiempo. El dolor les había unido como nunca antes. Era gracioso porque hace apenas unos días se maldecían.

Mientras conducía no pudo evitar pensar en que abrazaría a Harry, le diría que lo amaba y lo feliz que estaba de verlo con vida, sonriendo. Le diría que las cosas malas ya habían pasado y les quedaba mucho por vivir, ver a sus hijos crecer y formar una vida como ellos lo habían hecho.

Sonrió.

Era inevitable no hacerlo. Estaba feliz, su corazón latía con fuerza y no cabía dentro de aquel sentimiento cada vez que se acercaba a la comisaría para reencontrarse con Harry y sus hijos, aunque también con Anthony. Ese desgraciado se llevaría unos buenos golpes antes de mandarlo a la cárcel.

Estacionó el auto y salió de él viendo el Aveo blanco de Cedric aparcado junto al suyo. Guardó las llaves en su bolsillo y echó a correr dentro del lugar atrayendo las miradas de quiénes se cruzaban en su camino. Se detuvo en la recepción para anunciar su llegada. La secretaria tomó su teléfono para avisarle al oficial correspondiente sobre la presencia de Draco Malfoy al lugar.

— Pase. Lo esperan en el quinto piso.

Draco no terminó de escucharlo cuando ya se dirigía al ascensor marcando el piso indicado con el corazón golpeando su garganta. Solo cinco pisos bastaban para abrazarlo, cinco pisos para besar a sus hijos, cinco pisos para reencontrar la paz y tranquilidad que se le había arrebatado.

Cuando las puertas se abrieron se sintió descolocado al entrar a una zona donde el suelo, las paredes y el techo estaban pintados de blanco, las luces fosforescentes hacían que todo brillara aún más junto aquel olor a químicos y medicina que comenzaban a asquearle.

Divorcio - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora