Capítulo 38

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Rose respiraba profundamente con una olla de metal en las manos. Tenía varios cortes y magulladuras por toda la cara y temblaba. Estaba empapada de pies a cabeza. En el momento en que Cole cayó al suelo, Rose soltó la olla y cogió del brazo a Chloe.

—Vamos no tenemos mucho tiempo—dijo arrastrándola mientras salían corriendo de la cocina por el pasillo por el que Chloe había ido hacía allí—. Cole se despertará en breves. Hay que irse.

Chloe intentó pararse en seco pero un quejido de Cole a sus espaldas, le hizo cambiar de idea. Se soltó de Rose pero corrió a su lado mientras pensaba en como saldrían de ese continente, y de ese edificio.

La respuesta no tardo en llegar. Rose y Chloe llegaron enfrente de la puerta principal y Rose la mandó a volar con su magia. Un frío helado entró por la puerta y una fuerte lluvia empezó a mojar a Chloe de pies a cabeza.

—Hay tormenta—dijo Rose mientras salía del edificio con rapidez con Chloe tras sus pasos. La lluvia caía encima de ellas y les dificultaba la visión. Varios relámpagos empezaron a sonar y un frío glaciar empezaba a penetrar en el cuerpo de las dos muchachas—. Usémosla para despistar a Cole.

Rose agarró a Chloe de la mano y corrió junto a ella hacia el centro de la ciudad. Corrieron sin parar mientras procuraban no caerse por la intensa lluvia. Corrieron enfrente de varias tiendas ya cerradas y de algunos bares que aún seguían trabajando. Una vez llegaron al centro, un cúmulo de personas las hizo parar. 

Eran muchas personas de todas las edades. Algunos llevaban paraguas y otros se tapaban con sus abrigos. Estaban de espaldas a las dos chicas por lo que Rose y Chloe intentaron colarse por un lateral. La multitud hablaba sin parar entre sí. Chloe y Rose se dieron cuenta al llegar hacia las primeras filas que todos estaban mirando una figura negra en el suelo. Rose se acercó lentamente a la figura y la examinó. Tras varios segundos se apartó.

—CORRED—gritó y entonces la gran figura negra se alzó. Era una de esas bestias "vampiro" que había visto Chloe antes.

La bestia gritó fuertemente y la multitud empezó a  chillar y huir. Los llantos de los niños y los gritos de los adultos, fueron casi sofocados por los chillidos de otras bestias que empezaron a aparecer sin parar. Rose lanzó una bola de fuego a una de esas bestias y tiró de Chloe para empezar a correr calle abajo.

Ambas chicas corrieron lo máximo que pudieron esquivando a todas las personas que corrían sin saber dónde ir. El olor a sangre empezó a inundar las fosas nasales de Chloe y Rose aceleró el paso cuando empezó a escuchar el sonido que hacían las garras de las bestias en el asfalto.  Corrieron por la calle principal pero se desviaron cuando vieron a lo lejos figuras negras volando hacia el puerto.

—Van al puerto—dijo Rose—. Tenemos que llegar ya.

Su respiración era rápida y estaba tiritando de frío. Chloe estaba herida y adolorida y no veía como llegar antes que esos bichos.

—Ya sé—dijo Rose—. Corre.

Rose corrió hacia la derecha y Chloe corrió detrás de ella. No entendía que hacía Rose ayudándola pero en esos momentos no importaba tampoco demasiado. A fin de cuentas, no todos los días un grupo de bestias vampiro estaban intentando masacrar a una población entera mientras un loco psicópata intenta secuestrarte para que vivas con él.

Ambas corrieron varios minutos hasta que de pronto salieron en un pequeño barrio que a Chloe le resultó familiar. Las casas tenían las persianas bajadas pero aún había algún que otro comercio abierto, por lo que entendió que aún no se habían dado cuenta del ataque. Rose caminó por la calle, esquivando los charcos de agua que se formaban en la acerca, y llegó hasta enfrente de un bar de aspecto lúgubre.

—¿Qué hacemos aquí?—preguntó Chloe una vez reconoció el edificio—. No te ofendas pero no pienso entrar aquí otra vez.

—El Buitre sin Cabeza tiene una entrada a las cloacas—dijo Rose—. Es la forma más rápida de llegar a la playa y ahí al puerto. Si vamos por medio de la ciudad seremos la comida de los "Jilayla".

Chloe estuvo tentada a preguntar si aquel era el nombre de las bestias cuando un chillido inundó el cielo. Chloe asintió con la cabeza y suspiró antes de abrir la puerta:

—Otra vez aquí—murmuró Chloe—. Si es que no avanzo en la vida...


La GobernadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora