Capítulo 6

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Chloe gritó con todas sus fuerzas mientras veía los ojos sin vida de la pobre chica. Se llevó una mano a la boca y vio como el hombre encapuchado agarraba a una pequeña niña que pasaba junto a su madre y salía corriendo detrás de ella.

Chloe no se lo pensó y salió corriendo detrás de aquel hombre. Era un asesino y un secuestrador y notaba dentro de ella que él era el causante de las voces en su cabeza y sus pensamientos. Ignoró los gritos de sus amigos y salió corriendo detrás de ese hombre.

Esquivó el cadáver del suelo y corrió detrás de aquel hombre sin mirar hacia ningún lado. No quería perder el contacto visual. Corrió esquivando bancos y personas mientras miraba fijamente como el hombre corría con la niña agarrada como un saco de patatas. La niña gritaba pero absolutamente nadie se paraba a ayudar.

Chloe siguió corriendo notando el aire contra su cara y los latidos de su corazón en su oreja. Respirando fuertemente pensó en como haría para poder detener a ese hombre y hacerle pagar por sus crímenes.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el hombre se perdió en una zona industrial apartada. La luz de la luna iluminaba las diferentes fábricas y Chloe agudizó su oído para poder encontrar una pista de dónde estaba el hombre y la niña.

No había ningún ruido salvo los perros que ladraban en la lejanía. Chloe miró las fabricas y vio como todas las ventanas estaban completamente a oscuras. Los trabajadores ya se habían ido a sus casas y se encontraba completamente sola, rodeada de edificios de metal con ventanas anchas.

Chloe se acercó a una de las fábricas que tenía a su derecha y apoyó su cabeza contra el cristal con la esperanza de poder ver en el interior. Una imagen borrosa de varias máquinas apareció en su campo de visión pero ni rastro del hombre o la niña.

Chloe intentó con otra fábrica pero la imagen se repitió. No había ni rastro de ninguna niña ni de ningún hombre. Enfadada y nerviosa, probó con todas las fábricas de la zona hasta que en una de las últimas una figura de pequeño tamaño apareció.

Chloe intentó abrir la puerta pero se encontraba cerrada con llave y se preguntó como habría podido entrar ahí. Rodeó el edificio buscando alguna puerta trasera pero lo único que encontró fueron unas escaleras que llevaban hacia el tejado. Sin pensarlo, subió las escaleras e ignorando que quizás estaba cometiendo algo ilegal, llegó hasta el tejado dónde se encontró con un techo en mal estado. Se puso de pie y encontró una pequeña trampilla de metal que sin duda llevaba al interior.

Chloe avanzó hasta ella cuándo de repente, un águila se paró enfrente de ella y empezó a picarle las manos y los brazos. Chloe gritó y gritó el doble cuando se dio cuenta de que estaba dos centímetros de caer varios metros hacia abajo. Chloe miró el águila y la reconoció como el águila de su padre que tantas veces le había salvado.

—Casi me matas—le dijo Chloe al águila—. Me he tirado hacía atrás del susto.

Chloe se tiró hacia atrás e ignorando al águila, abrió la trampilla con una patada y entró en la fábrica. Sus pies aterrizaron en una pequeña oficina con un escritorio y varias estanterías de metal. Choe salió de la oficina y bajó rápidamente las escaleras hacia la parte de abajo dónde había visto las sombras.

Una vez abajo del todo se encontró con una sala enorme vacía. La luz de la luna que entraba por la ventana iluminaba la habitación pero Chloe lo veía todo perfectamente sin necesidad de ninguna luz. El suelo de madera de la fabrica contenía muchos arañazos enormes, como si fueran de una bestia enorme. Chloe tragó saliva y se arrodilló frente a ellos.

Eran profundos y Chloe notó como algo rojo salía de ellos. Tocó suavemente las marcas y notó como algo líquido le mojaba los dedos. Chloe lo reconoció enseguida: era sangre.

La GobernadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora