Cap 11: "Nuestro Hogar"

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La madrugada cayo y su turno había terminado. Media hora antes, cubrió a su compañero y fiel amigo para que este se retirara y tuviese la oportunidad de convivir con su familia antes de caer rendido, uno de los tantos gestos considerados que le provocaba una sonrisa de satisfacción al saber que contribuía en la felicidad de su mejor amigo. Tan solo le restaba regresar el vehículo al garaje de la estación, pero antes de hacerlo decidió dar una ronda más, para matar el tiempo y no ser consciente de lo que le esperaba al volver.

Acostumbrado a un horario irregular, se mantenía lucido al volante, conduciendo lentamente mientras movía la cabeza hacia los callejones y las partes mas oscuras para corroborar que todo estuviera en orden. Por la hora se daba el lujo de no seguir la ruta marcada y terminaba admirando calles que esbozaban paisajes pintorescos o se detenía en alguna tienda por un refrigerio nocturno. Esa era su intención, hasta que al doblar, algo llamo su atención repentinamente.

Fue tal su impresión que detuvo de golpe la patrulla y de inmediato marco la reversa —¿Que era eso? ¿A caso un fantasma? —Se detuvo a las puertas del cementerio principal, donde claramente percibió una silueta deslizarse entre las lapidas.

Un sudor frío lo recorrió, a cual quiera le habría sorprendido semejante cosa, a esa hora y en un panteón. No obstante, su deber, el morbo, una linterna y su arma de fuego le dieron valor para averiguar si se trataba de una entidad o de algún rapazuelo.

Se interno entre los sepulcros y los mausoleos, con la lampara en una mano y su arma en la otra. La infinita oscuridad y el profundo silencio lo mantuvieron en estado de alerta hasta que dio con la figura, de pie, contemplando una tumba en el olvido, para ese entonces la luz comenzó a parpadear, siendo seña de que estaba fallando.

El policía maldijo entre dientes y comenzó a sacudir el objeto tratando de no perder de vista a la silueta que sostenía un ramillete de flores y se inclinaba frente a la lapida. En ese momento el uniformado cambio un poco de ángulo, pudiendo contemplar el rostro del sospechoso y repentinamente dejo caer su linterna, que al tocar el suelo volvió a brillar directo hacia el intruso.

No podía creerlo, incluso se pregunto por un segundo si estaba alucinando, o si se había quedado dormido al volante y su conciencia lo estaba traicionando.

—¿Hilde? —dijo con los ojos y la boca aun abierta, dando un paso hacia la fémina —¿Eres tu? ¡Si eres tu!

La otra también lucia un tanto sorprendida y pestañeo dos veces seguidas.

—¿Yuriy?...

—Realmente me diste un susto, escabulléndote en un cementerio, creí que eras un fantasma.

—Oh, me alegra que hayas notado que era humana antes de disparar o algo así —dejo salir una risita.

Minutos después del repentino encuentro, el oficial se traslado junto con su conocida hasta un establecimiento que estuviese abierto en el cual podrían comer algo y charlar un poco.

—Me sorprende que me reconocieras —dijo Hilde, jugando con la punta de su pajilla —ha pasado mucho tiempo.

—Quince años — respondió de inmediato.

Ella lo miro impresionada de que llevara la cuenta.

—Suena poco, pero, quince años, es casi una vida.

—Tu también me reconociste a pesar de los años.

—Bueno, ese cabello no lo tiene cualquiera —volvió a dejar salir una risita y estiro su mano para tocar la melena rojiza del otro —Lo usabas mas largo, aunque así se te ve muy bien.

BEYBLADE "Glorias del pasado, batallas del presente" (Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora