/Narrador omnisciente/
El pequeño estaba comenzando a sentirse ansioso, Liz se había ido hace mucho tiempo y no volvía. Siempre volvía cuando el contaba por cuarta vez hasta 60 como mamá Kaiyo le había enseñado, muy pausadamente, o dentro de ese tiempo. Jamás había pasado más tiempo solo pero hoy ya había perdido de las veces que había contado hasta 60 y ella todavía no volvía.
¿Se fue sin mi?
Pensó y la idea lo asusto pero se regaño por eso.
Kazki era pequeño pero siempre se había esforzado mucho más que otros niños por Liz.
Él había escuchado cuando era mucho más pequeño como Kaiyo le contaba a Mary que Liz no tenía paciencia con los niños, que le estresaba no saber que querían o tener que explicarle las cosas.
El pequeño no entendió que Kaiyo lo decía feliz porque todo eso no se aplicaba con Kazki. Liz siempre se mostró paciente en enseñarle cosas a Kazki incluso feliz, desde hablar hasta caminar. Algo que él no sabía fue que ella le pidió a Kaiyo vivir nuevamente con Kaiyo un tiempo largo sólo para poder estar con Kazki.
Otra cosa que sorprendió a Kaiyo porque Liz detestaba estar mucho en el orfanato, no soportaba recordar su infancia pero no quería perderse un sólo momento del pequeño, quería enseñarle todo lo que pudiera, quería enseñarle a hablar pero jamás se desesperó cuando no entendía, tampoco se desesperaba cuando el pequeño comenzaba a llorar. Ella sólo lo tomaba y dejaba que él soltara lo que hacía sentir mal y sus emociones un tiempo y luego comenzaba a hablarle suavemente para calmarlo.
Sin embargo, Kazki al escuchar eso pensó que si no aprendía las cosas rápido, Liz se iría, se aburriría de él y lo dejaría. Por eso aprendió a hablar bien siendo tan pequeño, algo que siempre había impresionado a sus cuidadoras y profesoras del colegio, y algo que molestaba a los otros niños del orfanato porque no sólo era querido de una forma que ellos jamás tendrían por esa chica de ojos violetas sino que era listo.
Pero las cosas habían cambiado para él, que ella se fuera no debía sorprenderlo.
Ella no lo quería, ella había matado a sus padres, estuvo jugando todo este tiempo con él, era una villana y asesina como todos aquí. Fingió, ella no lo quería...pero cada vez que llegaba a esa conclusión su corazón se estrujaba.
Al pequeño le costaba creer todo lo que su mente pensaba de ella porque aunque era cierto su corazón siempre parecía negarse a eso. Su corazón le recordaba el primer recuerdo que tiene de Liz y es viéndola sonreír y felicitándolo por algo, la puede ver entrar por el orfanato sonriendo al verlo y agachándose a su altura para que él pudiera correr a sus brazos. Su corazón le recordaba la forma en que ella acariciaba su cabello y como dejaba que él se escondiera en su cuello para llorar, le recordaba que siempre lo defendía con las otras personas.
Su corazón recordaba cómo llegó emocionada por contarle que lo llevaría al cine la primera vez, la sonrisa y emoción que tenía cuando lo llevó a comer helado, hamburguesas y pizza por primera vez. Su corazón le recordaba que ella siempre lo escuchaba con atención incluso con aquello que él sabia no era de su agrado, los héroes...ahora entendía porqué.
Su corazón le recordaba que ella aceptó ser la villana la primera vez que quiso jugar a los héroes y rescate pero él se lo negó porque a sus ojos ella nunca podría ser la villana. Él dejaba que los demás lo fueran, Kaiyo, sus maestras, las cuidadoras del orfanato Mary y Horu, Zawa, la tia Mid y el tio Mic, incluso dejó que All Might fuera el villano...pero no Liz, porque Liz no era una villana, ella nunca lo sería, al menos no a sus ojos...o eso creía.
La puerta se abre y él se asoma esperando ver a la chica sentándose a un lado de la cama pero sólo ve a dos personas, el chico malo de cabello celeste y el hombre que no tiene rostro. Al principio piensa en esconderse bajo las mantas pero lo resiste al ver que ella no está, si se esconde no le dirán.
Tomura apenas puede levantar la vista, sus manos y ropa siguen teniendo sangre, esa sangre. Está seca y su corazón pesa volviéndolo consciente de él, pesa y lo siente como nunca antes lo había sentido.
¿Había llegado demasiado lejos?
Los disparos cruzando el cuerpo de Liz no deja de reproducirse en su mente. Él había planeado muchas cosas, la había visto lastimada en sus planes, muy lastimada...pero no pensó que llegaría a ese punto, incluso si lo había deseado o imaginado en un momento.
*¿Dónde...?-la voz del mocoso lo irrita mucho más que antes pero no logra fijar sus ojos en él.
Aún puede sentir el peso de Liz en sus brazos y como la sangre lo empapaba mientras su piel perdía color, al llegar aquí su respiración fue bajando lentamente de intensidad, igual que sus latidos hasta el punto de detenerse.
*¿Y Liz?-pregunta asustado.
*Esta muerta-susurra sin creer que él diría algo así alguna vez refiriéndose a Liz-le dispararon.
El pequeño se levanta sobre la cama y deja que el cubrecama bajo el que se escondía se resbale, puede ver la sangre sobre el chico de pelo celeste y eso lo asusta pero por alguna razón que no logra explicar ni entender su pequeña mente no puede hablar, ni un sonido logra escapar de su garganta.
No es cierto.
Grita su corazón pero entonces el chico de pelo celeste deja caer unas lágrimas...
*Dejó de respirar-susurra como asustado y se voltea-ella murió así que no la esperes más-ambos salen y cierran la puerta alejándose por los pasillos oscuros.
El pequeño se queda de pie sobre la cama sin dejar de ver a la puerta. Siente su corazón, puede escuchar sus latidos y la forma en que aumentan de ritmo pero fuera de él todo se mantiene en silencio.
Las lágrimas por fin escapan de sus ojos y su garganta se abre lo suficiente para dejarlo expresar su tristeza. Los sollozos le sacuden el cuerpo y no logra quedarse quieto más tiempo, salta de la cama y corre hasta la puerta.
*Liz-susurra asustado.
No es cierto.
*Liz ven-grita golpeando la puerta con sus manos-Liiiiz-chilla-dijiste que no ibas a dejarme, dijiste que siempre íbamos a estar juntos-los golpes hacen eco por todo el lugar, igual que su voz que llega hasta el grupo de villanos que se mantiene en silencio.
A la mayoría no le importa la muerte de la chica en lo más mínimo, lo único que les molesta es saber que Tomura nuevamente se quedará quieto, ninguno está interesado en volver a sentarse a esperar pero saben que intentar hablar con Tomura en este momento es una perdida de tiempo.
El pelinegro es el único que presta atención a lo que el mocoso grita, estuvo escondido en el pasillo escuchando como Tomura pronunciaba esas palabras y vió como se alejaba por el pasillo contrario limpiándose la cara.
Dabi no esta interesado en la tristeza de su líder, habían dejado muy en claro que la relación en este lugar era simple afinidad por su objetivo, no había amistad, cariño o algo parecido, aunque eso no aplicaba para todos. Y el hecho de que él no sentía empatía por los demás, no significaba que no sentía nada.
Al escuchar los gritos y llantos del mocoso una simple imagen viene a su mente, puede verse a sí mismo llorando al ver como su padre perdía el interés completo en él, cómo lo iba dejando lentamente de lado por alguien más importante, más perfecto a sus ojos.
*No voy a perdonártelo-grita Kazki con todas sus fuerzas-no voy a perdonarte nunca por esto-la cabeza comienza a latir por la fuerza de su llanto pero eso no lo detiene-me lo prometiste, Liz. Dijiste que nunca estaría solo...Liiiz...ven por favor-grita con fuerza-por favor, quiero ver a Liz, quiero estar con ella.
Dabi chasquea la lengua molesto. No hay nada más irritante que un niño...excepto quizás, los recuerdos que puede evocar sobre su infancia, ese llanto es tan parecido, casi puede sentir el miedo, la tristeza, la soledad...todo lo que siente ese irritante mocoso.
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Almas (Shota Aizawa)
Fanfiction2 parte de "Ojos" Estos son los momentos críticos de ser un héroe, ese momento que el público no conoce...ese donde los sentimientos personales se cruzan con lo que aprendiste...así que debes tomar una decisión ¿Qué camino vas a tomar? ¿El de los h...