Podría decirse que, por azares del cruel destino, Morgana y Dimitri nacieron con la peor suerte del mundo.
Por separado ambos son marginados sociales y ser un par de adolescentes huérfanos no ayuda a su situación.
Sin embargo, es evidente que la mal...
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Dimitri se sentía un poco culpable por haber hecho que su hermana accediera a viajar con Jessica y los otros niños... Solo un poco. No lo suficiente como para desear retractarse de su decisión.
Si era honesto, no sabía bien el origen de su terquedad por querer ayudar a esos niños y, sobre todo, haber creído en su historia con considerable facilidad. Quizá se debía a esa sensación que ahondaba en su pecho, o a esa voz en el fondo de su cabeza que insistía que debía hacerlo... O, tal vez, Morgana tenía razón y las historias a las que siempre se aferró lo habían afectado. O quizá la curiosidad que sentía por saber algo de los padres que lo abandonaron era más seria de lo que imaginó.
Fuera cual fuera el caso, sabía que su determinación era real.
Las tres horas pasaron más rápido de lo que Dimitri había esperado. Permanecieron en un Burger King durante aquel tiempo, guardando energía y fuerzas (o esto fue lo que dijo Jessica sobre el motivo por el que no iban a irse) hasta que se hizo tarde y los empleados finalmente los corrieron cuando el reloj dio las once de la noche. Pero fue bueno para ellos, porque para entonces ya se había cumplido el plazo de tiempo que se habían propuesto en un inicio.
Dimitri no iba a negar que estaba nervioso... Oh, claro que lo estaba. ¿Quién no lo estaría? Sin embargo, también estaba ansioso, preguntándose cómo sería el mundo de Marzaba del que Jessica había hablado. ¿Sería como alguno de los que había conocido en los libros y mangas? Quizá eso implicaría que sería medieval o algo similar, y si así era, tenía gran curiosidad y millones de preguntas sobre cómo eran las cosas en ese lugar... Sin embargo, sabía que debía mantener la compostura y ser cuidadoso al respecto, o de otra forma parecería que solo había aceptado viajar a Marzaba por simple curiosidad (y aunque errada no estaba la idea, no iba a admitirla en voz alta).
De acuerdo. Quizá no era muy saludable comparar su situación con la fantasía que leía. ¿Y si mejor la comparaba con series de televisión? No, sería lo mismo.
Dimitri sacudió la cabeza y, con ello, sus pensamientos. Miró a su alrededor, observando las luces que emitían los faroles en las calles, rascando su cabeza y sintiendo un escalofrío recorrer su espina dorsal al percibir el frío en el ambiente.
Habían salido ya de Burger King y ahora estaban afuera en el estacionamiento, esperando a que Auguste pudiera concentrarse lo suficiente como para encontrar la forma de que llegaran a su destino, que era el portal hacia Marzaba aparentemente oculto en una de las instalaciones del Gobierno de su país.
Morgana parecía muy inquieta, y Dimitri no podía culparla. Ni siquiera habían tenido tiempo de cambiarse de ropa y ahora solo llevaban la misma que llevaron a la escuela... Aunque al menos no era un uniforme, pues así habría sido más incómodo. Además, ambos llevaban sus mochilas escolares, y no pensaban dejarlas, porque uno nunca sabía cuando podían necesitarlas.
De cualquier forma, él y su hermana estaban ansiosos, y con motivos razonables.
Auguste abrió los ojos que había mantenido cerrados hasta ese momento, inhalando una bocanada de aire.