Eres tú

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Encontró un lugar apartado, silencioso y bello en medio de un grupo de árboles que les recordaban a un bosque.

Thomas se sentó en la raíz de un frondoso y verde árbol, dejando a Harmony recostada sobre su regazo.

Esta se acurrucó, recargando la mejilla sobre su pecho.

-¿Qué pasó?- los ojos grises lo miraron con curiosidad -Nunca te había visto tan nervioso.

No podía decirle... no quería incomodarla o asustarla con aquella horrible experiencia en la que lo habían obligado a interactuar.

Se sentía sucio, perturbado.

Sólo necesitaba empaparse de la paz y la armonía que Harmony desprendía.

Sólo eso.

Negó con la cabeza, afirmando su abrazo sobre la cintura de la chica, bien acentuada gracias al bello vestido que llevaba puesto.

-Está bien si no quieres hablar, lo entiendo- habló con voz conciliadora para relajarlo.

Él lo agradeció.

Duraron en silencio unos cuantos minutos, disfrutando la presencia del otro.

Thomas jugaba con el cabello de la chica, la suavidad y lo sedoso que era lo tenían enbelesado.

Ella, trazaba figuras sobre su fuerte pecho con la punta de su dedo índice, demostrando que estaba cómoda con él, escuchando el lento y calmado palpitar de su corazón, algo que la arrullaba.

También era un gesto de cariño de parte de ambos.

Una manera de hacerlos sentir que estaban cerca, que estaban con ellos.

La fémina levantó la cabeza, encontrando esos bellos ojos profundos que la atraían cual abejas a la miel.

Se acomodó sobre su regazo y deslizó sus manos por el borde de la máscara que usaba para ocultar su rostro.

-¿Puedo?- preguntó con su voz aterciopelada.

Bubba se tomó un momento para responder, mirando ese bello rostro que lo tenía loco.

¿Cómo decirle que no a ella?

Asintió con la cabeza, dejando que las pequeñas manos de su chica le quitaran la máscara, descubriendo sus lastimados labios.

Esos que tanto había odiado durante mucho tiempo.

Y que ahora eran la adoración de un pequeño ser que lo amaba incondicionalmente.

Recibió una bella sonrisa como recompensa.

La joven de ojos grises acercó su rostro lentamente, disfrutando del cálido aliento de su chico acaraciciando su rostro.

En anticipación, él inclinó su cabeza dócilmente hacia ella, entrelazando sus labios con los ajenos en una bella danza.

Una que le transmitía seguridad, una que le decía que todo estaría bien siempre que se mantuvieran juntos.

Harmony subió una de sus manos hacia la nuca de Tommy, acariciando su cabello en suaves movimientos circulares que lo relajaron.

Tan sólo se escuchaba el ruido de la naturaleza.

Algunos pajarillos cantaban, el suave vaivén de las hojas movidas por una corriente de aire.

Parece que todo era perfecto.

Se separaron, escuchando sus propias respiraciones entremezcladas por la cercanía.

Juntaron sus frentes, dejando que toda la energía de alrededor los envolviera.

My dear presentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora