Capítulo 3

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Chloe bajó por el ascensor con Jackson, evitando mirarle a los ojos. Notaba fijamente los ojos de Jackson en ella, como si esperaba que en cualquier momento intentara tirarse otra vez por la ventana, o en ese momento en concreto, del ascensor.

Tirarse por la ventana... Chloe no quería tirarse por la ventana. Su cuerpo se movió por su propia cuenta. Ella no quería asomarse a la ventana, pero algo la empujó. Se cruzó de brazos y cerró los ojos mientras su mente intentaba darle una explicación a la sucedido.

No la encontró. Igual que nunca encontró la explicación a lo que le sucedió aquella noche en la que su madre murió. Su cuerpo se movió por instinto y la rabia la cegó. Desde entonces, Chloe desarrollo algunas habilidades vampíricas que no tenía hasta ahora. Un ejemplo eran los colmillos. 

Salían a su voluntad cuando ella quería. Traían bastantes ventajas: la gente se asustaba si veían sus colmillos y la sangre era aún más deliciosa. La carne tenía un toque más sabroso si primero succionaba todo el sabor con los colmillos.

Sin embargo, desde aquel día se había estado sintiendo muy rara. Sufría de constantes mareos y dolores de cabeza. Algo dentro de ella no estaba bien y ella lo sabía. Pero nadie conseguía encontrarle solución. Ningún médico vampiro, ninguno de los híbridos sabía el motivo por el cual aquello había pasado. Ni siquiera Cole, el híbrido más viejo, sabía porque.

Llegaron a la segunda planta y las puertas del ascensor se abrieron ante Chloe y Jackson. Salieron al pasillo y caminaron hasta la sala del Senado donde les esperaba una sesión del consejo agotadora. Una vez llegaron ante las dos grandes puertas de la sala, Chloe recibió un pinchazo muy fuerte en la cabeza que la hizo soltar un gemido de dolor. Jackson a su lado se dio cuenta y le puso una mano en el hombro.

"Mátalo" dijo una voz en su cabeza y Chloe cerró los ojos fuertemente. 

"Mátalo" decía la voz en su cabeza.

"MÁTALO" gritaba la voz en su cabeza.

—CHLOE—gritó una voz sacudiéndola. Chloe abrió los ojos y se encontró con los ojos preocupados de Thomas mirándole—. ¿Cariño qué pasa?

Chloe no dijo nada. La voz en su cabeza se había ido y únicamente quedaban restos del pinchazo enorme que había recibido. Miró a Thomas y luego notó como dos brazos la ponían de pie. Chloe miró a su lado y vio como Jackson la levantaba del suelo con ojos preocupados.

—Me ha dado un fuerte dolor de cabeza—dijo Chloe—. Ha sido espantoso.

—¿Espantoso?—dijo Jackson—. Parecía que te estaban torturando.

Chloe se lanzó a los brazos de Thomas y éste la abrazaron fuertemente. Algo extraño le pasaba desde aquel fatídico día y cada vez iba a más. Cerró los ojos y aspiró el aroma de su novio. Sin embargo, todo su cuerpo empezó a tambalearse.

—Me encuentro muy mareada—dijo Chloe.

—Voy a decirle a su padre que se encuentra mal y que necesita descansar—dijo Jackson pero en ese momento, Howard apareció delante de ellos—. Pues ya no hace falta.

—He oído gritos—dijo Howard acercándose a los tres chicos—. ¿Qué ha pasado?

Chloe se separó de los brazos de Thomas y miró a su padre a los ojos. Sus ojos rojos mostraban una clara preocupación por su hija. Se podría decir que después de perder a su amada, se había vuelto aún más protector con su hija.

—Me ha dado un fuerte dolor de cabeza y estoy mareada—dijo Chloe.

—Vete a dormir un poco—le dijo Howard mientras fulminaba con la mirada a Thomas—. Jackson llévala. Quiero hablar con Thomas un momento.

—Un placer conocerte—le dijo Jackson a Thomas mientras cogía del brazo a Chloe y se la llevaba al ascensor—. Llevaré flores a tu tumba amigo.

Jackson y Chloe subieron en el ascensor y se dirigieron al apartamento de Chloe. Una vez llegaron, Chloe le dijo que se fuera y se encaminó sola a su habitación. Una vez dentro, se dejó caer contra la puerta y respiró fuertemente.

¿Qué era aquella voz? ¿Acaso se estaba volviendo loca? ¿De qué querría hablar su padre con Thomas?

Pensando que no conseguiría nada sentada en el suelo comiéndose la cabeza, se levantó y se metió en su cama sin quitarse la ropa. Se arropó hasta el cuello y se quedó dormida.


La GobernadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora