Capítulo 13

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El día antes ya había regularizado su horario para las pastillas.

Además, si no daba el siguiente paso iba a estallar de deseo.

Lisa apretó la mandíbula y miró por encima de su hombro, aunque ambas sabían que nadie de los turistas de la calle podría verlas. —De acuerdo, pero si…....

Jennie le tapó los labios con uno de sus dedos. —No cambiaría de opinión ni por todo el oro del mundo, Lisa. Te deseo. No.., te necesito.

La rodeó con sus brazos y sintió el momento en que cedió.

Lisa la abrazó con fuerza y la levantó, ayudándole a enlazar las piernas en torno a su cintura.

—Creo que vamos a tener que maniobrar un poco más, — dijo Lisa, apoyándola en la pared de ladrillo.

Bajó la mano, deslizándola por su pierna y acariciando con fuerza la piel de su muslo.

Jennie se estremeció al sentir su tacto, notando oleadas de placer en cada parte de su cuerpo.

—Puede que necesite ayuda para eliminar algunas barreras.

Jennie asintió y, haciendo algo parecido a una acrobacia, le ayudó a quitarle la ropa anterior que Lisa guardó en el bolsillo de su ropa.

Jennie apreció aquel gesto.

Lo último que necesitaba era que alguien encontrara su ropa interior tirada en un callejón cualquiera.

No es que su ropa interior llevara escrito su nombre, pero no podía soportar pensarlo.

Si Rosé su mejor amiga descubría algo así, se lo estaría recordando eternamente.

Lisa la ayudó a sostenerse contra la pared con su fuerza.

Se le clavaba el ladrillo en la espalda y gimió de placer ante la expectativa de sentir al fin a su chica en su interior.

Había soñado más de una vez con Lisa.

Lisa se había convertido en la estrella de sus más profundas fantasías eróticas durante meses, y ella era todo lo que podía desear.

La tenía exactamente donde la quería y, mientras estuvieran en la ciudad de vacaciones, no la dejaría escapar.

Lisa se bajó su ropa y Jennie deseó que estuvieran en un lugar más privado más juntas.

No porque tuviera miedo a hacer el amor en un callejón, sino porque quería verla detenidamente y admirar sus abdominales y disfrutar de su cuerpo perfectamente esculpido que no había podido admirar con claridad durante la pelea en su casa del primer día.

Pero habría tiempo para eso después y para probar cada onza de su tableta de chocolate, dejando que su lengua trazara patrones secretos sobre su torso hasta descender camino a su intimidad.

La luz de la luna brillaba por encima del oscuro callejón y proyectaba su luz plateada sobre Lisa, resaltando su figura marcada y haciendo brillar sus ojos de color miel con un aire casi feroz.

Además, la poca luz le permitía contemplar su parte privada dura debido a la enorme erección que traía.

Se le hizo la boca agua al verla e involuntariamente, se lamió los labios.

Jennie abrió las piernas y ajustó las caderas lo mejor que pudo a las de Lisa.

La miró con sus intensos ojos felinos.

—Iré despacio Jennie. Dios sabe que quiero follarte como si no hubiera mañana, pero me prometí a mí misma que la primera vez que lo hiciera contigo, te haría sentir todo lo que deseas y necesitas.

—Espera. ¿Cuándo hiciste esa promesa? — preguntó Jennie, llena de curiosidad.

—Puede que fuera cuando vi tu primera reseña en tu canal. Debo admitir que me enganchaste con solo verte disfrazada de una manera tan linda.

Lisa relajó las caderas para alinearla con las suyas, de modo que la cálida punta de su miembro acariciara la entrada de su sexo, rozando sus labios más secretos.

Jennie se estremeció e inclinó su cuerpo hacia Lisa, haciendo lo necesario para que la hiciera suya.

— No me preocupa eso. No me importa cómo me tomes, siempre y cuando hagamos el amor. No puedo resistirme a ti, Lisa, ya no.

Lisa la penetró despacio, centímetro a centímetro.

Cuanto más entraba en su cuerpo más fuertes eran las corrientes de placer que azotaban sus sentidos y recorrían sus nervios llenándola de vida, energía y excitación.

Cuando estuvo ella por completo en su interior, la miró a los ojos.

—¿Estás lista, gatita? — preguntó, con voz tan dulce y suave como la miel.

Su aroma a canela inundaba sus fosas nasales y hacía que su néctar fluyera entre sus piernas.

—Dios, la sensación ya es increíble.

—Sí, — dijo Jennie, apretando los muslos en torno a su cintura.

—Haz todo lo que quieras, Lisa. Por favor.

Su voz tenía un tono suplicante, pero no le importaba.

Llevaba deseando ese momento desde hace catorce meses y por fin había llegado.

Lisa no dijo nada, pero siguió mirándola fijamente mientras empujaba las caderas hacia adelante con un rápido movimiento delicado.

Jennie gimió con fuerza al sentir un fuerte placer recorrerla, como si una ola tras otra la salpicaran en el Pacífico, cada vez con mayor intensidad.

Sus movimientos eran limitados al estar apoyada contra la pared, pero trató como pudo de girar el cuello para probar sus labios y acariciar su lengua con la suya.

Lisa contestó a sus besos hambrienta  con mordisqueos insaciables, capturando suavemente con sus dientes el labio inferior de Jennie.

Ella gimió y movió las caderas siguiendo el ritmo que le marcaba Lisa, cada vez todo más intenso al hacer el amor juntas.

Las olas eran cada vez más grandes y su cuerpo temblaba de placer. Estaba muy cerca del éxtasis.

Lisa llegó primero, disparando su semilla en su interior, que se mezcló con sus propios flujos.

Eso fue todo lo que hizo falta para que Jennie alcanzara también su propia liberación.

Se sintió totalmente completa al tener a Lisa dentro de ella y la ola que se rompió en su interior se convirtió en un tsunami de placer, que la derrumbó y la obligó a cerrar los ojos y dejarse llevar por la potencia del orgasmo.

Su cuerpo no la sostenía, y si Lisa no hubiera estado allí agarrándola en un fuerte abrazo, se habría caído al suelo directamente.

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Gracias por leer ✨

Fin del Maratón ✨ Espero les esté gustando la Historia ✨

Destino Inesperado (Adaptación Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora