Capítulo 24

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Jackson se tensó y Chloe a su lado dio un paso hacia atrás en el momento en que Félix se lanzó contra ellos. Sin embargo, no llegó a los barrotes de la celda. Los grilletes de la celda impidieron que Félix saltara sobre sus cuellos. 

Félix gruñó y se dejó caer contra la pared. Los grilletes emitieron un sonido metálico fuerte y se quedaron firmes contra la pared. Ambos híbridos detectaron un pequeño olor a sangre y se fijaron en que de las muñecas de Félix bajaba un pequeño hilito de sangre.

—Hemos venido a hablar—dijo Chloe firmemente pero aún notando la rabia en su interior.

—Habla por ti— le cortó Jackson—. Yo pienso ahorcarlo.

—¿Tú y cuántos más?—escupió Félix.

Jackson se lanzó contra los barrotes y Chloe rápidamente le sujetó por los brazos. Si querían hablar con él era importante que los guardas no les sacaran de ahí. Jackson forcejeó bastante mientras insultaba a diestro y siniestro y únicamente paró cuando uno de los guardias se acercó a ellos con un rostro enfadado. Jackson se cruzó de brazos y Chloe le dirigió una mirada de disculpa al guardia.

—¿Por qué lo hiciste?—preguntó Chloe yendo directa al grano.

Félix empezó a reírse a carcajadas lo que produjo que Jackson se lanzara de nuevo contra los barrotes. Chloe tensó la mandíbula y respiró profundamente para no unirse a su amigo.

—¿Qué?—preguntó Félix mientras se secaba las lágrimas producidas por la risa de la cara.

—No te comportes más idiota de lo que eres—soltó Jackson—. ¿Por qué hiciste todo eso?

Félix se serenó y se levantó hasta quedarse de pie. Los grilletes sonaron fuertemente y Chloe rezó para que pudieran contenerle pase lo que pase.

—Todo comenzó una soleada tarde de primavera—empezó Félix—. Tenía cuatro años. Estaba en casa, jugando con una pequeña pelota...

—No me cuentes tu vida—soltó Jackson.

—Era mi único juguete—siguió Félix ignorándolo—. Mi madre se acercó a mí y se sentó a mi lado para jugar. Jugamos juntos hasta que se puso el sol. Entonces, una vez la oscuridad cayó sobre nuestra casa, mi padre apareció. Estaba furioso. Había tenido un mal día en el trabajo. Se desquitó con mi madre primero: la golpeó y la dejó inconsciente en el suelo. Al ser él un vampiro y mi madre una humana, el golpe fue bastante severo. Luego se desquitó conmigo: me pegó y finalmente me pinchó la pelota. 

Félix calló un momento pero prosiguió:

—Esa noche lloré a mares. Había perdido el único bien preciado para mí. Así que lloré y lloré hasta que provoqué una grieta en el suelo. Asustado, me escondí debajo de la cama y cuando mi padre llegó, recé para que no me encontrara.

Jackson intentó abrir la boca pero Chloe se lo impidió.

—Mi sorpresa fue, que mi padre abrió los ojos tanto como pudo y me felicitó. Me dijo que por fin había realizado algo de lo que él estaba orgulloso. Me arropó en la cama y me prometió que al día siguiente me entrenaría para lograr ser cómo él. Y así fue, me pasó varios años de mi vida entrenando como un loco.

Félix se volvió a quedar callado y bajó el tono de voz:

—Todo fue bien durante varios meses hasta que una noche mi padre volvió muy enfadado a casa. Y otra vez, se desquitó con mi madre. Sin embargo, esa vez se excedió. Mató a mi madre cuando se cayó al suelo de una bofetada. Le había golpeado tan fuerte que le había roto un diente.

Chloe se llevó las manos a la boca y Jackson se quedó tenso mirando a Félix.

—Yo tenía 18 años. A pesar de ser mayor yo sabía que no era rival para mi padre. Aún así salté encima de él e intenté matarle. Él me dio una paliza que me dejó en cama varios meses. Una vez me recupere, hui de casa mientras juraba por mi madre que destruiría a todos los vampiros existentes. Después de eso, sólo recuerdo vagar por las calles y un gran golpe en la cabeza. Al despertar, me vi atado a una camilla y a Jackson y los demás a mi lado. 

Félix paró de hablar y nadie dijo nada durante varios minutos hasta que Jackson explotó.

—¿PERO QUE GILIPOLLEZ ES ESA?—gritó Jackson—. LOS VAMPIROS NO SON LA CAUSA DE QUE TU MADRE MURIERA. FUE TU PADRE.

—Todos los vampiros han sido iguales—respondió Félix sin alterarse—. Mostrando su grandeza. Tratándonos inferiormente. Ellos son una plaga. Y debo exterminarlos. 

—¿Y por eso has matado a toda esa gente inocente?—estalló Chloe apretando fuertemente los puños—. ¿Crees que eso es lo justo? 

Félix susurró algo casi inaudible para los híbridos.

—Yo pienso que eres un maldito cobarde—soltó Jackson—. Eres un cobarde y un asesino y te mereces la condena que te darán.

Mataré por ti padre—susurró Félix.

—UN IMBÉCIL COBARDE—gritó Jackson aporreando los barrotes.

Lucha—susurró Félix ignorando los gritos de Jackson.

—Chloe di algo tú mientras pienso—soltó Jackson pasándose una mano por el pelo.

Tatakae—susurraba Félix.

—Eres un asco de persona—soltó Chloe—. Gente ha sufrido por tu culpa. Lo que hizo tu padre fue horrible pero eso no te da derecho a provocarle ese dolor a tantas personas. Vidas inocentes se perdieron esa noche. Ahora respóndeme: ¿Por qué intentaste hacerme daño? ¿Por qué intentaste matarme?

Félix dejó de susurrar y se acercó hacia los híbridos. Sus pasos eran lentos pero uniformes y su mirada seguía igual de oscura. Cuando no pudo acercarse más, Félix la examinó con la mirada antes de responder.

—Eres mi reina—soltó con veneno en la voz—. Me partiste el corazón. Así que si yo no puedo tenerte, nadie más lo hará.

Chloe se quedó sin habla pero no apartó la vista de Félix. Sin duda, aquel no era el chico que había conocido años atrás. Chloe se apartó y se encaminó hacía la salida. Jackson la siguió y cogieron el ascensor en silencio. 

Una vez Jackson estuvo en su apartamento, se apoyó contra la pared de su habitación.

—Alto tóxico—susurró mientras se quitaba la camiseta del pijama para irse a la ducha.



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