Capítulo 28

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Era un día triste. El sol estaba oculto tras un montón de nubes grises que anunciaban que pronto la lluvia caería. Soplaba un viento muy débil pero fresco que movía suavemente las hojas de los árboles.

Hoy era lunes. 

El peor día de la semana. El día de vuelta a la rutina. El primer día de siete. El día más agotador. El día que todo el mundo odia.

Y el día de la ejecución de Félix.

Chloe cerró la cortina de su habitación y se dirigió a su cama. Plegada en la cama había una capa negra con el símbolo del continente. Chloe la cogió con suavidad y se la colocó enfrente del espejo.

Era una capa distinta a lo que había pensado. No era pesada. Era muy ligera. La tela era suave y le llegaba a la zona de las caderas por lo que no tenía que preocuparse por ir pisándosela. El símbolo dorado del continente, un pájaro con las alas abiertas, contrastaba enormemente en la tela negra.

De igual forma, la capa contrastaba enormemente con el vestido blanco que llevaba. Chloe no sabía quién lo había confeccionado. Tampoco quería saberlo. Estaba deseando quitárselo. Aunque tenía que reconocer que era un muy buen trabajo:  era un vestido estilo princesa pero corto. Pequeños detalles en dorado adornaban las mangas largas y brillaban junto a su pelo recogido en una pequeña coleta.

Chloe se puso sus zapatillas y salió de su habitación. Sabía que su padre la regañaría por no ponerse los zapatos adecuados pero ese día ya iba a ser una enorme mierda como para preocuparse por unos malditos zapatos. 

En la puerta del ascensor se encontró con Jackson. Llevaba unos pantalones de traje negros con una chaqueta negra con el mismo símbolo que el de Chloe en la parte trasera. Una camiseta blanca se asomaba ligeramente por debajo.

—Mira que fea estás—dijo sin humor.

—Gracias—respondió Chloe.

Ambos entraron en el ascensor y bajaron hasta la planta baja del Palace. La ejecución, lamentablemente, sería efectuada en una de las salas médicas del Palace. Consistía en una pequeña inyección intravenosa que te hacía sentir somnoliento hasta que finalmente te dormías pero nunca despertabas.

Parecía una opción muy pacífica comparada con la que propuso su padre: ahorcarlo. O incluso aún más pacífica que la que propuso el abuelo de Chloe: colgarle de los huevos.

El ascensor llegó hasta la planta baja y Jackson y Chloe caminaron hasta una sala alejada de la recepción. Los pasillos estaban desiertos y Chloe se preguntó si esa noche sería capaz de dormir después de presenciar lo que pasaría después. En pocos segundos, llegaron hasta dos grandes puertas dobles con la palabra "Enfermería" escrita en un costado. Jackson le cogió la mano a Chloe y juntos entraron en esa sala.

Lo primero que pensó Chloe en el momento en el que entró, fue la manera de salir corriendo. Habían convertido la enfermería (una sala con varias camillas) en una sala con una única camilla en el centro con Félix postrado en ella. A ambos lados de la sala habían sillas y un equipo de televisión que retransmitiría la ejecución en directo.

Chloe sintió ganas de vomitar.

¿Cómo podían retransmitir eso? ¿Cómo podían permitir que la gente viera eso? Ya era suficientemente horrible el asunto.

Howard se acercó a su hija y se la llevó enfrente de una de las cámaras mientras le decía que debería decir algunas palabras en honor a los caídos. Chloe casi rompió a llorar cuando se dio cuenta de la situación. 

No quería eso.

Quería huir. Quería irse.

—Papa no me hagas esto—suplicó con voz llorosa—. No quiero hablar. Solo quiero que todo esto acabe—miró a Félix, dormido, en la camilla—. Acabemos con todo ya.

La GobernadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora