двена́дцать

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Harry era un manojo de nervios.

Faltaba un día para que al fin Draco firmara su contrato y estaba feliz, pero sus deseos se habían ido al demonio cuando recibió aquel mensaje, era por ello que estaba vistiéndose para salir y acudir a la dirección que guardaba en su teléfono.

Estaba por irse, dejarle una nota a su esposo, pero el rubio llegó más rápido de sus compras de lo normal.

Ambos se miraron a los ojos.

— Volviste — Sonrió Harry nervioso tratando de esconder su preocupación.

— Em... sí... yo regrese y tú... ¿Te vas?

Draco dejó las bolsas de las compras en el suelo y se acercó a su esposo al verlo vestido radiantemente con aquellos pantalones negros y el abrigo cubriendo su torso.

— Eh... sí. Un amigo que vive aquí me ha pedido que nos veamos — Mintió. —Hace mucho que no nos vemos desde que estábamos en la universidad- Sonrió nervioso.

— ¿Qué amigo?

Su tono era más profundo y por sus hombros tensos, Harry supo que su amado esposo estaba celoso.

— Un amigo, no lo conoces.

— Te acompaño, entonces.

El pelinegro rápidamente se acercó a Draco tomando sus brazos con suavidad antes de que éste tomara de nuevo su abrigo que había dejado en el perchero.

— Tontito, no estés celoso. Solo será un café, lo prometo — Sonrió. — ¿Confías en mí?

— En ti, sí, pero no en él — Murmuró aún con el gesto serio. — Te acompañaré.

Harry abrió la boca para replicar, pero un llamado a la puerta le interrumpió. Y Draco le miró a los ojos preguntándole con la mirada si era parte de su plan, pero al ver que el pelinegro solo se encogía de hombros se alejó de su esposo para ir directamente a la puerta y abrir.

— Señor Malfoy... — Sonrió un hombre de casi su edad, vestido con un smoking, observándolo con una sonrisa. — Vamos a bajar al casino con los demás socios ¿Nos acompaña?

El rubio volteó a ver a su esposo quién tomaba sus cosas y se acercaba a ellos.

— Diviértanse — Dijo saliendo del cuarto para escabullirse aprovechando la distracción.

— ¡Harry! — Gritó Draco, pero su azabache esposo ya se iba en el elevador.

El mencionado cerró los ojos tratando de controlar sus nervios, por más valentía que quisiera guardar en su pecho, el miedo se apoderaba de su mente y su cuerpo haciendo que cada paso se volviera más pesado que el otro. Su mente sólo se concentraba en sus hermosos hijos y su bienestar, por supuesto, también en Draco, pero había algo más que lo incomodaba.

Salió del hotel para detener un taxi. Afortunadamente podía hablar un poco de italiano, lo básico como para dar la dirección que sostenía en su temblorosa mano.

— A esta dirección, por favor.

El señor solo asintió y condujo mientras Harry se mordía las uñas al ver que poco a poco el taxi se alejaba de la gran ciudad, adentrándose a pequeños barrios silenciosos y oscuros. Cada que el hombre daba vuelta en las esquinas, el azabache se aferraba a la puerta listo para huir en caso de que pretendiera secuestrarlo. Había sido una mala idea ir solo después de todo.

Iba a preguntar en dónde se hallaban, pero el hombre calvo le interrumpió con un "Aquí es".

Harry le miró con cara de "¿Está seguro?", pero no le quedó de otra más que bajar y observar cómo los faros del auto se alejaban cada vez más dejándolo solo frente a lo que parecía una casa abandonada.

Divorcio - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora