41. Una pareja dueña de una casa hogar que dio el comienzo de un desastre.

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41. Una pareja dueña de una casa hogar que dio comienzo a un desastre. 

Las cosas que mas he deseado en mi vida, es tener algo que sea cotidiano, tranquilo, eso que llaman paz

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Las cosas que mas he deseado en mi vida, es tener algo que sea cotidiano, tranquilo, eso que llaman paz. Desde los rayos del sol que calan de forma repentina y sin mi consentimiento sobre mis párpados, porque mi madre ha venido a abrir las cortinas de la ventana de dónde duermo.

Obligándome a bajar para desayunar algo que no tengo la remota idea de que podría ser. Y la certeza de que mi día vendrá sin itinerario, sin planes, sin horario, sin agenda, solo dejar fluir todo. Dar la cara a lo que suceda, esperar todo y nada sabiendo que no sé que pasará.

No ir a lo seguro, sin emociones de que todo saldrá a lo estipulado, planeado y desesperadamente calculado. Así como también lo hipócrita de mi parte al, emocionarme enfrente de los demás y mi familia que todo siempre sale jodidamente bien. Perfecto, sin desviaciones, sin un solo cambio más que el del clima.

Anhelo poder improvisar, pero que no sea difícil, ser normal.

Joder poder vivir sin lujos es cercano a lo que me muero por presenciar

Porque si, Momo Yaoyorozu es ni más ni menos que una chica que odia sus lujos, y como controlan su vida.

Esa es mi verdadera escancia, que por todos los ángulos trato de cambiar, porque me han hecho así de forma inconsciente. Me forjaron cuál vasija, cara, única y hermosa de la antigua dinastía japonesa. Y estaba cada día, más y más cerca de terminar de agrietarme, y romperme para reconstruir y ser esa preciosa ideología de mi tierra natal, que luego de pegar los pedazos de algo destruido con pegamento y decorado con laminillas de oro, abre renacido de lo que me destruyó.

Romperme, para arreglarme, y ser algo más únicamente doloroso, glorioso y bello.

—¿Nos vamos, Yaoyorozu-san?—terminamos de comer, la mesera ya ha dejado nuestra propina al lado de pastillas de menta y palillos de sientes con el cambio de la cuenta.

—Uhm...

Alzo mi vista de mis manos que con inconsistencia se rozaban.

—Si, digo... Nosotros ya terminamos de... Y yo...

—¿Si?

Deslizó la mano por debajo de la mesa para tomar la suya. Esto hace que de un saltito que me hace verlo de la forma más adorable posible. Doy un apretón para que entienda que deje ese tartamudeo por la vergüenza de anoche.

Su manzana algo remarcada de Adán baja y sube, entonces abre la boca y toce porque se atraganta con su saliva. Corto la distancia, labios adentrándose detrás de su oreja y rozando los hilos verdes que forman su suave y aromática cabellera.

—Dijimos que nos llamaremos por nuestros nombres, Izuku. —Por el rabillo del iris veo la sangre colorear el área donde me encuentro.

Las orejas, cuello, y parte de la nuca con las pastillas se pintan de carmín. Recupera el aliento, y asiente. Aclara su garganta, con el puño sobre sus labios.

El asistente [GRUDGES] ✔️〽️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora