Final.
Meses pasaron después de que Austria habría logrado despertar del coma.
Tal cómo lo esperaba, las cosas eran bastante distintas. Empezando desde su mismo gobierno y país, podría decir que todo estaba de cabeza. Y aunque sabían de la situación que había atravesado, no podían esperar a que se sintiera preparado para volver, por más que quisieran su bienestar. México tenía que volver a sus tierras, con la promesa de que iría a verlo cada poco tiempo de serle posible. Cosa que cumplió. A veces iba cada domingo, otras ocasiones tardaba 2 semanas en poder ir, quizá un mes si estaba realmente ocupado. Pero eso no les impedía poder mandar cartas.
Definitivamente habían sido meses atareados. Austria estaba sentado frente a su escritorio, sobando sus sienes mientras dejaba los documentos en los que tanto esmero estaba poniendo. A veces bromeaba acerca de que le hubiera encantado seguir en coma de haber sabido que tendría que hacer tanto trabajo tan estresante. Unos suaves toques a su puerta interrumpieron su concentración, arregló sus cabellos hacia atrás y soltó un suspiro, buscando relajarse.
— Adelante.
Las puertas se abrieron y por ahí entró uno de sus fieles sirvientes.
— Disculpe, señor Austria. Acaba de llegar esta carta, para usted.
Una chispa de emoción creció en el europeo, probablemente era de México.
— Sí, gracias. — dijo, tomando dicho papel y haciendo una leve inclinación de cabeza para indicarle a su sirviente retirarse, cosa que hizo el otro. — Carta, ¿eh?
El nombre del mexicano estaba escrito ahí, razón por la que su emoción aumentó y se apresuró a abrir la carta. Pasó sus dedos por el papel, cómo si pudiera acariciar la caligrafía de a quien tanto amaba.
Mi Querido Austria...
¿Qué tal? ¿Cómo has estado estos días? Perdóname que no haya podido mandar cartas tan seguido durante este mes, he estado muy ocupado.
Lo lamento, sé que te dije que dejaría la adicción (de nuevo) por fumar, pero he estado tan estresado que no pude evitarlo. Ayer me di cuenta que había recaído, no lo sé, siento que a veces estoy muy en descontrol. ¿Crees que sea necesario ir con alguien que me ayude?
¡Oh! Por cierto, recibí otra carta de los pequeños rusos. Rusia y Armenia están emocionados por verte, me piden que les cuente sobre ti tanto como es posible. También volví a plantar en la tumba de Nenet, ya necesitaba una restauración. Podemos ir a visitarla cuando vengas a mi territorio, si tú quieres.
Bueno, creo que eso es todo. Quisiera poder escribir las palabras correctas para demostrarte mi amor hacia ti por medio de cartas, pero creo que eso es imposible para mí. Necesito verte físicamente, hablarte y sentirte.
Te amo, príncipe.
P. D. Te ves hermoso desde aquí atrás.
El austriaco arqueó la ceja, confundido de aquella última línea. Dejó la carta sobre la mesa y, solo por curiosidad, miró sobre su hombro hacia atrás, levantándose de su asiento en cuanto vio al mexicano observándolo desde el marco de la puerta.
— Sé lo que me vas a decir.
Austria sonrió, acercándose lentamente.
— Odio que seas tan sigiloso conmigo. — dijo riendo el europeo, abriendo sus brazos para después verse envuelto entre los del tricolor. — ¡Te extrañe tanto!
— Yo también te extrañe, Austria. No sabes cuántas ganas tenía de venir a verte, estoy muy agradecido de poder estar aquí.
Ambos se estrecharon unos momentos más, luego tomaron centímetros de distancia para mirarse, el más alto tomando por la cintura al bicolor.
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Quédate conmigo. [ México x Austria ]
FanfictionMarzo-1938 La Alemania Nazi desea anexar a la nación austriaca, quien sufre por ello al saber que no tiene salida de esa terrible pesadilla. Austria no se espera la llegada y el ferviente deseo de parte de cierto mexicano para protegerlo, aún cuand...