VEINTINUEVE

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Sentía el puto pulso en mis putos oídos.

Estaba por salir corriendo de aquí y lo pensaba en serio. Estaba echa un manojo de nervios, sentía mi cuello sudar del mismo.

Para mitigar un poco ese nerviosismo y distraer la mente, paseé mi vista por la habitación en la que nos encontrábamos, los tres, el chico rata, yo y ese hombre. Estaba más que segura de que afuera se encontraban varios de nuestros hombres, entre ellos Jimin porque le habíamos dado la señal para que nos siguiese disimuladamente.

La habitación era bastante... rústica, pero algo moderno, tal y como el club, había una cama, sillones, y una mesa en donde el hombre se servía tranquilamente un trago, sin sospechar nada, también había cámaras, tres para ser precisos, me había fijado también que en el camino hacia acá habían cámaras en el pasillo, era un lugar que vigilaban mucho, y nos convenía saber el lugar de donde controlaban dichas cámaras, si no escondían nada o no tenían miedo de ser descubiertos, no borraban las grabaciones, y eso nos serviría muchísimo.

Cuando el hombre se giró hacia nosotros, se sentó con una sonrisa muy perversa y yo más asqueada no podía estar, pero tenía que disimularlo, era mi trabajo al fin y al cabo, y tal vez, no llegaríamos ni siquiera a enseñarle más allá de un trozo de mis piernas, porque lo cogeríamos exactamente en...cinco minutos. Kyung nos acababa de dar la orden, y en cuanto nos escuchara a mi y a Jungkook, Jimin entraría con los demás policías.

—Bien, ya que soy el que paga, debería de ser yo el que pide lo que deben de hacer ¿no? —alzó una ceja, en estos momentos me gustaría no saber inglés, ni siquiera el básico, de verdad.

—Por supuesto. Usted manda —respondió Jungkook, yo lo miré, enseñándole mi cara de terror puro y él me regaló una de que me estuviese tranquila, y lo intentaba, de verdad que sí, pero se me era cada vez más difícil, tenía un mal presentimiento y no sabía porqué.

—Bien —dió un sorbo a su bebida la cual sostenía en su mano derecha, estaba sentado cómodamente en un sillón frente a la cama, donde nos encontrábamos sentados nosotros al lado del otro. Dos minutos: nos anunciaba mi jefe por el micrófono —Quiero que la toques, quiero verla retorcerse —casi vomito, pero me concentré solamente en nuevamente sentir al chico rata, porque sabía de alguna manera que con él estaba segura, mucho más de lo que yo podía asegurar.

Jungkook y yo nos miramos, no es que no la deseáramos, tal vez yo lo deseaba con más ganas que él porque seguía estando perdida por él, sino que no estábamos en las condiciones que querríamos estar con el otro. Aunque yo deseaba muchísimo no estar en ningunas condiciones con él, y todo esto, me hacía más daño todavía, me hacía sentir demasiado y superar muy poco. Porque era como volverse a golpear en una herida que seguía abierta, que no había tenido tiempo u oportunidad de sanar.

Trague saliva cuando su mano comenzó a subir por mi muslo lentamente, haciéndome escalofríos en la piel, en el recorrido comenzó a colarse entre mis muslos obligándome a abrir un poco las piernas.

El vestido que traía era parte del protocolo, era corto, era ancho, y muy práctico, porque al ser ancho tal y como acordamos, apenas se notaban las armas que llevaba en un costado y otra detrás.

Nos quedaba un minuto.

Jungkook se introdujo entre mis piernas colándose entre mis bragas y suspiré viéndole a los ojos, no le convenía tomar muy en serio esto. Pero lo estaba haciendo tan lento que me di cuenta de que lo único que hacía era ganar tiempo.

Cuando Kyung comenzó una cuenta regresiva a partir de diez, Jeon trasladó sus mano desocupada sin ser percibida por mi costado debajo del vestido agarrando el arma y yo también llevé una de mis manos hacia atrás como si fuera parte del placer inexistente que me estaba dando Jungkook (porque en realidad no me estaba siquiera tocando).

Police › jjk, pjm ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora