Capítulo 13.

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La italiana miraba por la ventana de su estudio después de haber platicado, si es que a esas pocas palabras del austriaco se le podía llamar plática, solo podía pensar que el rumbo de todo iba mal. Cuando decidió ayudar a Reich, no le dijo que haría todo un genocidio, tampoco le dijo que perseguiría a tanta gente. Ella solo había buscado alzar más su propio imperio Italiano, nunca provocar tanto derramamiento de sangre inocente.

Actualmente, ella tenía bajo su poder a muchos de los perseguidos de Reich, había tenido órdenes de darles fin a su vida y torturarles, pero no lo hizo. Al contrario, ella hacía que sus soldados les dieran protección, aunque no permitía darles algún tipo de libertad.

Estaba sumida en esos pensamientos hasta que tocó a su puerta alguien, abrieron y pudo ver a un agitado soldado italiano.

— Señora, es Austria. Está ardiendo en fiebre.

Ella abrió sus ojos completamente, caminando enseguida detrás del soldado hasta las jaulas. Había varias personas afuera de ese lugar, "perseguidos", ella pasó entre todos ellos y entró a la vieja habitación que servía de jaula para los countrys que ella tenía.

— Abran. — indicó. Ellos hicieron lo dicho y pudo ver a Austria tirado en el suelo, su pecho subía y bajaba mientras gruesas gotas de sudor resbalaban por sus sienes. Se acercó y justo cuando iba a arrodillarse para revisarlo, él habló.

—México... — jadeaba, sus ojos estaban cerrados con fuerza y sus manos se hicieron puño, la fuerza que ejercía sobre ellas hacia que la piel se esclareciera ligeramente. — No puedo...No puedo verte... México...

Italia F se arrodilló y abrió un poco el ojo derecho de Austria, el cual lucía espantosamente blanco. Su pupila se había vuelto un círculo blanco, lo cual la alarmó. Definitivamente, esto ya era demasiado.

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México estaba en los jardines, perdido en sus pensamientos. Hacia horas que su corazón no estaba tranquilo, se sentía ansioso y solo quería tomar su avión y salir hacia cualquier lugar, buscar hasta encontrar aunque fuera una pista. Algo le hacía sentirse así, algo le llamaba y no sabía que era. Impotente, se recargó en un árbol y miró al cielo.

—Te voy a encontrar. Solo aguanta un poco más, Austria.

— ¿Señor México?

Rápidamente miró hacia abajo, encontrándose con Rusia mirándolo fijamente. Le enternecía ver a esos niños, todos con sus pequeñas ushankas y guantecitos.

—Hola, tú. — le dijo sonriente, acariciando su cabecita cosa que produjo una risita en el menor. — ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas arriba estudiando con tus hermanos.

— Estaba buscando al señor Brasil, quería hacerle una pregunta pero no lo encontré. — El niño se quedó callado unos segundos, para después soltar con un poco de timidez — ¿Puedo saber quién es Austria?

México soltó una risita, intentó sonreír para hacerle ver qué no pasaba nada por su mente, pero esa sonrisa solo pudo demostrar tristeza.

—Es mi ex esposo.

Rusia parpadeó confundido.

— ¿Ex esposo? ¿Ya no están juntos? — como respuesta, recibió una negación del mexicano, entonces ladeó su cabecita más confundido que antes. — Entonces, ¿porque lo está buscando? ¿Aún lo quiere?

—Ay mi niño. — dijo riendo el mexicano, desvió la mirada hacia el gran bosque situado frente a la mansión, perdiéndose en sus recuerdos. — Lo quiero como no tienes idea.

— ¿Y él lo quiere a usted? —preguntó, curioso.

Si no fuera porque tenía que lucir fuerte, México sabía que hubiera sido capaz de soltar una lágrima. Suspiró y se inclinó para cargar al menor.

