-¡auxilio! ¡Ayuda!- llevaba buen rato gritando. Tenia hambre, tenia sed, quería salir, quería darme un baño, quería estar en mi casa, quería a mamá, quería a Liam.
La puerta se abrió de golpe dejando ver a un chico de unos veinte años. Llego hasta a mi y me tomo del cuello fuertemente.
-¡callate! ¡Joder callate! -aumentaba la presión en mi cuello cada vez más.
-A-aa...ire- alcance a decir. No podía articular palabra alguna, me estaba ahogando.
El chico bufó molesto y me soltó de golpe. Empecé a toser, me dolía la garganta y el cuello. Respire como si no hubiera un mañana, tanto, que comenzaba a hiperventilarme.
-a la próxima no te suelto.-amenazó. El chico me miró con odio en sus ojos y empezó a caminar hacia la puerta.
-¡espera!- me apresuré a decir. El chico volvió su cuerpo, me miró de mala gana.- quiero agua, por favor, necesito un poco de agua.- supliqué.
El chico bufó y salió de la habitación, segundos después entro con una botella de agua en las manos. La destapó, la puso en mi boca, tomé rápido con miedo a que bajara la botella y no me diera más. Me ahogue con un poco de agua, empecé a toser, trataba de respirar pero no entraba ni un poco de oxigeno a mis pulmones. El chico se asusto un poco, empezó a dar palmaditas en mi espalda pero aún seguía sin poder respirar. Me comencé a asustar, en serio necesito el aire. Sentí como la sangre se me helaba, mis ojos empezaron a pesar, la vista se me nublo, luchaba por un poco de aire pero nada entraba, el tener las manos atadas me dificultaba más la busca de oxigeno.
-¡diablos! Hey, chica, mirame, quedate aquí ¡respira joder!- desató mis manos rápidamente, al sentirlas libres mande inmediatamente las manos a mi garganta, con una mano echaba un poco de aire y con la otra me ayudaba a respirar poniendola en mi pecho. El aire empezó a entrar, me alivie al sentir nuevamente mis pulmones reaccionar, tosi unas cuantas veces aún respirando fuertemente. El chico cogió su cabello revolviéndolo un poco. Es demasiado guapo, cabello negro, grandes ojos, cuerpo trabajado, guapo en realidad.
-gracias- dije cuando mi respiración se volvió normal.-¿puedo tomar un poco más de agua?- me pasó la botella, yo empecé a tomar, cuando había saciado mi sed le devolví la botella.
Amarró mis manos nuevamente, no puse obstáculo alguno ya que si logro escapar no sabría a donde coger. Lo mas probable es que hayan más hombres y las cosas se complicarian más de lo que ya están.
-gracias... Por el agua- me sentía tan poco bajo su mirada. Me hacia sentir vulnerable, pequeña, intimidada, hacia que mi cuerpo se estremeciera, que cada bello fuera erizado bajo su mirada, bajo sus toques. Sí, el estaba quitando un mechón que tenia en la cara para ponerlo detrás de mi oreja.
Suspiro pesadamente y se alejó. Eso fue un poco raro.Al parecer la soledad y el silencio están siendo mis mejores amigas en este infierno.
No puedo estar tranquila, no sé si Max hará lo que el viejo le dijo, no sé que pasará conmigo, no se cuanto tiempo a pasado. Nesecito respuestas, necesito respuesta a cada una de las malditas preguntas que rondan en mi cabeza.
El viejo entro por la puerta con una sonrisa.
-awww ¿tenias sed linda?- hizo puchero- lamento que no te hayan atendido como lo mereces. ¿Pero sabes?- su sonrisa malévola volvió. Tomo un mechón de mi cabello y lo enredo en su dedo jugando con el- eres un manjar delicioso, creo que no haría mal si disfruto un poco ¿verdad?- ataco bruscamente mis labios. No respondí, lo que hizo que se enojara y estampara una palmada en mi mejilla derecha. Su sonrisa asquerosa aún seguía ahí, empezó a besar mi cuello. Asco, repulsión, odio, miedo era lo único que podía sentir.
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Viviendo Con Mi Enemigo
Romance- ¡No, no, no y no! ¡prefiero vivir sola y debajo de un puente! ¡me niego! ¡me niego a vivir con mi enemigo!. ¿Por qué el mundo me odia tanto?, ¿por qué de todos lo hombres que hay en el mundo, a mi madre se le da por estar con el padre de mi enem...