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Pov.Narrador/ra

México seguía caminando por el extenso bosque buscando al jabalí que se le había escapado, su caballo le seguía muy de cerca, tanto que aveces llegaba a asustar al joven príncipe.

—¿en donde se metió ese endemoniado chancho?.— se preguntó en voz alta mientras miraba a todos lados buscando alguna señal del porcino —¿vez algo Juan?.— le preguntó a su compañero equino el cual sólo relincho en respuesta.

El mexicano tomo eso como un no, soltó un pesado suspiro para luego parar con su andar, tal vez sus hermanos tenían razón y aquella búsqueda era sólo un desperdicio de tiempo.

Se subió a su caballo dispuesto a marcharse pero un horrible chillido se escuchó no muy lejos de donde estaba.

¡era él! ¡el jabalí!

El de cabello tricolor sonrió con orgullo para luego cabalgar hacia donde venían los chillidos, su sonrisa se agrandó más al percatarse del rastro de sangre que había en el suelo, al parecer la flecha que había logrado apuntarle al animal le había hecho bastante daño.

—¡hoy se come tocino!.— soltó con entusiasmo al escuchar cada vez aquellos chillidos más y más cercas.

Bajo de su caballo, tomo con fuerza su arco y se metió entre unos arbustos, tomo una flecha dispuesto a lanzarsela al animal pero cuando salió de los arbustos se dió cuenta de que este ya no estaba por ningún lado.

Extrañado salió de su escondite y camino hacia donde se suponía que estaría el jabalí, pero sólo había un rastro de sangre, algo no estaba bien ¿en donde estaba la bestia?.

—a ver, yo había puesto mi chancho aquí.— dijo mientras apuntaba adonde estaba el charco de sangre —¿quien fue el ratero que se lo llevó?.

En eso se escuchó un horrible chillido, México volteó su mirada sorprendido viendo así al animal saliendo de detrás de otros arbustos y corriendo hacia él, el pobre se había asustado tanto que en vez de lanzarle flechas e intentar acabar con la vida del porcino, se hecho a correr intentando escapar de este, lamentablemente la enorme bestia era mucho más rápida que el y logro alcanzarlo dándole una tacleada tan fuerte que lo hizo atravesar una columna de rocas.

Luego de eso, el jabalí salió corriendo dejando solo al lastimado príncipe el cual seguía en entre los escombros rocosos quejándose del dolor que sentía.

—maldito, ¡juro que lo voy a hacer tocino!.— grito al aire mientras que alzaba su puño en forma se amenaza.

A como pudo se levantó de entre los escombros y fue a por su caballo, pero antes de que pudiera montarse en este vio algo que llamó su atención, donde antes se encontraba la columna de rocas ahora había una clase de entrada.

México dudo si entrar o no por está, su cuerpo dolía horrible por el ataque del jabalí y sabía que debía volver al castillo y asegurarse de que ninguna de sus costillas estuvieran rotas... Pero por otro lado quería matar su curiosidad y ver que era lo que había al otro lado de aquel lugar.

—nop, no voy a caer, no no, lo siento pero este chico.— se apuntó a si mismo con sus dedos pulgares —se irá a casita y se pondrá a dormir un rato.

Se subió a su caballa y se fue... En dirección al agujero que se había formado.

—el que tenga miedo a morir que no nazca.— pronunció con una sonrisa en su rostro.

✨✨✨

Al entrar pudo ver lo que parecía un enorme castillo el cual se veía bastante tenebroso, parecía abandonado, quizás aquel lugar contendria algún tesoro olvidado o era la entrada a una vieja mazmorra.

Con esto en mente cabalgó hasta la entrada del enorme castillo, estaba dispuesto a entrar en este y descubrir los misterios que se escondían en su interior.

—Juan tu quédate aquí.— le habló al caballa mientras que le hacía señas con las manos para que se quedará en la entrada del castillo —puede ser peligroso y tu tas muy chiquito, no quiero que te pase nada.— el animal relincho lo cual hizo que el mexicano sonriera —así me gusta, que hagas caso.

El príncipe camino cerca de la enorme puerta confiando de que su caballo se quedaría en el lugar que le había indicado, miro un momento la entrada pensando en alguna forma de poder entrar, la puerta era demaciado grande como para empujarla o siquiera la moviera así que pensó en lo más simple.

—tengo que saltarme el pinche portón.

Continuara...

"Erase una vez..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora