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Pov.Narrador/ra

USA se mantuvo en silencio por unos cuantos segundos, por lo que le contaba el moreno el castillo no estaba tan alejado del reino de su padre como se lo había imaginado, además al parecer su padre había empezado a ¿negarlo? No comprendía muy bien las palabras antes utilizadas por el chico, pero sin duda le habían dolido y bastante.

Soltó un pesado suspiro para luego intentar sonreír lo cual se le estaba haciendo algo difícil por culpa de un pequeño dolor que había aparecido en su pecho.

—oye creo que ya es bastante tarde.— comento mientras se levantaba del suelo —es mejor que ya te vayas, por las noches suelen aparecer espectros en este lugar y estoy seguro de que no dudaran en atacarte.

El mexicano miro hacia la ventana percatandose que el sol ya estaba callendo, el contrario tenía razón, se estaba haciendo bastante tarde, seguramente sus hermanos estarían buscandole.

Se acercó a la ventana y se despidió del chico peliblanco y de la pequeña ave, luego bajo con ayuda de la cuerda, una vez ya en el suelo se dispuso a correr alejándose así de los golens de piedra y saltándose el portón hasta que finalmente salió de aquel horripilante castillo.

—Juan es hora de irnos.

Se acercó hasta su caballo y se subió en él para luego comenzar a cabalgar alejándose de aquel lugar.

✨✨✨

El chileno y el argentino caminaban por el bosque buscando al mayor, la noche estaba callendo por lo que ya debían irse a su hogar.

—¡México!.

—¡Méxicoooo!.

Le llamaban y le llamaban pero este no aparecía.

—dios ¿crees que le paso algo malo al weon del México?.— pregunto el chileno sin poder ocultar su preocupación.

—nel, seguro el muy pelotudo se perdió o algo.— Argentina le regaló una sonrisa al contrario —ya verás que le encontraremos.

Luego de decir estas palabras pudieron escuchar el galope de un cabello el cual se acercaba a donde ellos estaban, era el mexicano el cual venía con una gran sonrisa en su rostro.

—¡atrape al chancho!.— grito con orgullo, y es que una vez y había salido se encontró de nuevo con el jabalí de antes, y después de un rato correteandolo por fin le había cazado.

Ambos hermanos menores suspiraron aliviados de ver al mayor.

—¿ves? Te dije que estaría bien.

✨✨✨

USA se encontraba en su habitación, este estaba sentado en la orilla de su cama mientras que comía de lo que le había llevado el Kitsuné.

—¿entonces un chicho entró al castillo?.— pregunto el zorro con curiosidad —ahora entiendo el alboroto que tenían los golens.

USA sólo asintió con la cabeza para luego seguir con su comida, la cual estaba simplemente deliciosa, sin duda alguna Japón era el mejor cocinero que había conocido en toda su vida.

—¿y bien?.— pregunto divertido el de orejitas.

—¿y bien que?.

—¿me vas a contar como era él?, ¿de que hablaron? ¿como se llama?.

—yo... No se, creo que se me olvidó preguntarle su nombre.— comento el americano algo apenado.

—¿no sabes su nombre?.— Japón le miro incrédulo.

—bueno, tan poco creo que sea necesario.— soltó un pesado suspiro —no es como si le vuelva a ver o algo.

Japón negó con la cabeza para luego levantarse de donde estaba y recoger los platos en donde el chico había comido, en cierta parte tenía razón, era muy probable que esté no volviera a ver a aquel chico que habia encontrado de casualidad el castillo, pero aún así hubiera sido lindo siquiera con conocer su nombre.

—bien, yo me retiro, nos vemos después USA.— hizo una pequeña reverencia para luego marcharse y dejar al estadounidense sólo.

USA simplemente se recostó en su cama mientras miraba el techo, se maldijo internamente por no dejar de pensar en aquel joven de cabello tricolor con manchitas cafés.

—¿su nombre...?

Soltó un bostezo para luego cerrar con lentitud sus ojos y finalmente caer en los brazos de Morfeo.

Continuara...

"Erase una vez..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora