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Pov.Narrador/ra

México se encontraba junto a sus hermanos y a su padre, todos estaban en el enorme comedor, este se encontraba relatando como había atrapado al jabalí... Claro que sin contar el susto que había llevado y el golpe que este le habia dado contra un muro de piedra.

—entonces, le apunte con mi flecha y... ¡Bhaan! Le di en la cabeza.— sonrió con orgullo.

Los más pequeños le miraban con asombro y admiración, la pequeña peruana le miraba con un puchero de molestia ella odiaba cuando sus hermanos salían de cacería, pero vaya que no se quejaba al momento de comerse lo que traían, y los más mayores, pues estos veían con incredulidad al mexicano, sabían que el mayor no estaba contando toda la historia completa aún así prefirieron guardar silencio y no decir nada.

—sorprendente Nueva España.— comento su padre mientras le regalaba una sonrisa sincera —yo a tu edad sólo lograba a atrapar liebres y uno que otro ciervo.

La sonrisa en el rostro del mexicano se hizo aún más grande, amaba cuando su padre le reconocía sus logros, no importa que tan pequeño fuese, el se sentía satisfecho si su padre se sentía orgulloso de él, tanto así que por un momento habia olvidado la razón por la que estaba molesto con él.

—¿y que más hiciste México?.— pregunto uno de los príncipes más pequeños —cuando estabas buscando al jabalí por el bosque, debiste encontrarte animales raros ¿no?.

—bueno Colombia, no encontré más animales pero si encontré algo sorprendente.

—¿y que fue?.— pregunto el pequeño venezolano con emoción.

—¿que fue, que fue?.— Perú daba saltitos en su asiento esperando a que su hermano mayor respondiera a su pregunta.

El mexicano sonrió de forma algo cómica la cual hizo reír a los más pequeños, miro de un lado a otro como percatandose de que nadie a excepción de ellos pudiera escucharle.

—encontré el castillo del malvado mago China.— los más pequeños abrieron los ojos con impresión al escuchar las palabras de México.

—¿C-china? ¿el de la historia que nos cuenta Argentina?.— pregunto el boliviano, México sólo asintió con la cabeza mientras que una sonrisa algo aterradora aparecía en su rostro.

—¿como... C-como era?.— se animó a preguntar Venezuela.

—bueno, era un lugar oscuro y feo, los árboles y plantas estaban totalmente secas y muertas, todas menos un rosal endemoniado el cual tenía una boca escondida entre sus brotes y espinas.— movió sus manos asemejando la boca y los dientes de alguna bestia —luego encontré criaturas hechas de piedra las cuales salieron desde las entrañas de la tierra e intentaron acabar conmigo, pero les hice frente con mi espada y mi escudo.

Ahora todos los hermanos le miraban, sus caras eran de asombro pura, Argentina miro de reojo al chileno, ahora entendían porque el escudo del mexicano se encontraba casi roto y su espada estaba tan doblada, aparte de las heridas que el mayor tenía en todo su cuerpo.

—¡¿que pasó después?!.— Ecuador pregunto con emoción, quería saber qué le había pasado al mexicano.

—pues justo cuando aquellos malditos... Es decir.— se corrigió al ver el rostro que había puesto su padre al haber dicho una grosería frente de los menores —cuando aquellas criaturas estaban a punto de acabar conmigo, escuche a alguien llamándome.

—¿San Pedro?.— se burló Argentina.

—¿diosito?.— Chile también se burló.

México soltó un bufido molesto lo cual causó las risas de los otros dos.

—les pido que por favor no me interrumpan.— aclaro su garganta para así seguir con su relato —como decía, escuche a alguien llamándome así que gire mi mirada hacia una de las enormes torres del castillo en donde pude ver a un chico el cual me arrojó una cuerda, corrí hacia ella y trepe por  hacia donde estaba el chico.

Y así les resumió un poco su encuentro con aquel joven de cabellera blanca, pero se sentía algo incómodo al notar la mirada fija del pelirrojo el cual tenía una sonrisa la cual no le deba para nada confianza.

Una vez y terminaron de cenar, cada uno se fue a su respectiva habitación, todos menos él, quien se había quedado por petición de su padre.

México soltó un pesado suspiro, miro al español a los ojos esperando que esté comenzará a hablar.

—padre... ¿de que quieres hablar?.

Continuara...

"Erase una vez..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora