Gran descubrimiento

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Hago los deberes de la casa mientras tarareo una canción que Mae-Mae me enseñó hace poco, no he podido dejar de repetirla en mi cabeza desde ayer.

-Pero tu estarás bien...- termino la canción dándome vuelta solo para toparme con Bubba, quien da un respingo, tal parece que no quería que me diera cuenta de su presencia.

Sacude las manos con nerviosismo, retrocediendo algunos pasos.

-Eh, tranquilo- tomo con delicadeza sus grandes manos y las entrelazo con las mías -Está bien, no pasa nada- se tranquiliza un poco -¿Te gustó la canción?- asiente.

-Sin duda haces honor a tu nombre, mi niña- ambos giramos la cabeza, observando a Luda parada en el pasillo -Tienes una voz hermosa.

Siento que mi rostro se calienta de más y mis ojos se humedecen un poco, provocando la suave risa de la mujer.

-No te avergüences, eso estuvo precioso, ¿Verdad, Tommy?- él asiente dándole la razón a su progenitora.

-Gracias...- balbuceo jugando con mis dedos para no verlos a la cara.

-Cielo- me llama por lo que levanto el rostro -¿Alguna vez viste un arcoiris?- ladeo la cabeza, confundida -Thomas- llama con voz suave y emocionada -Llévala afuera, deprisa- empuja al mayor y este a su vez me arrastra con él, igualmente confundido -Antes de que desaparezca.

Nos deja en la puerta por lo que solo reímos avergonzados por la actitud de Mae-Mae.

Extiende su mano hacia mí, la tomo y ambos nos encaminamos a la sombra de un árbol desde donde puedo ver un bello arco en el cielo de varios colores, rojos, verdes, azules y amarillos, incluso puedo ver algo de morado en ellos.

Es lo más hermoso que he visto en toda mi vida.

-¿Cómo es posible?- Bubba me voltea a ver y con sus manos comienza a explicarme pero por desgracia no le entiendo nada de lo que intenta comunicarme.

-Thomas- me rasco la cabeza -Lo lamento pero... no entiendo tus gestos- bufa frustrado comenzando a caminar a la casa con mucha prisa.

¿Lo hice enojar?

Mi cabeza de pronto se vuelve un remolino de pensamientos entre los cuales están irme, quedarme, ir a buscarlo o solo darle su tiempo pero estos se ven interrumpidos cuando lo veo correr en mi dirección con algo en las manos.

Llega jadeando y extendiéndome una libreta con varios colores.

-¿Uh?- lo miro rodar los ojos y me arrebata el cuaderno, sentándose al pie del árbol para rayar con colores en las hojas de este.

Me siento a su lado para no molestarlo ni interrumpirlo y cuando termina, me enseña un dibujo de lo que parecen ser rayos de luz que pegan en algunas gotas de agua.

-¿Así se forman?- lo miro sorprendida.

Asiente orgulloso como un niño.

-Thomas- me mira esperando a que siga hablando.

-Por favor, enséñame más- sus ojos se quedan fijos en los míos y de nuevo siento que mi cara se calienta y una sensación extraña invade mi estómago.

¿Estaré enferma?

Me toco las mejillas, sintiendo un agradable cosquilleo al contacto de mis manos frías con el calor que emana de mi rostro.

-Creo que me estoy enfermando- me mira sorprendido y confundido por lo que tomo su mano derecha y la coloco en mi mejilla -Está caliente, ¿Ves? En el recinto me decían que si sentía mi cara caliente era por enfermedad, un resfriado o algo de fiebre.

My dear presentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora