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VEINTE

—¿Jin? —llamé a mi amigo, quien me acariciaba el cabello —¿Por qué tiene que doler tanto cuando ni siquiera tengo nada serio con él? —pregunto, tragando fuerte y sintiendo mis ojos picar de nuevo, sentí el suspiro de Jin sobre mi cabeza, en silencio, se estaba pensando las palabras que me iba a decir.

—Son cosas que pasan, Yun, te pasará con este, y con los que vengan, siempre duele cuando alguien que te importa está besando a otra —me responde, calmado e intentando calmarme, pero creo que ya no tengo cura, ya no hay cura para el dolor, no quise y no quiero sufrir, porque duele como la hostia —Pero si no sufrimos no aprendemos ¿cierto? La vida sería bastante aburrida si es siempre color de rosa, piensalo de ese modo —añade, yo suspiro y hundo mi rostro en la almohada.

Me he pasado toda la puta noche mal, llorando como una niña de secundaria cuando el chico que le gusta le dice que no está interesado en ella, a lo mejor si el chico rata me hubiese dicho que no le interesaba hubiese dolido menos, y estoy segura que eso era más fácil de superar que verlo besándose con otra, no vi quien besó a quien, pero no me interesa saberlo, a decir verdad, no quiero y tampoco debo de ver al chico rata por un tiempo, se que va a ser difícil, complicado porque trabajamos juntos, pero que tampoco es imposible. Además, mi madre me llamó anoche mientras yo me ahogaba en la mierda diciéndome que debía de estar mañana en Jeju para una cena familiar importante, yo la hubiese mandado a la mierda porque siquiera se dio cuenta de que estaba dejándome el alma llorando, pero tampoco me sorprendía, y que me pida que vaya a la tierra de donde vengo es un cambio que necesito, anhelo ahora mismo estar lejos de Seúl, del chico rata, del caso con BamBam, necesito un tiempo y se que la Isla Jeju me la va a dar.

Por eso he recogido todo, y Jin ha hecho el trabajo por mi de comprar mi boleto para hoy en la tarde, también me a pagado la estancia en un hotel cerca del pueblo donde viven mis padres porque sabe que no me apetece ni de cerca quedarme con ellos en casa, creo que los soporto bastante poco ya de lejos, imaginense de cerca. En cuanto a Jin, me vio llegando al apartamento hecha una mierda cuando acababa de llegar él también al suyo después de un día duro de trabajo, y como es normal, he acabado contándole toda mi porquería, que no era poca, porque si empezamos desde el principio...recolectamos bastante.

Siempre evité este tipo de cosas, no me gustaba llorar, no me gustaba mostrar mi lado más vulnerable, ese que le da lástima a las demás personas, no me gustaba dar lástima, me disgusta ese tipo de cosas, me gusta que vean que soy fuerte, que aunque tenga mierda encima me la se limpiar poco a poco hasta de algún modo quedar limpia, no del todo pero mejor que antes, y Jin, ya ha visto demasiadas facetas de mi que otras personas no han visto y que espero de corazón que nunca vean. Ni siquiera Jimin me vio algún día llorar por nada, porque nunca me lastimó. Sin embargo, viene este chico, que realmente me gusta, y lo estropea todo.

—Es un hijo de la gran puta, Jin —aclaré, ahora con más roña que dolor. Es que estoy que si me tocan exploto, de verdad.

—Ya, claro que lo es —me da la razón —¿No tenías que hablar con tu jefe? Si quieres te puedo llevar a la comisaria y traer por si te tocas con...él —dice.

De solo pensar en que puede que me lo tope me da miedo, no por el hecho de verle y escucharle lo que tiene que decir, porque si realmente alguna vez le interesé al chico rata estoy segura de que tiene alguna excusa para eso que vi, eso que no quiero ahora mismo recordar, lo que realmente me da miedo es verle y terminar mostrando esta faceta, de la chica que le duele, que está lastimada y no puede retenerlo, eso es a lo que realmente le temo, y es incluso ese miedo más grande que el de siquiera verle.

—Vale —acepto, sin dudarlo, necesito que si me ve en aprietos me saque de allí lo antes posible —Muchas gracias, Jin, de verdad —agradezco, porque realmente él hace lo que muchas personas no hacen por mi. Jin es y será la única familia a la que le daría la vida sin pensarlo.