¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Septiembre 10, 2018.
Grace
Hoy más que nunca me siento decidida a continuar con ese carácter y esa vida que tanto me he prometido y que merezco.
No soy una perra sin sentimientos... o quizás solo un poco, pero tampoco seré más la estúpida prisionera de nadie.
Nisiquiera de mi misma.
Este día es mío, este día me levanté con el optimismo en el cielo. He permitido que me pisoteen, he permitido que me humillen y se burlen en mis propias narices y he permitido que mi pasado siga atormentandome hasta el día de hoy.
Ya no más.
Me llamaban ególatra, consentida y mimada.
¿Quieren que lo sea? Pues bien, así será.
Pero que tenga la gente en claro que esta ególatra soportó lo que la mayoría no podría haber soportado ni dos días de los casi veinte que pasé en cautiverio. Esta ególatra se tituló aún con la amenaza de ser perseguida por mercenarios en uno de los lugares más recónditos del mundo. Esta ególatra tuvo dos hijos cuando su cuerpo no podía nisiquiera dar un último estímulo de vida. Esta ególatra se tragó el coraje y lo convirtió en sed de una venganza que espera muy pronto llegue a sus manos.
¿Quieren decirme que hacer?
Primero tendrán que pasar por encima de mi voluntad y de los ovarios que muy bien puestos traigo.
Ya no más llanto ni lamentaciones.
Basta de inseguridades.
¿Qué pasó con la altanera que se metía con quien quisiera y nada le importaba? ¿Dónde quedó la perra que se cogió a los tipos a la vez, uno casado y el otro con pareja? Creo que debería regresar un poco más a esos tiempos y tomarme más en serio mi nuevo papel en la organización.
Veintiún años, título profesional en administración de empresas, dos maravillosos bebés, una familia que verdaderamente me ama y me apoya.
Lo tengo todo.
Todo lo que necesito está aquí.
Quizás no tenemos la libertad de antes, corremos peligro con tan solo asomar la cabeza en la ventana pero eso no debería quitarnos las ganas de vivir.
