Экстра 3

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Era alrededor de la media noche, Harry se levantó de la cama para tomar un vaso de agua en la cocina. Tenía un poco de miedo, no sólo por el silencio y oscuridad abrazadora sino porque también temía en encontrarse un fantasma. Removió a Draco para despertarlo pero éste dormía como un tronco.

Armado de valor, se bajó de la cama y salió de su habitación cuidando de cada paso. El pasillo a la escalera le aterró exageradamente, pero siguió con su camino, pasando por la habitación de su hija que ahora tenía diecisiete años, después por la de Alnair que estaba ya en sus veintiún años para finalmente ver la puerta tapizada de stickers de bandas de rock como Sleeping with sirens, My Chemical Romance, Paramore, Guns ans Roses, AC/DC y mensajes en inglés: "Alto", "Prohibida la entrada", "fuera de mi vista", "vete", etcétera. Pero algo le llamó la atención, un sonido extraño provenía tras la puerta de su hijo adolescente. Respetaba su privacidad pero la curiosidad lo mataba por lo que tomó la perilla para girarla suavemente. Tenían prohibido las puertas con seguro así que le fue fácil entrar arrepintiéndose en seguida al ver frente a él a su pequeño leoncito masturbándose mientras veía un video pornográfico en su laptop. La imagen simplemente le traumatizó, le horrorizó y avergonzó al mismo tiempo.

Ahora entendía los stickers en su puerta. Cerró con cuidado y volvió a su habitación casi corriendo, lanzándose violentamente al colchón para cubrir su cuerpo con las sábanas logrando despertar a Draco.

— ¿Mm? ¿Qué pasa? — Preguntó tallándose el ojo con la voz ronca. En otro momento, Harry estaría dispuesto a tener sexo pero no. — ¿Amor?

Harry se volvió para encontrarse con el rostro adormilado e hinchado de Draco.

— Es Jungkook — Soltó con voz temblorosa.

— ¡¿Qué pasa?! ¡¿Está bien?! — Se levantó rápidamente para ir a verlo pero Harry lo detuvo.

— ¡Él está bien! ¡Shht! ¡Guarda silencio! — Siseó.

— ¿Cuál es el problema entonces?

— Es que yo... iba a tomar agua pero... me detuve frente a su puerta porque escuché ruidos extraños y.... abrí para cerciorarme de que todo marchaba bien y...

Tras un silencio largo que casi le da sueño a Draco se atrevió a preguntar antes de dormirse.

— ¿Y qué?

Harry tragó saliva. No era nada de otro mundo, incluso él lo había hecho en su juventud pero era extraño saber que su pequeño leoncito lo haría a tan corta edad, era todavía un bebé.

— Bueno... nuestro hijo... estaba... masturbándose.

Draco parpadeó un poco ante la declaración de su esposo.

— ¿Masturbándose?

— Sí.

— ¿Y tú lo viste?

— Bueno, solo por un momento porque me fui. Ahora tengo un trauma horrible — Masajeó su cabeza al recordar la imagen de su hijo tocándose con desesperación bajo los gemidos de una loca actriz porno.

Draco casi se hecha a reír pero imaginar a su pequeño hijo haciéndolo sí que era brutal.

— Creo que llegó la hora de hacerlo.

— No — Le retuvo Harry. — Hazlo tú.

— ¿Por qué yo?

— Me ponen nervioso esos temas.

— A mí también, cariño. Pero no hay de otra.

Se quedaron en silencio pensando en una forma de hablar de sexo con sus hijos cuando se escuchó un ligero gruñido silencioso como eco por toda la casa. Draco y Harry se miraron sorprendidos de que ese sin duda había sido Oberón, así que prefirieron usar los cubre-orejas que estaban olvidados en el fondo de sus cajones, aunque eso no sirvió porque no pudieron pegar el ojo.

Divorcio - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora