Es la segunda semana de noviembre del quinto año de Harry, cuando el celo aparece, el pequeño alfa se encontraba dormido cuando el fuerte aroma a limón y menta comienza a inundar toda la habitación ocasionando que sus compañeros despierten, en el subconsciente de Harry pasan imágenes de un cuerpo delgado cubierto con ropas negras, su cabello largo, lacio y negro, sus manos grandes y dedos largos, su piel pálida creando un hermoso contraste con la ropa oscura, sensación de suaves labios y jura sentir ese tenue olor a lavanda y jazmín.
Abre los ojos de repente, su cuerpo se siente caliente, está cubierto de sudor, su entrepierna duele como el infierno y su cerebro solo puede pensar en buscar a cierto Omega, mira alrededor y ve a sus compañeros parados en un rincón, se levanta con un poco de mareo de la cama y trata de ir a la puerta.
- Harry no puedes salir en ese estado - Ron trata de detenerlo - Harry solo puede gruñir en respuesta- la profesora Mcgonagall vendrá pronto.
Vuelve a insistir Ron, pero Harry lo ignora, lo empuja a un lado y sale del cuarto, camina por un rato, cuando es un poco consciente se da cuenta que sus pies lo han llevado hasta la mazmorras, camina unos cuantos metros más y está el laboratorio de pociones, una tenue luz sale de bajo de la puerta, cuando Harry se acerca y percibe ese aroma a jazmín y lavanda por más suave que sea el lo sabe, sabe que su Omega está detrás de esa puerta, sus feromonas están a punto de salir, pero alguien lo toma y el mareo de una aparición lo ataca.
- Todo estará bien Harry.
- Señor... - dice con sus dientes apretados.
- pasarás los siguientes días en esta habitación, hablaremos cuando tú celo termine - Albus habla.
- Omega - gruñe.
- Lo se Harry, hablaremos cuando todo pase. En la mesita hay unas pastillas para controlar el celo, te ayudará a que no sea muy doloroso. Me retiro.
Harry solo puede ver cómo el director abandona el cuarto, el calor que está sintiendo es insoportable, su pene reclama atención, la presión con la ropa interior lo hace mucho más doloroso, como puede se libera de toda su ropa, lo que trae un poco de alivio, se recuesta en la cama y comienza a masajear su pene, es muy grande la frustración pues su mano no es suficiente, pero es la única forma para pasar los siguientes tres días.
Severus está en la mesa de profesores con un poco de avena en su plato, se siente inquieto pues no ve a Harry por ninguna parte, no es hasta que van a la sala de profesores que sabe la razón de la ausencia.
- Tengo un pequeño anuncio - Albus se aclara la garganta y todos le prestan atención- Harry Potter se ausentará cuatro días de sus clases, ayer por la noche entro en su primer celo.
Ante esas palabras Severus siente que agua fría cae sobre el, sabe que cuando el alfa por fin entra en celo pueden ser capaces de reconocer a su pareja destinada y no puede permitirse que Harry se entere, no quiere ponerlo en peligro, necesita hacer algo para que ni un poco de su aroma se sienta o estará perdido, sus pociones ya son lo suficientemente más fuertes que las normales, solo tendrá que tomarlas con más frecuencia para evitar cualquier inconveniente.
Cinco días después Harry aparece en el gran comedor, Severus lo observa atentamente, puede ver cómo todos los omegas intentan acercarse, sus feromonas ahora son más fuertes, podría compararse con la miel y las abejas, las feromonas son la miel y las abejas son todos esos omegas. Severus no puede hacer nada más que apretar sus labios y seguir jugando con la fruta en el plato.
Harry puede ver a Severus quien se mira un poco más pálido de lo normal, cuando su celo termino tuvo una charla con Dumbledore, sabe que por el momento no pude unirse a Severus, no quiere poner su vida en riesgo si Voldemort llega a saber que es su destinado, por el momento Severus debe seguir pensando que Harry no sabe nada.