capitulo 1: Los llamados dioses

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-Hijo - dijo la madre débilmente a su hijo mientras era arrastrada a las sombras.

-¡Madre!- el joven se abalanzó hacía ella tratando de salvarla, pero ya era muy tarde.

Vio cómo su madre era llevada a los más profundo de la oscuridad y sus gritos se volvían entrecortados, entonces escucho de nuevo esa voz.

-bastardo- dijo la voz de una mujer riéndose.

El joven no pudo hacer nada, su cuerpo quedó inmóvil y a su alrededor solo había vacío.

Sintió que alguien estaba a su lado y en ese momento abrió los ojos.

-Joven Dionisio, ¿está bien?- dijo otra voz la cual conocía bien

Dionisio vio a su alrededor, estaba en su habitación y a su lado estaba la ninfa que mantenía la casa.

La pesadilla había acabado

-Estoy bien, Nisa- respondió mientras se levantaba- sólo había decidido tomar una pequeña siesta antes de la cena.

-Esta bien, joven- dijo la ninfa haciendo una reverencia mientras salía de la habitación.

Dionisio soltó un suspiro y se dejo caer en la cama de nuevo.

No era la primera vez que el soñaba con su madre, aunque nunca la conoció, Dionisio sabía muy bien cómo se veía, ya que su tía siempre dijo que ellas dos eran iguales.

Su tía tenía el pelo negro, lacio y largo, ojos del color del cielo, pero algo que hacía que su belleza fuera única eran sus rasgos dulces e angelicales. Rasgos que el mismo chico heredó.

Los pensamientos de el joven fueron interrumpidos por un golpe en su puerta.

-pase- grito

La puerta se abrió para dejar pasar a una bella chica luciendo muy emocionada junto a ella estaban dos ninfas.

-¿Que quieres, Thea?- dijo Dionisio levantado su vista para ver a su hermana.

--Hermes está aquí, nuestro hermano volvió- respondió alegremente- Dionisio, vamos

Escuchar eso sorprendió a Dionisio, ya que hacía años no veía a su hermano, ¿Que había pasado para que su hermano estuviera aquí?

Después de eso thea salió de la habitación y un Dionisio confundido la siguió.

-¡Hermanos!- exclamó el mayor al ver a los dos entrando- que lindo es verlos de nuevo.

-Hola hermano - dijo feliz Thea-

-Thea, ya eres toda una dama- dijo Hermes provocando una sonrisa en la menor.

Hermes abrazo a Thea y presionó sus labios en su cabeza

-Dionisio, es bueno verte- dijo Hermes abrazando a su hermano

Habían pasado dos años ¿y el solo diría "es bueno verte"?

-Es bueno verte también, Hermes-  murmuró Dionisio con poca alegría cuando se separo de su hermano.
-

-¿Hay algún motivo especial detrás de tu visita?- Dionisio pregunto sintiendo la angustia de su hermano.

-No, solamente quiero un rato de tranquilidad con mis hermanos- contesto con una sonrisa.

-Eres un pésimo mentiroso.

Irónico, Hermes quien era el Dios de las mentiras era pésimo mentiroso.

Dionisio miro a su hermano mayor no sintiéndose satisfecho por la respuesta de este, pero no tuvo tiempo para indagar más porque Hermes cambio el tema.

-Nisa está preparando una cena especial, ya que tendremos invitados- dijo con su famosa sonrisa ladina.

-¿Invitados?- dijo Thea con confusión. Desde que Thea y Dionisio eran pequeños Hermes nunca trajo a nadie a su casa, ni siquiera conocían a otro dios además de a Hermes.

-unos viejos conocidos- respondió a su hermana-Solo pido que se comporten.

Dionisio miro a Thea y Thea lo miro a el

-Yo siempre me comportó- dijeron al mismo tiempo los dos menores y eso hizo soltar una risita a Hermes.

-solo les estoy advirtiendo- dijo el mensajero- Ha pasado un tiempo desde que los ví, y está noche es muy importante.

-¿Hablas por los invitados?- interrogó Thea, una fuerte curiosidad se había despertado en ella.

-Eh no, solo contento por estar con ustedes- Contesto.

Ni Thea, ni Dionisio habían creído una palabra de lo que había dicho Hermes.

Antes de que alguno pudiera decir algo más Nisa entro en la habitación luciendo nerviosa

-Señor, La comida ya está lista y los señores ya estan en la mesa- le dijo Nisa a Hermes, este último cambio la expresión de su cara.

-Vamos entonces- respondió Hermes y les hizo una seña a sus hermanos para que lo siguieran. Thea y Dionisio hicieron caso siguiendo a su hermano.

Al bajar encontraron a dos hombres sentados en la larga mesa de madera.

Uno de ellos era joven, tenía el cabello rubio brillante, ojos que rivalizarían  con el luminoso sol, pómulos altos, decir que era bello sería poco para describirlo, el otro hombre era mayor, pero su apariencia seguía siendo igual de encantador que el primero, era rubio, tenía barba, ojos de un color azul melifluo y de una o otra manera era muy parecido al primero.

El hombre mayor saludo de manera calida con una gran sonrisa a los tres recién llegados a la habitación.

-Hola- cortésmente Thea saludo a los dos hombres

-Hola- Dionisio saludo con simplesa inspeccionando con la mirada a los hombres.

Hermes se acercó al más joven de aquellos hombres y se sentó a su lado.

Los hermanos más jóvenes se sentaron los más alejado posible de sus invitados.

Los primero minutos de la cena se pasaron en silencio, solo había miradas entre las personas de la mesa, miradas de confusión, de enojo y de alegría.

-¿Quien es usted?- pregunto Dionisio cansado de la intriga.

El hombre suspiro- ¿Ha pasado tanto tiempo?- pregunto a la nada- Veo que me tendré que presentar formalmente.

-Soy Zeus, Rey de los dioses, vuestro padre.


Los dioses no saben lo que es una familia

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Grande Zeus, Rey de los dioses.

Elitista | La deshonra de una dios #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora