Debí haberme fijado antes...

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(Poner 18 de One Direction, o alguna canción lenta)

Hace un par de años... Lo recuerdo bien, disculpadme. Es la conmoción del recuerdo, supongo. Estaba yo sentado en mi lugar de siempre, en la fila del lado de la pared, en la parte del medio y con mi novia Cara al lado. Aún la campana no había sonado, pero a nosotros nos gustaba darnos una dotación de besos antes de que el profesor llegase. Estábamos dándonos el lote cuando eso pasó, aquello ocurrió después. Pero fue en ese preciso momento, cuando Cara intentaba profundizar el beso, en el que recordé que teníamos examen, y que no había estudiado. Me vi en la obligación de separarme de ella, y explicarle mi situación, pero ella se negaba a comprender que necesitaba ese ocho para poder aprobar el trimestre, así que se fue. Juro que la habría seguido, de no ser porque realmente quería aprobar. No fue hasta que después que Cara azotase la puerta, cuando todo quedó en silencio, que noté a una chica rubia, bastante bajita -O al menos eso parecía sentada-, rubia y gafas grandes. Estaba tarareando en voz alta y mirando el libro de Ciencias. Fue cuando me di cuenta de que estaba tratando de aprenderse la lección con una canción. Quise hacerle burla y reírme de su estúpida manera de hacer las cosas, pero recordé mi examen, para el cual yo tampoco había estudiado. Oliver, guarda silencio, que aún no he acabado. Es aquí cuando me dije: Debí haberme dado cuenta de que ella no era la única idiota antes de juzgar sus métodos de estudio.

Dos semanas después, Cara se negaba a perdonarme. Había compuesto un verso para ella, sabiendo que le encantan, y me había quedado en eso toda la noche. Razón por la cual iba tarde esa mañana. Iba corriendo por el pasillo y no me di cuenta de que otra persona estaba tan apurada como yo. Sí, había tropezado con la chica rara, que a la vez resbaló con su cuaderno y patinó dos metros antes de caerse. Sí, admito que me sentí bastante mal, pero al ver que ella se empezó a reír a carcajada limpia, comencé a reírme con ella. Quizás, debí haberme fijado antes de que la chica rara tenía una risa contagiosa.

Oliver, estate quieto, por favor. El baile de invierno estaba próximo, cuya temática era las chicas desabrigadas y los chicos abrigados, para que la pareja debiese permanecer abrazada toda la noche. Bastante original, si me preguntas. Cara no había querido aceptar mis disculpas, y yo no quería estar como perro rastrero detrás de ella. Ella ya había conseguido pareja de baile, y sin embargo yo no. Hacían dos semanas que se había anunciado y aún quedaba una para conseguirme una chica. Había preguntado a muchas, y todas ya estaban emparejadas. Fue cuando ella, la rubia bajita, se acercó y me invitó ella misma al evento. «También estoy sin pareja.» Dijo. « ¿Y si vienes conmigo?» Y acepté. Me pregunté a donde había olvidado mis pelotas. Hasta que me di cuenta de que las chicas también podían ser valientes y tener iniciativa. Quizás, debería haberme fijado antes.

¿Qué te he dicho sobre chuparte los dedos, Oliver? Atiende. El baile fue maravilloso. Cecilia, la chica rara con gafas, era una excelente compañía. Cuando derramó champán en mi camisa blanca, se preocupó tanto que vertió de la bebida en su vestido también. Me reí de ella y le aseguré que mi camisa no importaba. Luego la abracé más fuerte. Recuerdo que salimos afuera y la besé mientras nevaba. Cecilia tenía ojos claros preciosos. Quizás debí haberme dado cuenta antes de que, aunque fuese un poco rara, tenía un gran corazón. Y era bastante guapa.

¡Oliver, siéntate bien! Cecilia se convirtió en mi novia esa misma noche, y Cara estaba furiosa, parece que esperaba un poco más de mi parte. Tan linda y tan egoísta, una pena. Ahora que lo menciono, Cara intentó dejar en ridículo a mi novia frente a toda la escuela. Te explico. Cecilia adoraba pintar, y lo hacía maravillosamente. Inclusive tengo el retrato que hizo de mí... Debe estar por aquí ¿Cómo que no está? Bueno, luego lo busco. Ahora seguiré, Liv. Ella se inscribió en el concurso por un viaje a Paris, en el que participaría todo el instituto. Las pinturas serían expuestas a la semana siguiente. Ahí es cuando Cara trató de cambiar la pintura de mi novia por una obsesa. Melissa, la secretaria, la vio y me advirtió de aquello. Quizás, debí haberme dado cuenta antes de cómo era la persona con la cual salía. Por cierto, Cecilia perdió el concurso contra un chico. Hugo Wallace, creo que era su nombre.

Montañas RusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora