Destino Inesperado (Adaptación Jenlisa G!P)

Capítulo 9

—Temía que me rechazaras, — dijo Lisa.

Le ofreció una tensa sonrisa, tratando de mantener la profesionalidad.

Aunque si ese fuera el objetivo de Jennie, no lo haría.

Iba con un vestido de tirantes de color rojo y una raja a uno de los lados.

Lo había comprado el otro día en Chanel y se enamoró de él al instante por su aire de sensualidad.

—Jamás me perdería la invitación.

—Me alegro, Ruby Jane.

Parpadeó, deslumbrada por su sonrisa durante un momento, antes de recordar que había usado su  nombre de su canal —Genial, — dijo ella, recuperándose de la pausa lo mejor que pudo. —¿Empezamos?

—Creí que nunca lo dirías, — respondió Lisa, tendiéndole el brazo. —Sígueme, por favor.

Salió con Lisa del hotel hacia la calle y tragó saliva.

Jennie esperaba con todas sus fuerzas que no hubiera notado su reacción.

Había asumido por alguna estúpida razón que tomarían el metro, pues era el medio que había usado ella para desplazarse por la ciudad.

¿Cómo podía ser tan torpe? Lalisa Manoban viajaba nada menos que en limusina.

Sintió un intenso calor en el vientre y su sexo palpitar de deseo.

Sus músculos tenían memoria y la última vez que había estado en una limusina con Lisa, había tenido orgasmos alucinantes.
    
Lo único que evitaba que se derritiera en un charco allí mismo era el hecho de que no podía ser exactamente la misma limusina.

—¿Se encuentras bien, Señorita Kim? — preguntó Lisa con tono preocupada.

Jennie asintió y caminó con Lisa hacia el vehículo.

La suavidad del asiento de piel hizo que los recuerdos de la única y última vez que había montado en una limusina se desencadenaran en su memoria.

Revivió la sensación de sus manos acariciando sus muslos, su lengua recorriendo sus labios sensibles y los innumerables besos a su piel.

—Oh, Dios.

—¿Segura que estás lista para el viaje de arquitectura? —preguntó Lisa.

—Contigo, Lisa, es imposible estar segura de nada, — dijo mientras la limusina avanzaba por las calles

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Siempre le había gustado el estilo de la arquitectura.

Todo se asemejaba a fantasiosas edificaciones.

Había algo surreal en los diseños, no horrible, pero definitivamente de otro mundo.

Como amante del terror y la fantasía, siempre le había fascinado.

Si tuviera millones de dólares, rodaría todas sus películas en edificios o cerca de las estructuras que había diseñado.

No entendía por qué Hollywood no lo hacía. Se podría ahorrar una fortuna en estructuras neogóticas perfectas que podían utilizarse.

Levantó la vista, tratando de asimilar el tamaño de la edificación ante ella.

Ver el paisaje en los libros o en Internet no la había preparado.

Era como si estuviera en un sueño.

Parecía como si la piedra del edificio principal se derritiera sobre sí misma.

Era completamente irregular y llena de miles de estatuas.