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Estaba temblando sentado en su cama, sólo esperando el momento en el que Sunwoo fuera a cazarlo como si fuese una ardilla indefensa. Se preguntó ¿Porqué había hecho algo así? ¿Porqué todas las discusiones, las humillaciones y los gritos no había sido suficiente para enseñarle que debía mantenerse al margen con el menor? Era un imbécil, un completo estúpido y ahora solo le esperaba la mas insufrible paliza de su vida, si no es que la muerte, dependiendo de que tan misericordioso fuera con él.

Ahora tenia miedo, demasiado, por eso se encerró: puso seguro a la puerta y a la ventana, inclusive colocó su bate de béisbol a un costado de su cama, porque en el peor de los casos sabía que tendría que defenderse.

Habían pasado segundos paranoicos, en lo que dejaba de temblar por momentos, pero también en los que cualquier ruido del exterior lo puso en alerta sobresaltándolo y se mordía los labios angustiado con un nudo en la garganta. Pensó apelar a su lado bueno ingenuamente, aunque después de pensarlo bien se dió cuenta de que era algo imposible razonar con él. Por eso se resignó a que SI, le darían una paliza, una muy dolorosa, humillante e insufrible, pero tal vez no pasaría de ahí... tal vez.

Los constantes sobre saltos y las horas de la madrugada terminaron por vencerlo y terminó durmiéndose.



Los ruidos de la mañana inundó todo, aunque no eran tan fatales, porque de hecho eran pacíficos: el trinar de los pájaros, el viento entre las copas de los árboles, el sonido de las calles y entre ellos, súbito pero discreto, el filo de un cuchillo, que se metió en un espacio de la ventana, abriéndola en un sonido casi inaudible, dejando entrar acto seguido a la brisa mañanera, acompañado de una sombra amenazante.

Aquella figura caminó a través de la habitación, lenta, taciturna, hasta que se posicionó a un lado de la cama de Changmin y estando ahí lo observó detenidamente unos segundos, sin hacer ruido alguno.

El castaño no pudo percibirla, a pesar del aura asesina que desprendía como un humo rojo rodeándolo y finalmente aquella persona llevó una de sus manos al cuello del mayor mientras con la otra le tapó la boca sabiendo lo ruidoso que es al despertar.

El bajo se despertó súbitamente, abriendo los ojos de par en par, y quiso luchar pero le fue imposible, aquellas manos lo sometieron con fuerza y tras forcejear solo un poco pudo distinguir el rostro de Kim Sunwoo gracias a la luz que se colaba por la ventana.

- Voy... a matarte...- Jadeó el alto mirándolo con furia.

Changmin gimoteaba, negando con la cabeza repetidas veces, apretando los ojos con fuerza, con la cara encendida en rojo por la presión de no poder gritar, pero era inútil.

-Tú... imbécil de mierda... te haz atrevido...- Gruñó enojado recordando como encontró la moto que con tanto esfuerzo se compró - ¿Porque lo hiciste? Changmin, tú sabías todo lo que me llevo comprarlo y por un rencor de mierda lo destruiste - dijo dolido y saco su mano de la boca de su ex novio.

Changmin uso eso para poder respirar mejor y luego poso su mirada en el rostro de Sunwoo - Fue un accidente... - soltó con dificultad.

-¿Un accidente? - pregunto entre dientes - Deje mi motocicleta por cinco minutos y cuando salgo de mi casa te veo pasar asquerosamente encima de ella con tu coche ¿En qué momento fue un accidente? ¿Me dirás qué repentinamente te olvidaste como conducir? ¿O que hacías enfrente de mi casa a las tres de la mañana?

El castaño abrió la boca para luego cerrarla. Sinceramente no sabía cómo explicar al moreno como realmente sucedieron las cosas y sin salir herido en el proceso.

-Yo lo pagaré, lo juro - hablo de forma rápida - Pagaré cada centavo ¡También puedo ser tu chófer! Te llevaré y te traeré en donde quieras que vayas, sin importar la hora.

Adversarios 『Sunkyu』// The Boyz [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora