CUARENTA Y DOS

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—¡Yun!, ¡están tocando la puerta! —me gritó Jungkook desde la cocina, enserio, desde la cocina, mientras que yo estaba en el cuarto.

—¡Abre tú! ¡Me estoy vistiendo! —le grité de vuelta, fue tan fuerte el resoplido que soltó que lo escuché como si estuviese a su lado.

Era un bago, se pesaba que como estaba en mi casa no tenía que hacer nada. A lo contrario, tenía que hacer muchísimas cosas si quería estar aquí conmigo.

—¡Yun! —puse los ojos en blanco ante su llamado —¡Es Jin! —me miré en el espejo.

—¡Que espere! —respondí.

—¡Oye! ¡Que te estoy oyendo! —se me escapó una sonrisita pequeña.

—¡Ya voy! —me peine un poco el pelo acomodándolo al menos decentemente para salir.

Al menos me agarraban con un baño de cabeza a pies, y me sentía muy relajada para cualquier pregunta que me hiciese Jin.

Cuando llegué hasta la cocina en donde se encontraba Jin ya estaba sentado en la barra mientras hablaba con Jungkook que hacía la cena porque había insistido cuando claramente le había dicho que podíamos pedirla a domicilio, pero en fin, no me quejaba, el chico rata cocinaba como un chef de estrellas michelines.

—Mira que eres borde —se hizo escuchar Jin en cuanto me senté a su lado sin siquiera saludarlo. Todo era para picarlo un poco.

—Anja, y tu llamas a mi puerta sin avisar antes, que conste, que no hay comida para tres —le dije, Jin me miró haciéndome una mueca, yo se la devolví igual de fea que la de él.

—Yun, enserio, es tu amigo —miré al chico rata, con cara de no creer que le hubiese dicho eso a este ser que tengo al lado.

—Dejala, Jungkook, ella siempre es así de bastarda —abrí mi boca ofendidísima.

—¿Bastarda yo? ¿Quién te crees tú?

—A pues no se yo. Es que ya no se que papel hago en tu vida, ¡Ah sí! El de idiota —respondió.

—¡Ahora se hace la víctima! —miré a Jungkook como si le reclamase a él por las cosas del otro.

—¿Y entonces quién si no es la víctima? —preguntó ofendido.

—Pues...yo —soltó una carcajada si gracia alguna.

—Sabes, te perdoné ya que no me dijeses que ibas a tener un bebé sabiendo el cariño que te tengo, pero me estás tocando los cojones bastante, Kang Yunji —puse mis ojos en blanco.

Y toda esta pelea, solo era por picarnos el uno con el otro, ninguna pelea mía y de Jin iba enserio, incluso nos decíamos cosas hirientes como estas, supongo que porque éramos almas que nos reíamos de nuestras desgracias porque gracias a ella salíamos a delante, o simplemente porque éramos unos hijos de puta que nos divertíamos de esta manera, y cuando miré. a Jungkook, supe que no entendía nada.

—Y yo te pedí perdón ya, no exageres, Jin —volvió a colocar su expresión de ofendido, se colocó de pié y salió por la puerta la cual había entrado, miré a Jungkook como si nada.

—Eh, creo que deberías ir detrás de él, se veía realmente triste —miró de soslayo la puerta y luego a mi.

—Nah, que va, en diez segundos vuelve a entrar por esa puerto como si nada, verás... Diez, nueve, ocho, siete, seis —Jungkook me miraba perplejo y sin entender absolutamente nada, debía de acostumbrarse a mi vida —cinco, cuatro, tres, dos...

—Pero recuerda, que yo no guardo rencores y por eso vengo, porque no me interesa lo que me digas o dejes de decirme —tal cual había salido, tal cual había entrado Jin hasta sentarse nuevamente a mi lado, yo le alsé una ceja a Jungkook demostrándole lo que era obvio y tenía una cara de asombro total.

Police › jjk, pjm ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora