Ares camino por el largo pasillo en busca de su madre y hermanas.
Su madre había estado de mal humor desde que se enteró de los nuevos hijos de su marido.
-Al menos no me dieron a ninguno de los mocosos bajo mi tutela- Ares pensó- claramente padre le daría ese honor a sus preciados Apolo y Atenea.
Por fin, el llegó a los aposentos de su madre.
Ares golpeó la puerta y fue abierta por Ilitia, su hermana mayor.
Ilitia al igual que su madre era una mujer de cabellos Rojos con su misma mirada altiva. Ares heredó una mirada más sadica de quién sabe dónde.
-Tarde como siempre, hermano- Ilitia le reprochó a Ares
-peor hubiera sido si decidía no venir- Ares le contesto entrando a la habitación.
Ares camino hacia donde se encontraba su madre y su hermana menor.
-Madre- Saludo Ares
-hijo mío- Hera se levantó de su asiento para recibir con los brazos abiertos a su hijo.
Ares observo a su madre, estaba con los ojos rojos y algunas lágrimas seguían rodando por sus mejillas.
La gran diosa del matrimonio parecía controlar todo el Olimpo, pero verdaderamente no podía controlar lo que pasaba a puertas cerradas en su alcoba.
-siéntate, mi guerrero- Hera se sentó y señaló un lugar a su lado.
El dios de la guerra obedeció a su madre.
-¿Cómo haz estado? No hemos hablado casi nada desde que volviste de tu última campaña- Hera pregunto a su hijo
-Como siempre, madre- Ares suspiro- Es ver humanos matarse por la más mínima estupidez.
-los humanos siempre hacen estupideces- Hera contesto.
-Y es peor si Ares los incita a pelear-Ilitia se metió en la conversación.
-¿Tu que sabes? Lo único que haces es quedarte aquí haciendo nada- Ares casi grito a su hermana
-Por lo menos no tengo sangre de inocentes en mis manos- Ilitia dijo tratando de mantenerse calmada
Ares sonrió
-¿Segura de eso?- pregunto Ares con un tono sádico- Yo que tú haría memoria.
-Por Gaia, es siempre la misma discusión entre ustedes dos- Hera grito- van a terminar por matarme sino es que decido hacerlo yo primero-
Hera se desplomó en llanto
-Cálmate, madre, bebe algo de ambrosía- la hija menor de Hera, Hebe le ofreció una copa arrodillandose al frente de ella.
Hera rechazo la copa, Se paró con todas sus fuerzas y camino hacia su tocador donde saco una pequeña caja de oro y bronce.
-He soportado por milenios sus humillaciones- Hera dijo mientras se limpia las lágrimas que caían por sus mejillas- es tiempo que yo juegue con mis reglas.
Entrego la caja a las manos de Ares.
-No la abras, yo te diré cuando puedas hacerlo - Hera miro sin expresión alguna a su hijo.
-¿Que planeas hacer?- Ares le pregunto, mientras guardaba la caja en uno de sus bolsillos.
-No te preocupes de eso, hijo- Hera se seco la última lágrima- yo sé lo que hago.
-lo que usted diga, madre- no planeaba discutir con su madre hoy.
-Deberíamos dejarlas descansar, vamos- Ilitia dijo.
A su vez la diosa de cabellos rojizos levanto a su hermana del brazo.
-Que descanse, madre- Hebe hizo una reverencia para poder marcharse con su hermana.
-Ten cuidado con lo que haces madre- Ilitia advirtió- buenas noches a ti también, Ares.
Ares hizo un asentamiento con la cabeza para retirarse de la habitación después de sus hermanas.
Al salir de la habitación no encontró a sus hermanas, así que se dispuso de ir a sus propios aposentos.
Camino con los ojos en el camino, pero con la mente en otro lado.
En el camino se encontró con Hermes.
-Ares, buenas noches- saludo Hermes
Ares observo detalladamente al hombre frente a el, tenía el cabello desordenado, su ropa estaba desprolija y las mejillas del chico estaban rojas que contrataban con su piel blanca.
Ares Sonrío- ¿Noche agitada, eh?-
El mensajero se sonrojó más todavía.
-Ya sabes, lo mismo de siempre- Tartamudeo una respuesta el más joven.
Ares se acercó peligrosamente.
-¿Te divertiste?- Ares le pregunto en un susurro cerca del oído del otro- puedes ser muy escurridizo a veces,¿No?
Ares no sabía porque trataba de intimidarlo, tal vez había sido todo lo que bebió, tal vez fue el mal momento que paso con su madre y hermanas, o tal vez disfrutaba de ver al mensajero sonrojarse.
-Déjame de molestar, Ares- Hermes trato de Alejarse del hombre, pero este lo tomo del brazo- Que tú no puedas divertirte y tengas que molestar a los demás para hacerlo no es mi culpa.
Eso hizo que Ares ensanchará más su sonrisa
-Yo podría encontrar mejores usos para tu lengua de plata, mensajero-
-Seguro que si, ahora muévete, por favor- el lenguaje de Hermes delataba su incomodidad.
-Hermes!- Una voz conocida llamo
Apolo se dirigía a ambos
-por el amor de padre- Hermes se maldijo
Sueña con la venganza, pero teme las consecuencias
Ηλιτεία έμπιστο της μητέρας της
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Elitista | La deshonra de una dios #1
FantasiaEl destino de cada uno estuvo sellado desde que Cronos derroco a su padre Urano. Siglos después Zeus lo derroco, cómo es costumbre la historia ama repetirse, pero antes de llegar al fin hay que pasar por un largo caos. (Está historia sigue en edició...