El secreto de la Luna y el Mar

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Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo existió sobre la faz de la tierra un joven apuesto, humilde... proveniente de una familia trabajadora, y del cual, la diosa Venus quedó perdidamente enamorada.

Venus descendió a la tierra para contemplar mejor la hermosura del joven, cada día lo veía trabajar, lo admiraba desde lejos... pero, después de tanto, fue valiente y le declaró su amor. El muchacho quedó impresionado al verla, y más al escuchar su confesión amorosa. Poco a poco el joven muchacho también se enamoró de ella, y de toda su belleza, por lo que comenzaron una relación y una vida juntos en la Tierra.

Todo iba tan perfecto entre ellos. Se amaban, se tenían el uno al otro; ¿qué más podían desear? ¡La vida de ambos era perfecta!


Júpiter, el padre de Venus, no aceptaba que su hija, la diosa del amor, hubiera denigrado y ofendido a toda su familia al fijarse en un simple y tonto mortal.

   Júpiter le habló a Venus a través de sueños, le dijo que se alejara del mortal o que la maldeciría por toda la eternidad. Venus hizo ningún caso a la amenaza de su padre, ¿acaso él no entendía nada de lo que ella sentía?  Por lo tanto, Júpiter intentó manipular al muchacho para ya no estar enamorado de Venus, pero todo fue en vano. El amor que se tenía el uno al otro era tan fuerte que ni el mismo Júpiter pudo hacer algo contra ello. Cuando dos seres se aman en verdad, no hay fuerza que pueda destruir eso.

   Júpiter no tenía más opciones en mente, entonces cumplió la amenaza que había hecho a su pequeña hija. Los maldijo a ambos; Venus fue convertida en la Luna, y al muchacho lo convirtió en el mar. 

   Los separó por completo. 
   Por eso al caer la noche, cuando la luna sale, la marea sube. El muchacho desea poder acariciar al amor de su vida, el cual le fue arrebatado. 
   Fue tan doloroso.

   Pero el amor entre ellos aún persiste, y harán todo, hasta donde sus posibilidades lleguen para estar juntos y no separarse jamás.

 El amor en sí, es precioso; y aunque suene raro el sigue ganando cada partida que se juega con el destino. Porque, no importa que camino elijas, siempre llegarás al mismo final. A veces cuando salgo de casa para ir de compras, en la calle o en el colegio; veo a parejas de chicos jóvenes y sonrío como una tonta al verlos, porque es simplemente bonito ver a la pareja felices sonreír como tontos enamorados.

Espero que os haya gustado esta leyenda, la verdad que no sé quién la escribió o de donde sale, pero igualmente quería compartirla con vosotros.

“No deberíamos pedir perdón por amar, ni tampoco arrepentirnos.”-f.h

Os deseo una dulce lectura.

XxLena

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