CUARENTA Y TRES

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Esto era un completo desastre, nada tenía sentido y yo estaba al entrar en un ataque de pánico. ¿La razón? Se encontraban en mi apartamento: mis padres, mi hermana, Jin, Jimin y Jungkook conmigo, no habían venido Heejin y los demás chicos no se ni como.

Nada bueno de este grupo podía salir, y antes de que comenzasen las preguntas vergonzosas debía de salir de aquí corriendo lo antes posible.

—Pero... Yo a ti te conozco, ¿no nos hemos visto antes ya? —preguntó mi madre, al parecer mi plan de huida no se había logrado hacer en mi cabeza lo suficientemente rápido, porque ya era tarde. Jungkook me miró buscando ayuda, casi entrando en pánico como yo antes de la pregunta y yo trague saliva, la cual pasó por mi garganta más difícil que de costumbre.

—Emm... No, que yo crea —contestó el pelinegro, yo me peine un mechón de cabello con retintín más de cinco veces y continuaba con hacerme trenzas para relajarme.

La pregunta era ¿Qué hacían mis padres aquí?

Bueno, obviamente se habían enterado por alguna de las dos personas que no pertenecían a la familia de que habría un nuevo miembro en esta pronto, pero yo, por mi parte, pensaba decírselos, pero no me gustaba que vinieran a mi apartamento, y mucho menos ahora que vivía con Jungkook, porque a él pensaba presentárselos de aquí a mucho tiempo cuando no se acordasen de él, por ejemplo, para evitar esto.

—¿Qué no? Yo si que creo que te recuerdo de algo —volvió a insistir mi madre, entrecerrando los ojos como intentando encontrarle algo al chico rata que la hiciera recordar al instante.

—Mamá, ya te dijo que no, no insistas ¿vale? —habló Yunmin, la miré y le dediqué una sonrisa pequeña en forma de agradecimiento por salvarnos de esta, o eso creía.

—Es que tengo un rostro muy común, de seguro me confundió con alguien —dijo Jungkook, con una sonrisa nerviosa en la cara, se le veía a kilómetros que quería dar una buena impresión a mis padres.

—Mmm, puede ser —aceptó mi madre no muy convencida. Mi padre se mantenía ocupado comiendo los dulces que había traído Jin, aunque de todos modos nunca aportó mucho, siempre fue muy callado y reservado en sus cosas. —Pero hija, ¿cuánto tiempo tienes ya? —puse los ojos en blanco cuando los de ellas se pusieron en los mios, ya había tardado mucho.

—Un mes y una semana —respondí con pocas palabras, mi madre abrió los ojos como si se le fueran a salir de los párpados.

—¡Por Dios! ¿Y cuándo pensabas decirnos la noticia? ¿Cuándo naciera o cuando fuera a la universidad? —preguntó.

—No era mala idea —mi madre abrió la boca ofendida al escuchar algo que pensé que solo había sonado en mi mente, ya veo que me equivoqué.

—¡Yun! —ante el grito de mi madre el pobre de mi padre casi sufre un infarto, no lo ocultaba.

—Pensaba decírselo, solo que no tuve tiempo —respondí antes de que esto se nos fuera de las manos.

—¿No tuviste tiempo para decirles a los abuelos de esa criatura que iban a serlo? —obviamente esto se estaba yendo por otro lado.

—¡No es así!

—¡¿Y cómo es entonces?!

—Mamá, deja de gritarle a Yun, ella no se puede alterar —intentó tranquilizar la situación mi hermana, había cambiado más de lo que pensaba.

—Gracias, Minie —agradecí y ella me sonrió.

—Bien, lo siento, pero esto me parece absurdo, eres mi hija —realmente la vi ofendida, como si la hubiera herido por dentro.

Police › jjk, pjm ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora