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Un mes, un maldito mes sin que las cosas vayan bien, Severus ni siquiera sabe cómo puede continuar en pie, las pesadillas aparecen cada noche, los flashback de ese momento lo persiguen a cualquier hora del día, de pronto los ataques de ansiedad lo golpea fuertemente, y a todo eso se le suma que extraña a su alfa, los regalos se detuvieron hace un tiempo, por su puesto que sabe la razón, el alfa está respetando su espacio, pero era reconfortante recibir los pequeños detalles.

- Padrino...

Aunque Draco llama con voz suave ocasiona que Severus se sobresalté, últimamente cualquier cosa logra asustarlo.

- Lo siento te asusté

- Estoy bien Draco - dice cortante.

- La comida está lista, ven vamos a comer.

- Te dije que no tengo hambre.

- Por favor, come un poco, tu peso a bajado últimamente, me tienes preocupado.

- No debería estarlo, se los he dicho un millón de veces, estoy perfectamente bien - dice enojado.

Estos días todo lo irrita fácilmente, por supuesto que está agradecido porque su ahijado quiera cuidarlo, pero hay días en que se siente sofocado por esos cuidados.

- Por su puesto que no lo estás - Draco eleva un poco la voz- luces cansado, te asustas por todo, no quieres ver a mis padres, no comes y tus feromonas huelen a flores marchitas todo el tiempo.

- Draco, agradezco que te preocupes por mi, pero en ningún momento te lo he pedido, me siento bien, solo necesito que me dejes en paz

- Bien... Si eso es lo que quieres.

- Si, eso es lo que quiero, no tienes porqué venir cada día.

- Así lo haré, no te molestaré más

Severus solo puede soltar un suspiro y dejarse caer en el sofá, una vez que Draco se marchó por la red flu. Masaje su cabeza, con dificultad se levanta y va hasta el comedor, ve la mesa preparada, una punzada en su corazón, su Omega le reprocha por tratar así a su cachorro, que lo único que ha hecho es preocuparse por el, guarda todas las cosas, las comerá más tarde, por el momento necesita descansar un poco.

Está en su cama, pero lo único que hace esa dar vueltas en un intento por sentirse cómodo, por más que trata no puede conciliar el sueño, muchos pensamientos rondan en su cabeza, se recrimina por tratar mal a Draco, por haber tomado la decisión de ser mortífago, por aceptar la tarea de Albus, también por ser un mal Omega y desperdicio de ser humano, quizás todo estaría mejor si ya no existiera en este mundo; sin darse cuenta sus uñas han comenzado a pellizcar sus brazos, cuando siente el ardor de las pequeñas heridas dejadas encuentra una distracción de sus pensamientos.

Hermione se siente un poco cansada, los estudios la están consumiendo viva, pero todo el esfuerzo valdrá la pena al final, al llegar a casa solo quiere caer rendida en su cama, Draco es momento que está donde Severus siempre llega al anochecer, desde hace mes y medio que tomaron la decisión de vivir juntos en un pequeño apartamento, que amablemente los padres de ambos decidieron regalarles. Al salir del flu se sacude un poco y algo llama la atención pequeños sollozos provenientes desde el sofá, levanta su mirada y ahí está su pequeño Omega hecho una bolita.

- Draco, ¿Que sucede? - se acerca rápidamente, se sienta y acaricia la cabeza rubia.

Draco al sentir a su alfa junto a el, solo puede levantarse rápidamente y sentarse en el regazo de la castaña, escondiendo su cara en el cuello, buscando con su nariz la glándula de olor.

- Puedes contarme... ¿que sucedió?

- Mi padrino - empieza hablar sin alejarse del cuello- dijo que soy sofocante, yo solo quiero que esté bien, por eso quiero cuidarlo.

Mi Pequeño AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora