V e i n t i u n o.

957 110 16
                                    

Minho me miraba con los ojos bien abiertos, sorprendido, al igual que Hye In. Sin embargo, Minho se adelantó y caminó hacia mí.

—Jeongin, vete.—me habló en un tono serio.

—No me iré, Minho.—desafíe.—Quiero saber lo que realmente está pasando.

—No tienes derecho a saber lo que está pasando.

—¿Y tú crees que tú eres el único en saber? Entiende que esto se trata sobre Hye, no de ti. Ni siquiera sus amigos saben la verdad.

—Eso no lo decidí yo. —masculló con rabia mientras que le apuntaba con su dedo índice.—¿Crees que esto es fácil para mí? Ni para Hye es fácil hablar. No puedo estar divulgando y dando atribuciones de todo cuando no me corresponde, Jeongin. 

Minho tenía razón. El no puede estar divulgando información ajena y mucho menos si Hye no se lo permite. Pero lo que me enoja es que Hye no haya confiado en mí, si bien solo hemos estado saliendo unas semanas no puede irse de la nada y dejarme así, al menos necesito una explicación por parte de ella.

—Jeongin.—Hye llegó a nosotros. —Yo...— me miraba con ojos tristes.

Pero, a veces, siento que estoy siendo un poco egoísta, y no pensar cómo es que ella se siente realmente.

—Vámonos, Hye.—Minho la tomó del brazo y pretendió alejarla, pero ella se negó.

—Quiero hablar con Jeongin. —giró a verlo puesto que Minho estaba unos más atrás—Por favor, déjanos solos un momento.

Minho dudó unos segundos si dejarla sola, entrecerró los ojos, dándome una advertencia y luego soltó el brazo de Hye lento, giró sobre sus talones para después caminar hacia su posición anterior.

Quedamos frente a frente. Ella bajó la mirada, nerviosa, mientras jugaba con sus dedos. Y de fondo, un silencio incómodo entre nosotros.

¿Debería empezar yo o ella?

Por su notoria semblante y aspecto no la ha estado pasando bien, otra vez está más pálida de lo normal. Quizás sea algo personal, que solo quiera guardarla para sí misma, o quizás es que no tiene confianza en mí y en entendible porque apenas estábamos teniendo citas, y yo estoy aquí presionando para que hable.

Cielos, soy un idiota.

—Hye, —rompí el incómodo silencio, pero aún así ella no se atrevía a mirarme.— escucha—lleve mi mano a la nuca, frustrado.— si no quieres...

—Tengo un problema en el corazón.—interrumpió de golpe. Con sus dedos formó un nudillo, indicio de que estaba asustada por lo que acababa de decir. Yo abrí los ojos como platos, no me esperaba esa confesión.—A veces..—levantó la mirada, sus ojos estaban húmedos.— me da ataques, como pre-infartos: me siento mareada, me falta el aire. —el doctor me recetaba medicamentos para controlarlo, pero, —una pequeña lágrima brotó por su mejilla, pero que limpió rápido.— llega un momento en cuál ya no lo puedes controlar y tu única opción es un trasplante....encontraron un donante en Japón y ahora tengo que ir para allá.

Estaba en shock, no podía asimilar bien sus palabras. ¿Problema del corazón? Me esperaba de todo pero menos eso.

Y ahora me siento más idiota, porque hablar de eso no es fácil.

—¿Por qué no me lo dijiste antes, Hye?—pero, obviamente, como lo terco que soy, debió aunque sea decirme que se iba a ir, no las explicaciones del porqué, solo que iba a ir.—¿Acaso pensabas irte así sin más? 

En estos momentos, sentía una combinación de muchas emociones, pero sobre todo, enojo y tristeza.

—Perdón. Es que pensé que si te lo decía te ibas a alejar de mí, y no quería eso.

Eso era algo absurdo.

—¿Alejarme de ti? ¿Por qué haría algo así?— por mi tono de voz pareciera que solo estuviera enojado, pero no.—¿Es lo que piensas eso de mí? —sin embargo, de pronto, sentí como mi voz se quebrara, y sentía mi garganta rasposa.—Estuve enamorado de ti por un año ¿y crees que dejaría de hacerlo por algo así?

—No llores, Innie.

Y sin darme cuenta las lágrimas ya estaban descendiendo por mi mejilla. 

No quería que se vaya, pero tampoco quería que se quede, porque sé que ir a otro país le salvaría la vida. Y estaba enojado también, porque no podía hacer nada para ayudarla. Quería ir con ella y apoyarla pero no tengo dinero suficiente.

Sorbí mi nariz. —Te vas a ir Hye, justo cuando todo estaba empezando a marchar bien.— se abalanzó a mí y me abrazó.—Me preocupas tú. No quiero que te pase nada malo.

Hye solo guardó silencio y nos hundimos profundamente en el abrazo, nadie habló pero era muy cómodo tenerla así.

En ese instante, la mamá de Hye llamó diciendo que era momento de partir.

Colocó sus manos a los costados de mi cabeza.—Volveré, Jeongin. —me sonrió con lágrimas en los ojos.—Estaré aquí lo antes posible.

Yo solo me limité a asentir. No podía hacer nada más.

Ambos nos despedimos. Y cuando Hye estuvo a punto de llegar hacia su mamá, dio media vuelta y corrió hacia mí para luego plantar un beso en mis labios.

Cuando se rompió el beso, juntamos nuestras frentes y ambos reímos con nerviosismo.—Nos veremos muy pronto, mi chico de las notas y flores. Lo prometo.

Asentí.—Está bien, estaré aquí esperándote. —sonreí apenas.

Nos separamos y ella buscó algo en los bolsillos de su chaqueta.

—Ten.—extendió un papel doblado en cuatro partes.

—¿Qué es esto?—fruncí el ceño.

—Quería dártelo antes de irme pero no me atrevía. Ahora que estás aquí. Ten.— cogí el papel y, por mera inercia, quise desplegarlo, pero Hye me lo impidió.—Léela cuando estés a solas ¿si?

—Está bien. —y lo guardé en el bolsillo de mi pantalón.

Hye me dio una última sonrisa y se fue alejando hasta que desapareció de mi campo de visión. Yo seguía ahí de pie, sin creer que Hye ya había tomado un vuelo directo a Japón.

 Yo seguía ahí de pie, sin creer que Hye ya había tomado un vuelo directo a Japón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Notes and Flowers © Yang Jeongin ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora