Capítulo 16

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El sol se estaba poniendo en el cielo mientras ayudaba a la señorita Kim a llevar a su caballo al centro del ruedo.

Siendo justas, había visto peores jinetes novatas. Pero Ruby Jane era increíble.

No se había resbalado del caballo, aunque en una silla de montar era difícil.

Se había agarrado varias veces a la melena de la yegua a punto de caerse y su postura no era correcta, pero no lo había hecho mal.

La yegua había hecho su trabajo una vez más, y valió la pena todo el esfuerzo y la coordinación para ver aquella amplia sonrisa en su rostro.

—¿Segura que quieres verme en acción gatita? — preguntó Lisa.

Jennie asintió con la cabeza, aun agarrando las riendas fuertemente. —Quiero ver de lo qué estás hecha.

Llevó a Trueno de nuevo al lado del ruedo contra la barandilla.

Apretó con fuerza las riendas y cambió la postura del cuerpo, agachándose en la tercera posición para el galope y luego chasqueó la lengua.

Apretó los muslos a los costados del caballo, aplicando presión para hacer que avanzara y cabalgaron a la velocidad del viento.

Aunque llevaba puesto el casco, Lisa sintió el aire en el rostro con tanta fuerza que le enredaba el cabello y le movía la ropa.

Dio un pequeño golpe en el costado de Trueno y partieron al galope, sintiendo como si los cascos del caballo ni siquiera tocaran el suelo.

Era como volar, lo más cercano al poder y a la libertad que había estado jamás.

El paisaje pasó junto a Lisa en una mezcla deslumbrante de naranja del sol poniente, del polvoriento marrón de los campos adyacentes y el ocasional destello del brillante cabello de Ruby Jane.

Echaba de menos aquello cuando estaba atrapada detrás del escritorio trabajando.

Era lo que echaba en falta durante las innumerables reuniones de trabajo, contable y la parte de publicidad.

Era una competencia feroz, una trampa urbana tan lejana de la realidad que ni siquiera podía lidiar con ella.

Una vida falsa, un simulacro.

Las únicas cosas reales para Lisa eran aquella embriagadora libertad sobre su corcel favorito y el amor que albergaba en su corazón por la Señorita Kim.

Poco a poco, disminuyendo su ritmo y ansiosa por hacer un picnic con su linda gatita.

Lisa llevó a Trueno de vuelta al ruedo.

Desmontó primero y luego ayudó a Ruby Jane a bajar de su yegua.

Caminaron de la mano juntas por el sendero mientras las personas trabajadoras de la granja se hacían cargo de los caballos que habían dejado atrás.

La mano de la señorita Kim era tan pequeña en la suya.

Era extraño que solo le pareciera pequeña cuando pensaba en ello.

Cuando la veía a diario, Ruby Jane era un auténtico torbellino de energía, siempre ocupada en algo.

Parecía enorme, pero al sostener su mano frágil en la suya, Lisa recordó que podía perderse o resultar herida como antes en aquel maldito callejón.

—Estás frunciendo el ceño, — la acusó Jennie mientras pasaban junto a los árboles, alejándose de la granja. —¿Estás bien Lisa?

—Solo estoy pensando Ruby Jane—dijo Lisa. —Lo que pasó anoche fue aterrador, tenía miedo de perderte.

Jennie negó con la cabeza, sorprendiéndole con su reacción. —No, no lo fue. Sabía que me protegerías y así lo hiciste. Eres mi salvadora Lisa, mi mujer maravilla.

No estaba segura de sentirse como una salvadora ni una mujer maravilla. Si algo hubiera ido mal, no estarían allí ahora.

Apretándole delicadamente la mano, añadió: —Espero que siempre pueda protegerte Ruby Jane. Hice todo lo que pude.

—Y le diste a ese sujeto una paliza de muerte. — Dijo Jennie y su tono reflejó la sinceridad que había en sus ojos gatunos.—Gracias por salvarme Lisa, de verdad. Eres mejor que la mujer maravilla real.

Lisa rio por lo bajo. —No estoy tan segura de eso gatita.

—Bueno, no usas mallas extravagantes, ni el disfraz así que no hay duda de que eres mejor que ella.

Caminaron en silencio durante veinte minutos más, adentrándose en el bosque hasta que llegaron a una colina apartada, el lugar elegido por Lisa para hacer el picnic nocturno.

El sol, a punto de ponerse, proyectaba tonos naranjas y rosados en el cielo que parecían reflejarse en el cabello de su gatita.

Parecía la reina de las hadas entrando en la cañada, una criatura salvaje que había agraciado su vida con su presencia.

Jennie sonrió al ver los preparativos de Lisa. —Qué maravilla.

—¿Esperabas menos? Sé que tienes que estar muerta de hambre, disculpa nos demoramos un poco en llegar.

—Sé que Tornado ha hecho gran parte del trabajo, pero estoy hambrienta, —admitió Jennie sentándose sobre la manta y sacando los platos de la cesta.

Lisa la imitó. —Esto son postres, los aperitivos que ponen en los bares por aquí. También he traído patatas fritas, algunas verduras asadas, quesos, y por supuesto lo mejor que puedes llevarte a la boca:Pollo hornado en su propia salsa.

Jennie palideció y la miró con escepticismo. —Si te soy sincera, dudo mucho que pueda comer tanto.

—Tiene sentido lo que dices, pero te repito que todo está muy exquisito.

—Esta bien pero no te aseguro comer todo — respondió Jennie.

Lisa tomó un trozo entre sus dedos y se lo acercó a los labios. —Ruby pruéba los vegetales primero.

Jennie miró con recelo. —Ni hablar, preferiría empezar por los postres.

—Te recomendaría empezar por lo saludable.

—De eso nada, yo elijo por donde empezar — dijo, dando un bocado a las patatas fritas.

Pero Lisa le cambio el plato para que comiera las verduras asadas.

Jennie comió las verduras asadas y cerró con fuerza los ojos mientras masticaba y, al momento, empezó a gemir de gusto.
—Vaya, está exquisito.

Lisa sonrió triunfante. —Te dije que lo estaba Ruby, las verduras asadas son muy ricas.

—No dijiste que sería una explosión impresionante de sabor en mi boca.

—Jamás diría algo así.

—Pues deberías. Conseguirías que más gente las comiera.

—No quiero compartir un picnic romántico con nadie más, solo quiero estar sola contigo Ruby.

Jennie asintió, pero su expresión se volvió tensa y su sonrisa se apagó.
—No tienes que darle más importancia de la que tiene. Sé que debes tener…. No sé... bastante experiencia con otras chicas.

—¿Experiencia?

—Con Sana, Somi y a saber cuántas más.

—Con nadie más porque ya te he encontrado, Ruby Jane, y no quiero que estemos juntas solo hoy o durante el viaje, te quiero a mi lado siempre.

Lisa se metió la mano en el bolsillo y sacó una caja de terciopelo......

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Gracias por leer ✨

Destino Inesperado (Adaptación Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora