один

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Harry se movía rápidamente de un lado a otro mientras pasaba los platos a la mesa. Dos platos con un desayuno americano, café, una jarra de jugo frutal y un tazón de cereal.

La cocina olía realmente bien.

—Buenos días, cariño—Apareció Draco vestido de un traje color negro y dos corbatas en cada mano.

—Buenos días... —Harry sonrió instantáneamente al escuchar aquella voz profunda y ronca que le levantaban el ánimo cada día.

Draco dejó las corbatas sobre una silla y se acercó por la espada a su esposo tomándolo de la cintura. Dejó un casto beso en su cuello apoyando su mentón suavemente sobre su hombro.

—Pensé que no me harías caso con el desayuno americano...

Harry no lo veía, pero sabía que aquella sonrisa mostraba sus dientecitos pequeños y cuadrados.

—¿Por qué no? — rio mientras rascaba una manzana con ayuda de una cuchara. Necesitaba hacerle una papilla a Oberón.

Draco comenzó a meter las manos por debajo de la playera de Harry alcanzado a tocar sus abdominales que tanto lo traían loco. Por otro lado, el azabache se removió soltando una risita nerviosa.

—Ey... ¿Qué haces? —Dijo tratando de apartar las manos de Draco sin soltar la manzana y la cuchara.

—¿Acaso no puedo disfrutar de mi esposo? — Negó suavemente. —Es como darle un regalo a un niño y negarle la dicha de abrirlo.

Harry dejó la papilla hecha en un pequeño tazón y se volvió para ver a su rubio esposo cara a cara.

—Pero yo no soy un regalo— rio colocando sus manos sobre el pecho firme de Draco.

—Por supuesto que si — Contestó rápidamente.—-Eres un regalo que la vida me dio.

Harry sonrió conmovido por su respuesta colgándose de su cuello para besarlo apasionadamente.

Ambos comenzaron con un beso suave, rozando sus labios por poco, Harry abrió la boca para disfrutar de aquella manía que Draco amaba hacer.

El rubio mostró su lengua para acariciar el labio inferior de Harry seguido de su labio superior, dio un mordisquito a su labio haciendo que el azabache soltara un pequeño jadeo excitante que llenó a ambos de placer. El rubio remató su acción con un beso agresivo, feroz y frenético poniendo a ambos demasiado calientes en aquella cocina.

Hacía alrededor de tres meses en que ambos no habían hecho el amor. Comenzaban con cariñitos, palabras candentes para seguir con las acciones y terminar con un...

—¡Qué asco!— Gritó el pequeño Alnair haciendo un gesto parecido al de chupar un limón. —¡Iuhg!— Ver a sus padres besarse, en sus bocas, pasándose saliva, según él, era desagradable ante sus ojos como aquellas escenas románticas que su papi Harry veía es sus ratos libres.

Ambos padres se separaron al instante al escuchar a su pequeño hijo.

Sonrieron al fijar su mirada en un pequeño niño casi rubio, con las mejillas regordetas, los labios semi gruesos, los ojitos grandes y expresivos, sobre todo aquellos cabellos alborotados después de levantarse por la mañana. Heredado de su papi Harry.

Draco se acercó al pequeño de cinco años para tomarlo entre sus brazos.

—Campeón... sí tan solo supieras que de grande querrás besar a todas las chicas— Sonrió el rubio.

—¡Ey! — Harry golpeó la espalda de su esposo suavemente con el ceño fruncido. —No le metas ideas tontas en su cabecita.

Alnair observó cómo sus padres discutían sobre algo que entendía muy poco ¿Cuál era el problema? No le gustaba verlos discutir, aunque no lo hacían a un grado elevado, pero esta vez soltó una carcajada cuando escuchó que su papi Harry llamó "cabeza hueca" a su papá Draco.

Divorcio - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora