Laila
-Que empiece la guerra.
Las caricias que va dejando por mi cuello con su nariz no me deja captar bien el mensaje. Parezco un perro jadeando por un hueso.-Creí que teníamos una tregua temporal- mi voz es apenas un susurro mientras me aferro a sus pectorales.
Su risa ronca causa escalofríos en todo mi cuerpo y tiemblo cuando lame desde la base de mi cuello hasta mi oreja.
-La tregua fue mientras hablábamos. Ahora ... tendremos guerra - termina mordiendo el lóbulo de mi oreja haciéndome soltar el gemido que intentaba contener.
¿Por qué tiene que gustarme tanto el peligro?
Dejo de pensar, dejo de analizar y me dejo llevar por el tsunami que representa Ali en mi vida en estos momentos.
Me separo de él de golpe y lo empujo hasta que cae sentado de nuevo en el gran sofá, sorprendido.
-Ya tuviste tu momento de victoria conmigo. Permíteme cobrar el mío.
Poco a poco voy desabrochando el gabán para dejar a la vista mi diminuto tanga rojo con correas que se ajustan a mis muslos y el brasier de encajes que deja a la vista mis pezones. Dejo caer la prenda finalmente y me le acerco lentamente.
Su mirada no ha abandonado mi rostro en ningún momento, tal parece que desea tatuarme en su cuerpo.
Me subo a su regazo y contoneo las caderas mientras beso su rostro y cuello. Muerdo la base del mismo y suelta un jadeo ahogado. Me es imposible no sonreír «¿Quién es el perro jadeando ahora?»
De pronto parece reaccionar y me toma por la nuca, mientras su otra mano se apodera de mis glúteos.
-Ya tuviste suficiente bombón. Ahora aclaremos los roles, yo ordeno y tú obedeces ¿Entendido?
No puedo responder, me desconcierta tanto el poder que inflige en mí solo con una acción o una frase, y ni que decir con sus manos en mi cuerpo. Me quita la voluntad.
-¡¿Entendido?!- Me presiona más y jala de mi pelo hacia atrás.
-S...si.
Al instante que las palabras salen de mi boca soy lanzada a la cama donde quedo extendida de piernas y brazos.
-Ahora serás una niña buena y dejarás que este pobre hombre sacie su hambre con tu cuerpo. - saca una navaja de su pantalón y por un momento creo que me asesinará, sin embargo, me sorprende cuando abre más mis piernas y hace un corte limpio en mi tanga dejando un hueco en medio.
Se arrodilla entre mis piernas mientras baja su rostro a mis muslos dejando un camino de besos y mordidas que me elevan hasta el séptimo cielo.
Cuando llega a mi zona íntima, tira de los bordes que acaba de cortar agrandando el orificio de la tela. Su respiración tan cerca de mi centro me hace retorcer. Juega con mi paciencia y me harta.
Me incorporo un poco en la cama para alcanzar su rostro y llevarlo justo donde más lo necesito, a estas alturas mi vergüenza se perdió.
Ali sonríe por mi acción atrevida y demandante pero me da lo que quiero. Comienza a devorarme como un verdadero animal hambriento. Me alza las caderas y muerde mis glúteos fuertemente calmando luego el dolor con una lamida.A estas alturas me preguntan mi nombre y no sabría que responder.
-A...Ali - tiemblo y me da miento porque siento que me voy a ahogar - Pa...para.
-No - suena firme sin dejar de morderme, chuparme y besarme - Dame tu néctar, bombón.
No puedo más, juro que intento contenerme pero no puedo. Termino prácticamente convulsionado en medio de la cama y sintiendo que me orino. Mis jadeos son lo único que se escuchan en la habitación, yo solo puedo mirar al techo por la vergüenza que siento.
Cuando por fin me recupero, lo miro. Aún está arrodillado entre mis piernas. Tiene esa sonrisa sádica que me pone mal, mientras saca la lengua para recoger los restos de mis fluidos que quedaron en sus labios.
-Desobedeciste - se me va acercando como un depredador, hasta quedar encima de mí apoyando sus antebrazos a cada lado de mi rostro - Siéntete afortunada; no todos los días la delincuencia se rinde ante la ley.
-El afortunado eres tú - lo desafío mientras me alzo hasta su rostro - No todos los días la ley le otorga un minuto de victoria a la delincuencia.
Termino lamiendo su labio inferior para después morderlo fuertemente robándole un quejido.
-No esperaba menos de ti - es lo único que dice antes de abalanzarse a comerme la boca haciéndome daño como yo a él. Pero estos son dolores que valen la pena.
Lo tomo del pelo y en un movimiento certero me giro para quedar yo encima. Abandono su boca y voy bajando por su pecho tatuado lamiendo cada rastro de tinta.
Desabrocho su pantalón y lo bajo de una con bóxer y todo liberando su erección. Jadeo ante la sorpresa. Lo miro y me dedica esa sonrisa matadora.
«¡Lo tiene tatuado! ¿Acaso este hombre no conoce el dolor?»
- Al final eres afortunada - me sonríe más - levantaste al dragón. Bésalo para ver si lo logras domar.
Y eso es lo que tiene tatuado, un dragón. Y eso es lo que tiene, un dragón.
Me inclino curiosa y como juego empiezo a trazar cada línea con la punta de mi lengua. Me parece increíble pero siento que crece más en mis manos, las venas se hinchan y sobresalen.
-¡Al carajo! - Me aparta de golpe - No soy un puto precoz.
Me lanza de nuevo a la cama pero esta vez quedo en posición de perrito. Lo siento detrás de mí y me giro en el momento justo que se adentra del todo en interior. Grito, grito de dolor, de placer, de sorpresa, pero sobre todo, grito de pasión.
Jala mi pelo y me hace arquear la espalda.
-Te dije que intentaras domarlo, pero eres tan arriesgada que lo enfureciste más. Ahora solo te queda resistir a su fuego.
Me da el primer empellón haciéndome gritar de nuevo. Es rudo, muy rudo. Me suelta el pelo para tomar mis pechos y tocarlos como si fueran de su propiedad.
Las embestidas que me da son de altura, parecemos dos animales en guerra, mientras más rudo es, más me esfuerzo yo por igualarlo.
Sale de mi interior y me vuelve a jalar para ponerme contra la pared. Ahora mis piernas abrazan sus caderas y mis uñas arañan su espalda. Juro por Dios que no cualquier mujer puede aguantar tanta potencia. Pero en esta guerra los dos somos iguales.
-Eres exquisita - jadea en mi cuello para luego morderlo.
Me arqueo de nuevo y le entierro mis uñas con más fuerza. Siento la necesidad de agarrarme de algo porque la bola de fuego que se agranda en mi vientre amenaza con destruirme.
-¡Oh dios! - mis ojos se blanquean y esta vez si creo que convulsiono. Mi cuerpo pierde fuerza - ¡Me muero!
Ali me sostiene tenso con más rudeza y me alza por última vez para enterrarse de golpe en mi interior, llenando mis entrañas.
-No bombón - logra decir entre jadeos- los dos estamos más vivos que nunca. Soportaste mi fuego.
- En un fuego contra fuego nadie pierde.
Nuestras frentes están juntas, las respiraciones se entrelazan y nuestras miradas conectan desatando en ambos una sonrisa de incredulidad.«Lo hicimos, los dos fallamos»
Nos despegamos al fin y voy por mi prenda de ropa. Necesito salí ya de aquí, una vez todo se enfría y la cabeza funciona correctamente de nuevo te cuestionas tus acciones.
Ali se encamina a tomar su bóxer en lo que yo termino de alistarme.
-Fue un placer saldar cuentas contigo- me despido mientras voy camino al elevador donde me adentro.
-Hasta que la guerra nos junte - se concentra en mis ojos mientras las puertas de elevador se van cerrando - ... o el deseo nos llame.
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Hola ! Creo que ya terminé con Ali y Laila por ahora. Este reencuentro se lo debían pero lo de ellos creo q solo puede ser esto, placer.Espero haberlos atrapado y llenado las expectativas en cuanto a este ship.