Destino Inesperado (Adaptación Jenlisa G!P)

Capítulo 19

Dos Meses Después…

Se desmayó y se habría caído frente a todas las personas presentes si Rosé su mejor amiga no la hubiera agarrado.

El calor del sol de principios de Noviembre estaba haciendo estragos en Jennie, pero últimamente estaba falta de energía y sólo tenía mareos.

Supuso que se debía a la rapidez con que marchaba la fase de preproducción de la película que estaba creando.

Dado que giraba en torno a una aparición en el famoso museo de arte que, Lisa y ella se trasladaron en su primer viaje juntas mientras duraba la filmación.

Lisa tenía asuntos que atender en la compañía con el sindicato de todos modos, así que era un plan perfecto.

Vivir juntas era una bendición, pero aún Lisa no le había dicho que la amaba y temía no escuchar jamás aquellas preciosas palabras de sus labios.

Rosé la ayudó a levantarse y la condujo por las escaleras hasta la fresca nave de piedra.

Se sentó en un banco y sintió ganas de llorar.

Se sentía fatal desde hace más de un mes y había ganado peso.

Nunca había sido alta y delgada como su mejor amiga, pero había puesto unos cinco kilos.

Vale, puede que fueran siete kilos más. Una parte de ella trataba de culpar al estrés de la película y a las maravillosas comidas de su aumento de peso.

Fuera lo que fuera, Jennie no se sentía bien y odiaba aquella sensación de cansancio.

—Bien, — dijo Rosé en susurros cuando una señora las miró con reprobación al pasar. —¿Qué te pasa Jennie? Llevas pálida como una hoja de papel desde que llegué a visitarte. ¿Estas enferma? ¿Tienes anemia o algo parecido?

Jennie hizo un gesto negativo con la cabeza, aunque una deficiencia de hierro podría explicar por qué se sentía tan mal. —Creo que he estado trabajando demasiado en la película.

—¿En serio?

—¿Qué ? — exclamó, forzándose a hablar en voz baja y a no exaltarse. No sería bueno maldecir cerca de personas que no conoce, pese a que la expresión en el rostro de Rosé la ponía nerviosa y la molestaba al mismo tiempo. —¿En qué estás pensando Rosé?

—Pues en que llevas aquí en tu nueva casa una temporada, teniendo relaciones como una coneja cuando no estás trabajando en la preproducción de la película.

—¿Y?

—Y, a veces, pasan cosas… — dijo Rosé. Entonces se llevó las manos a la barriga.

—¿Segura que no vas camino a ampliar la familia?

—¿Eh?

—Embarazada de un bebé, encinta, Existe la posibilidad, ¿No?

—No a menos que sea del cielo o por abducción alienígena. Tomamos precauciones Rosé. Yo tomo la píldora con total precisión y Lisa usa protección.

—Pensé que esa podría ser la razón, de tus mareos — dijo, mordiéndose el labio.

—No. Yo… — Entonces Jennie se detuvo, recordando aquella vez hace tres meses en el callejón junto al parque. No había tomado bien la dosis debido al jet lag y tampoco habían usado protección.
—Oh, no.....

—¿Qué? — dijo Rosé, sujetando la mano de Jennie. —Cariño, ¿Qué te ocurre?

—Nos pasó una vez, buenos dos veces pero hace meses y hemos tenido mucho cuidado desde entonces.

Su mejor amiga y cómplice le ofreció una sonrisa comprensiva. —Sabes que con una sola vez es suficiente.

—Pero no puedo. ¡No estamos preparadas Rosé! — Jennie respetaba las decisiones de otras mujeres al abortar, pero ella no tenía esa fuerza para tomar una decisión así.

Si estaba embarazada, no le quedaba otra que tener al bebé y no perder la esperanza.

Incluso si Lisa se asustaba y arruinaba la vida perfecta que llevaban las dos ahora. —Dios, le he mentido a todo el mundo.

Rosé frunció el ceño y le apretó la mano. —No estás sola tienes a Lisa.

Llevo todo este mes viéndolas a Lisa y a ti juntas. Para empezar, son de esas parejas tan perfectas que dan ganas de vomitar.

Además, la he visto con los hijos de su tía. Será una madre maravillosa.

—Lo sé, — dijo Jennie, pensando en lo adorable y dulce que era Lisa con los hijos de su tía.—Es genial con ellos. No la merezco.

—Eres la mejor amiga que he tenido nunca Jennie. No entiendo por qué dices eso.

Suspiró y miró el cuadro del museo, el mismo cuadro que hace meses vio con  Lisa.

Jennie debía empezar a confesar ahora.

—Conozco a Lisa.

¿Eh? — preguntó Rosé, mirando a Jennie desconcertada. —¿Y?

—No, me refiero a que la conozco más tiempo, cuando ella vino al bar hace unos dieciséis meses.
¿Te acuerdas de esa noche en la que fuimos al concierto en vivo, pero estuve bailando antes con una hermosa chica?

—Sí, estabas dándolo todo en la pista de baile y… ¿Era la misma Lisa?

Jennie asintió y agarró con fuerza el banco que tenía delante hasta que sus nudillos se volvieron blancos.
—Dijo que se llamaba Lisa, pero nunca me dijo su apellido, así que no sabía que era ella cuándo me presenté a trabajar para la familia Manoban y cuando Moonbyul me hizo la entrevista yo acepté.

Lo supe después cuando fui a su casa, pero necesitaba el dinero también el trabajo y no sabía que intimaríamos y llegaríamos tan lejos las dos.

—Vale, — dijo Rosé tomando aire y echando hacia atrás uno de sus mechones rubios. —Eso no significa nada. El destino, la vida misma está llena de coincidencias y te dio solo su nombre.

—Pero da una impresión terrible Rosé. Las personas pueden pensar que me hago un hueco en su empresa, la seduzco, consigo que financien mi película y ahora por un fallo con la píldora......

—Te recuerdo que dos personas no bailan si una no quiere. No lo sabías.

—Y aquí estoy recibiendo dinero de ella y puede que incluso esté embarazada.

Da una impresión terrible, su hermana va a pensar de que la he estado siguiendo y espiando o de que lo he planeado todo, está claro.

—Cariño, no pasa nada. Lisa te ama y ella sabe quién eres.
—Pero si quieres yo hablaré con su hermana y la haré entender por la buenas.

Jennie tenía ganas de esconder el rostro entre las manos y llorar.

—No, Lisa conocía a Ruby Jane, su asistenta personal y escritora de una película. No conocía a Jennie, la camarera de la discoteca, en realidad todo se veía mal y sin duda Jisoo no entendería y la juzgaria.

Había mentido y ahora no sabía cómo confesar...

Se puso en pie y trató de bajar del banco.

Entonces su vista se tornó borrosa y todo se volvió negro.

Cayó al suelo..

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