Nunca nadie imagino que llegara el día en que Harry sería un experto en pociones, pero en su sexto año en Hogwarts logró mejorar, literalmente de la noche a la mañana, Horace Slughorn quien decidió aceptar su antiguo puesto como profesor de pociones no deja de hablar del excelente alumno que es Harry, esto molesta un poco a Severus pues durante cinco años no logro sacar ese potencial que mágicamente tiene Potter.
Lo que los demás no saben es que Harry tiene un secreto, bueno sería mentira decir que nadie sabe, pues Ron, Hermione y Ginny, conocen muy bien el secreto detrás de la mejora en pociones, y es el bendito libro que perteneció aún tal príncipe mestizo, del cual Hermione no ha podido encontrar nada de información.
- Te lo digo Harry, debes dejar descansar ese libro por solo cinco minutos - Hermione expresa molesta.
- si amigo, ya ni siquiera pasas un rato agradable con nosotros, siempre estás con la nariz metida entre sus páginas, ya empiezas a parecerte a Hermione - Ron termina.
- Oye - Hermione le pega en el brazo.
- Es solo que tiene mucha información interesante, no solo con respecto a las pociones, también tiene algunos hechizos - Harry dice fascinado.
- Ni se te ocurra intentarlos - su amiga le advierte- no sabes cuál es su fin.
- No lo intentaré, lo prometo.
Por supuesto que Harry tendría que intentarlo en algún momento, pero luego encontrará la ocasión adecuada.
Severus se encuentra preparando sus clases, aún se siente un poco agotado, su celo fue hace tres días, ha sido complicado tenerlos, lo bueno es que el director se encarga de encontrarle excusas para decir a los alumnos y profesores, con el señor oscuro ha sido un poco más complicado, pero por el momento las cosas van bien, nadie sospecha nada. Prepara el material para los sextos años, tiene que admitir que extraña dar pociones, el preparar los ingredientes para cada clase, lo único bueno es que aún es el encargado de suministrar a la enfermería e incluso tiene algunos negocios exteriores.
Las clases del día van bien tanto para alfa y Omega, a la hora de la cena es Severus quien busca ese cabello alborotado, pero no está por ninguna parte, cuando casi la mitad de su comida ha sido ingerida, ve a Harry entrar al gran comedor junto a la Weasley menor, está tiene sus mejillas sonrojadas, sus labios un poco hinchados y sus ojos llorosos, Severus no quiere pensar mal, pero es inevitable, Harry no sabe que son destinados e incluso si lo supiera no está seguro de que el alfa lo aceptaría.
El Omega decide dejar lo que resta de su comida, se levanta furioso y todo el mundo puede notarlo, el gran comedor se queda en silencio ante la repentina furia de su profesor, todos preguntándose qué la ocasionó. Harry siente el impulso de ir tras el Omega y preguntarle qué le sucede, pero sabe que eso sería muy extraño, es difícil pasar por esto, pero agradece el tener a Hermione para compartir su secreto, aún no se lo dice Ron pues sabe que su amigo no se tomaría la noticia de la mejor forma.
- ¿Que le sucederá al profesor? - murmura Hermione.
- No lo sé - Harry contesta.
- ¿Crees que Voldemort lo haya llamado?
- Espero que no - dice preocupado.
- sabes que no tienes de que preocuparte, el profesor es alguien muy fuerte y sabe cómo defenderse.
- Me pone inquieto el imaginar que lo descubren, Voldemort no se quedaría de brazo cruzados al saber que uno de los que considera más fieles discípulos le haya visto la cara todo este tiempo.
- Relájate, tienes que ser positivo, Voldemort caerá y tú podrás trabajar en crear una relación con tú Omega.
- Eso es lo que más deseo...