Extra: Experimento Aurora

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Sus pasos resonaban en la oscuridad. No había ninguna luz pero tampoco la necesitaba. Ser el monstruo que era le daba esa cierta ventaja. Caminó lentamente por esos oscuros pasillos siguiendo sus recuerdos. 

Al fin y al cabo era lo único que le quedaba. Su padre estaba muerto. Un alivio para él. 

Saltó en la oscuridad y cayó hasta aterrizar en el suelo. Una sustancia pegajosa se le pegó en los pantalones e hizo una mueca. Se sacudió los pantalones y siguió caminando guiándose por los gruñidos que le acompañaban y una pequeña luz al final. Apartó de una patada a una pequeña criatura que se le aferró al pantalón y siguió su camino.

No tardó en llegar a su destino: el Nido.


¿Padre?preguntó un niño pequeño con el cabello casi tan blanco como los antiguos sabios mientras se escondía detrás de su progenitor—. ¿Padre, que es esto?

La vista del niño se fijaba en aquello que tenía metros delante suyo. Una bestia enorme con enormes colmillos. Estaba en el suelo respirando con dificultad mientras intentaba ponerse de pie. Un gran charco rojo brillaba en el suelo y el pequeño se fijó en que a su lado había una mujer que él conocía.

Su madre.

¿Mami?preguntó el pequeño intentando acercarse—. ¿Estás bien? ¿Quieres que te dé un besito de curación?

—ALEJATÉ MONSTRUO—gritó la mujer mientras se retorcía de dolor—. JAMÁS DEBISTE HABER NACIDO.

El pequeño volvió a esconderse detrás de su padre y empezó a llorar. Siempre le gritaba. Todos le gritaban. No podía jugar con nadie porque todos huían de él. ¿Por qué? Él no recordaba hacer nada malo...

Su padre le cogió fuertemente del brazo y lo empujó delante de él. El pequeño aguantó un pequeño grito de dolor. Era mejor no quejarse delante de su padre.

Voy a enseñarte lo que he estado escondiendo durante añosdijo su padre mientras lo arrastraba metros delante de él. El pequeño empezó a forcejear y llorar pero su padre lo tiró al suelo. El pequeño empezó a llorar y su padre lo cogió del cuello de la camiseta.

—Dr. Racksot—dijo la voz de su padre—. Por favor proceda.


Cole caminó hasta el ordenador que había en esa sala y tecleó unas letras. Pocos segundos después un montón de archivos encriptados aparecieron en pantalla. Rebuscó hasta que encontró el que quería.

"Experimento Aurora: Fase 1"

"Día 1: El Krogan se resiste a morir. A pesar de que le hemos arrancado los colmillos, sigue luchando por su vida. Intenta huir de nosotros. Es una presa ante un gran depredador"

"Día 2: La humana está en coma. Intentamos mantenerla con vida. No hay más progresos".

"Día 45: Por fin el Krogan el muerto. Ha costado muchos hombres pero finalmente se ha rendido. Ha sido un espectáculo digno de ver. Se ha refugiado detrás de una niña humana. ¿Que buscaba? ¿Protección?"

"Día 50: La operación ha sido un éxito a pesar de que necesitamos acabar de pulir algunos detalles. Los nigromantes están exhaustos. Mutar de un Krogan a una criatura nueva debe ser una ardua tarea, sobretodo si debes transferir la mente del humano a su cuerpo".

Cole tiró el ordenador al suelo provocando que la pantalla explotara. Se acercó al enorme recipiente en forma de tubo que había a su lado y miró dentro: una criatura extraña estaba envuelta en un líquido verde asqueroso.

—¿Que mierdas hacías padre?—preguntó en voz alta.

—Llevar al mundo a su autentico lugar—dijo una voz a su espalda y Cole se giró. Era aquel hombre que había visto de pequeño cuando intentaba huir de esa pesadilla—. Usted, más que nadie debería saber lo que quería.

Cole le miró fijamente al doctor y giró su vista hacia esos experimentos. 

—¿Eres prescindible?—preguntó Cole con voz fría pero se respondió a sí mismo—. Sí.

El doctor no pudo abrir la boca. Su cuerpo cayó inerte al suelo después que Cole le rompiera el cuello.

—Todo lo relacionado con mi padre debe morir—dijo—. Todos menos esto—fijó su vista en la criatura y sacó el teléfono de su bolsillo. Había llegado al otro continente hace poco más de un mes. Había conocido a la gente adecuada. Más bien... buscado. Marcó un número y se llevó el móvil a la oreja.

—¿Rose?—dijo Cole—. Ven aquí. Ahora.

Colgó el teléfono y justo volvió a sonar. Era una llamada de Lily. Rodó los ojos y dejó que sonará. Entonces entró una llamada diferente,

—Hola Chloe—dijo con una sonrisa mientras caminaba hacia la salida—. Oh, estoy bien. Ayudando a Félix a integrarse. Ya sabes... dar órdenes cansa. Claro... nos vemos el sábado. Aprovechemos ahora que podemos.



La GobernadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora