-Necesitamos hablar-fue lo primero que le escuché decir.
Rápidamente mi cuerpo se puso en un estado de tensión absoluta y al observar a mis amigos pude ver como todos los semblantes habían cambiado. Serios, inexpresivos y distantes. No lo comprendía. Si hasta hacía cinco segundos no pasaba nada.
Pero, al parecer con la llegada de Harry todo cambiaba y lo veía como un mal presagio. Señal de problemas con P mayúscula.
Me volteé con lentitud a mirarle. Llevaba su cabello rubio desordenado, los ojos estaban tapados por unas gafas negras extraoscuras pero apostaría a que estaban tremendamente rojos y ojerosos debido a la noche de ayer. Su vestimenta era como de costumbre. Parecía un enterrador con aquel traje negro de diseñador. No obstante, era un enterrador demasiado guapo para mi gusto.
Establecí contacto visual y puse una expresión muy parecida a la de mis amigos para que debajo del caparazón no pudiera ver lo que realmente sentía, aquellos miedos e inseguridadades en los que tanto me empeñaba por ocultar de él.
-No creo que haya nada sobre lo que hablar. Si mal no recuerdo, el trato fue de una noche-traté de sonar dura y en ese instante me sentí un poco mal ya que al parecer había funcionado y logré avistar una mirada de dolor que rápidamente fue reemplazada por un enfado contenido.
Lo entendía pero no podía evitar pensar en lo tan malditamente bipolar que era por lo que volteé los ojos y si era posible esto hizo que se enfadara aún más.
-¿Con qué esas tenemos?, perfecto. Pronto tendrás noticias bomboncito- dijo con una sonrisa de medio lado que a pesar de ser sexy hizo que un frío se estableciera en mi interior. Ya que, de esa sonrisita no podía esperar nada bueno.
Solo podía rezar porque no fuera tan malo. Porque definitivamente, bueno era lo menos que podría esperar.
Lo observé marcharse con sus manos cerradas en puños y su paso muy acelerado. Me había quedado con muchas cosas por dentro pero a pesar de todo sabía que nunca podría soltarlas.
-¿Ahora ya no le gustan los niños? -fue la primera pregunta que les hice a mis amigos para salir de tensión ya que en definitiva. Así saciaba mi curiosidad ya que tiempo atrás cuando me había encontrado con que el local había sido totalmente reformado muchas interrogantes habían surgido en mi interior. Lo que nunca hubiese esperado era que todos los cambios se debían a él. El nuevo dueño del AFI, Harry.
-Luego de que te fuiste Harry sentía mucha presión. Todo comenzó a cambiar para él. Le impusieron más tareas reales y fue dejando atrás muchas cosas-trató de explicar Dexa aunque ambas sabíamos que en realidad, esta no era una respuesta de las que aplacaban dudas ya que la verdad era que en este asunto nada tenía mucha lógica.
-Eso no explica nada Dexa-respondí, no obstante respiré y me permití dejar la tensión por un pequeñísimo instante.
-Es como si de pronto el Harry que yo conocí se hubiese esfumado y uno nuevo con las características que el otro aborrecía aparece en su lugar y lo que es peor, se empeña en causarme problemas.
-Deberías calmarte un poco - habla Nicoletta con delicadeza, como si tuviera miedo a que en cualquier momento pudiera estallar.
Respiré hondo. Debía serenarme por el bien de todos ya que a fin de cuentas no haría nada con ponerme mal. La situación seguiría igual, la noche de ayer no se borraría y la amenaza de la reina seguiría latente.
-Tienes razón- admití con un hondo suspiro y mis amigos, según pude ver, lograron relajarse luego de que yo lo hiciera.
Era como si en sí todos estuvieran conteniendo algo. Algo que yo no comprendía y que en ese momento ni si quiera me molesté en comprender.
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Una princesa para el príncipe
RomanceAva Tracey sueña con ser la elegida. Desde pequeña ha suspirado por Harry, su mejor amigo. El chico malo, el playboy y el príncipe. Pero sabe que eso es simplemente imposible ya que el solo la ve como una hermanita además de que no está a su altura...