Segundo error

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No tengo cara para mirar a nadie, a mi hermana y a mi madre mucho menos.
Cometí el peor error, estuve con un hombre casado como Rachel y encima es un mafioso como Ilenko Romanov. Tanto que juzgué a mis hermanas y yo caí aún más bajo.

Pero ... no me arrepiento, por increíble que parezca no lo hago. Por primera vez me sentí viva, Antoni es peligroso, no solo por ser mafioso sino porque puede hacer caer hasta al más fiel de los ángeles.

Eso me ocurrió a mí, no soy un ángel, pero si una hija que solo vive para enorgullecer a su madre y honrar el apellido de su padre. Todo eso lo jodí en una hora, una ardiente y apasionante hora.

Estoy en mi cama aún pensando en la tarde anterior. Toda la noche la pasé en vela sin poder pegar ojo. Aún no puedo explicarme como llegué a sus brazos, como logró atraparme hasta hacerme entregar mi pureza ,y a él, precisamente a él.

Mi hermana sigue reunida con los clanes y mamá intentando mejorar su relación con Emma, yo no tengo fuerzas para enfrentar a nadie hoy.

Salgo como alma en pena de la cama directo a la ducha. No he querido bañarme desde ayer porque su olor lo tengo encima y por alguna retorcida razón no deseaba quitármelo.

Preparo la tina y vierto aroma de manzana, entro con cuidado. Me duelen las caderas y las piernas, creo saber el porqué y enrojezco por pensar en ello.

"¿Qué se supone que haga ahora?"

Esa pregunta no sale de mi cabeza. He pensado seriamente en irme a Gehena y colaborar con los médicos de Cedric en secreto. Solo sé que aquí no puedo seguir.

No solo por lo ocurrido, sino mi imposibilidad de pararlo si se vuelve a presentar la oportunidad. Antoni es inteligencia, control, rudeza y delicadeza a la vez. Para mí fue un tsunami, un gran tsunami que derrumbó todas mis barreras, me dejó completamente expuesta a su merced y sin ganas de cubrirme de nuevo, y eso es peligroso porque como él mismo dijo, cualquiera me puede atacar y no precisamente para hacerme sangrar o causarme la muerte, y me lo demostró, así estoy ahora por su ataque, expuesta e indefensa.

Me hundo en la tina completamente y aguanto la respiración unos minutos. Recuesto la cabeza en el borde y las imágenes de la tarde anterior se repiten como una película ante mis ojos. Sus manos en mis caderas, sus labios apresando mis pezones, sus ojos quemando cada parte de mi cuerpo, su lengua acariciando la mía, su miembro hundiéndose en lo más profundo de mí y tomando para sí lo que nunca había sido de nadie.

Mis manos se deslizan por mi cuerpo e inconscientemente termino con una tocando mi pecho y la otra entre las piernas.

Un jadeo escapa de mi boca sin poder retenerlo. Me toco con una sola imagen en la cabeza, así al menos no le hago daño a nadie. Aumento el ritmo a medida que mi excitación aumenta. El calor del agua aumenta mi temperatura corporal, el vaivén del agua a la altura de mis pezones me prende más.

-Antoni ...- gimo el nombre de mi pasión prohibida en la soledad de mi cuarto de baño mientras siento venir un orgasmo que comienza nublando mi mente.

-No seas avariciosa cara... - el susurro bajo y ronco en mi oreja me hace dar un salto y salgo de mi burbuja.

Antoni está agachado al lado de la bañera con una camisa blanca con las mangas recogidas. Sus pupilas están completamente dilatadas mientras me mira fijamente. Mi respiración está agitada y mi cuerpo está tenso. No sé qué decir y la vergüenza me invade haciéndome hundir mi cuerpo hasta el cuello y agachar la cabeza.

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