—Sí, pero no sé si me querrá como yo a él, porque estoy seguro que lo quiero más que a nada. — intentando alivianar el ambiente, pellizco suavemente y sin hacer daño el cachete del soviético — Cómo a estos cachetotes que me voy a comer si no te comes tus verduras todos los días.

Rusia rió, cubriéndose las mejillas mientras seguían bromeando. México entró con el niño entre brazos cuando de pronto alguien gritó su nombre detrás de él. Giró y se topó con China.

—Creo que necesitas ver esto.

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— Es seguro está vez, aunque no es seguro saber si ahí encontraremos a alguno de los capturados. — indicaba Urss, señalando hacia Filipinas en el mapa. — Está lleno de japoneses.

—Iré yo, Mex necesito que me ayudes con eso, ¿puedes? — pidió el americano, mirando a su amigo, quien asintió de inmediato.

—Entonces, déjenme a mí las tierras infestadas de italianos. — Dijo UK.

— Vas a necesitar ayuda, enviaré a algunos contigo.

—También yo. — secundó Francia luego de que Urss se ofreciera.

—Pues cubren mucho territorio, mis fuerzas armadas y yo nos moveremos con ustedes contra Italia. —Se unió Brasil.

Todos acordaron y finalmente se fueron a descansar. Partirían por la mañana y sabían que no sería fácil, pero no había marcha atrás.

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Se ajustó el chaleco, colocó sus gafas de aviador y suspiró, estirándose.

— ¿Listo? —Preguntó el estadounidense, sonriendo a su amigo.

—Sí, me siento muy listo. — dijo riendo el latino, terminando de hacer sus estiramientos. Los hombres de ambos countrys subían a sus aviones, cada uno consciente de que no iban a un paseo agradable. — ¿Sabes? Muchas veces he desafiado a la muerte, dicho que no me importaría morir si estoy haciendo algo bien. Pero está vez en especial, no planeo dejar que me maten allá afuera. Aún tengo muchas cosas que hacer.

—No te pasará nada, solo trata de estar cerca y poder darnos apoyo si necesitamos. Te invitaré una cerveza en cuanto regresemos. — el anglosajón rodeó los hombros del mexicano, sonriendo ambos. Luego se separaron y cada uno camino a sus respectivos aviones mientras alzaban la voz para hablar a sus hombres. — Alright, time to go!

— ¡No queremos bajas! ¡Todos vamos a volver este día! —Gritaba el mexicano.

—Without casualties, we will be the stone in their shoe! (Sin bajas, vamos a ser la piedra en el zapato de ellos!)

— ¡Abróchense los cinturones y a volar, señoritas! Hoy regresamos todos! — y dicho esto, subió a su avión. Su gente comenzó a corear un "sí!!" mientras encendían sus aviones. Lo mismo hizo la gente de USA, todos tenían en sus mentes a aquellas personas por las que volverían, México pensó en la sonrisa de Austria. — Vamos a regresar todos.

Y mientras los Aliados salían contra sus enemigos, Reich tenía una acalorada plática con Italia, quien decía que no soportaría más haciendo lo que el alemán le pedía tan cruelmente. Contra su voluntad, Italia F cumplió la "última orden" de Reich sobre ella, ajena a qué sería atacada por todos lados.

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||° No lo malinterpreten, Italia es despiada y no querría unirse a los Aliados, pero tampoco estaba de acuerdo con los planes de Reich. Todo esto es  basándome en la historia. Italia F realmente no trataba a los judíos del mismo modo en que los nazis, no les daban libertad ni los dejaban ser, pero no recurrían a las mismas barbaridades de Reich. De hecho, les brindaban "protección" contra soldados alemanes, e incluso hubo judíos que voluntariamente preferían las celdas de los soldados italianos, quisiera poder explicar todo este punto porque me parece genial, pero me extendería demasiado.

Y sobre la última orden que Reich le dio, esa la veremos después.

Gracias por leer. uvu

Quédate conmigo. [ México x Austria ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora