LONG STORY SHORT! | 𝕷𝖔𝖓𝖌 𝖘𝖙𝖔𝖗𝖞 𝖘𝖍𝖔𝖗𝖙, 𝖎𝖙 𝖜𝖆𝖘 𝖙𝖍𝖊 𝖜𝖗𝖔𝖓𝖌 𝖌𝖚𝖞
LGL - Entre una série de extraños eventos, Marlene empieza a darse cuenta que la pareja popular no era tan perfecta y igual como aparentaban. Marlene Richmond s...
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SABÍA QUE MAÑANA TENÍA exámenes y que debería estar estudiando. Pero siendo sincera con ella misma, aprovechar la tranquilidad que se le ofrecía para poder leer su comic de x-men tranquilamente tenía más relevancia.
Esa tranquilidad se rompió en cuanto su hermano mellizo entró a su habitación, estaba al teléfono y parecía emocionado.
—¡No te lo vas a creer Marly! —exclamó.—¡Stiles dice que hay medio cadáver en el bosque!
—Perdona, ¿medio cadáver? —frunció el ceño confundida.
—¡Sí! ¿A que mola? ¿Te vienes? Vamos a buscarlo
—¿Por qué querría ir a buscar un cadáver en medio del bosque y a estas horas de la noche? —puntualizó.
—Eh, ¿porqué es emocionante? —respondió obvio Marcus.
—Estáis llamando a gritos a los asesinos en serie. —bromeó.
Marcus puso el altavoz y escuchó la voz de Stiles a través del aparato electrónico.
—¡Aburrida! —dijo alargando la i.—Mañana cuando te contemos nuestros descubrimientos te arrepentirás de tu decisión.
—¿Y porque a ella no la obligas a venir como a mi? —exclamó Scott indicando.
—¡No me seas quejica! Hey, Marcus, en dos estamos en la esquina.
—Hasta ahora. —colgó.—¿Segura que no vienes?
—Ninguno de vosotros debería ir. Estamos hablando de un cadáver. ¿Y si la persona culpable vuelve allí?
—Ves muchas series, Marly. Te veo luego
Marlene negó cuando el joven salió de su cuarto rápidamente y volvió la vista a su comic. Se pasó un buen rato sumergiéndose entre las paginas e imaginado un mundo nuevo.
Hasta que el olor a quemado llegó hasta la puerta de su habitación. Oh no, su padre estaba intentando cocinar.
La chica fue hasta la cocina y vio a su padre sacando la bandeja de pizza del horno. Por razones obvias, esta no estaba nada comestible.
—Bueno, al menos lo he intentado. —suspiró Steve con una mano en la cadera. Seguidamente tachó pizza de la lista "cosas que puedo cocinar".
—La próxima vez llámame. —suplicó mirando al adulto.
—Lo siento, —sonrió con nostalgia.— quería intentarlo por mi cuenta. Es que tu madre no me dejaba ni tocar un fogón.
